Por el placer de dar a luzEntrevista a Vicky Seguí, especialista en preparación para el parto y el puerperio 
La propuesta de Vicky Seguí es un trabajo que reúne aspectos físicos, psíquicos y emocionales que buscan algo aparentemente espontáneo pero no siempre posible: que la mujer disfrute de su embarazo. Profesora de Educación Física, mamá de 2 hijos -ya grandes-, asegura que el mejor piropo que puede recibir es que le digan "Vicky, madre de madres" y que ha dedicado su vida profesional entera, con mucha pasión, a acompañar a otras mujeres -y también a sus parejas- a transitar ese camino maravilloso pero a veces no tan sencillo que implica traer un hijo a este mundo. La idea es que la mujer se sienta capaz -comenta-. El parto es un hecho fisiológico, pero la creciente medicalización del tema hace que nos olvidemos de ésto. Primero, tiene que confiar en ella misma
¿Cuáles son los miedos más habituales de la futura mamá? La futura mamá tiene miedo al dolor del parto, que es miedo a lo desconocido. La primeriza no transitó por esta experiencia. También hay miedo a lo que se va a enfrentar después, al puerperio, y a combinar la vida personal con la vida laboral: ahora hay mucha presión de que nace el bebé y la mamá tiene que estar espléndida y divina y volver a trabajar, y hoy trabajan también las abuelas así que no siempre pueden ayudar.
¿Qué buscan las mujeres que asisten a sus cursos? En general, buscan algo distinto, son mamás o futuras mamás que se cuestionan y quieren vivir su embarazo de otra forma. Se cuidan físicamente, se preparan para eso, se interiorizan sobre la lactancia y no les da lo mismo una cesárea que el parto. Son mujeres que buscan el parto natural.
¿Parto domiciliario? No necesariamente. Parto humanizado, respetado pero institucionalizado. Mi teoría es que hay que buscar un equilibrio entre la institucionalización y la medicalización. Esto significa tener una buena preparación y buenas herramientas para decir de todo ésto soy capaz... No solamente atiendo primerizas.
También vienen mujeres que ya han sido mamás, y a quienes quizás la partera no las preparó bien, o la que tuvo un bebé pero con el primero se sintió mal y ahora quiere vivirlo de otra forma, o la que se preparó 4 veces porque siente que cada embarazo es algo especial.
Como hace muchos años que trabajo, ocurren experiencias muy conmovedoras, porque viene a verme una mujer joven cuya mamá trabajó conmigo, entonces son dos y a veces hasta tres generaciones que pasan por aquí. (ver: "La mujer que dejó simiente".)
¿Realmente hay que aprender a tener un bebé? ¿No es algo instintivo y, como ocurre en el caso de los animales, debería fluir espontánamente? El animal lo hace por instinto. La razón, en los seres humanos, a veces se vuelve en contra: como preveemos lo que viene no nos entregamos, y la falta de entrega y conexión es lo peor. Esto hace que, cuantas más barreras ponemos, más difícil se nos hará.
¿A partir de qué mes de embarazo comienzan los cursos? A partir del 3º mes. La idea es a acompañar el cambio del cuerpo, hacer gimnasia para sentirse ágiles, prevenir molestias. Es una gimnasia que abarca distintos aspectos. No tiene impacto, ni violencia, la mamá no se agita.
Trabajamos poniendo foco en lo que necesita el cuerpo en este momento de cambios: la postura, la musculatura en la pared abdominal para dar fuerza, la pelvis porque el bebé pasará por allí, estimulamos las funciones para evitar las várices, el estreñimiento.
¿Las clases son individuales? No, son grupales. Es muy importante compartir con otras madres. Son grupos reducidos, como máximo pueden ser 12 embarazadas. Trabajamos en ronda, la profesora no es el modelo, sino que se integra como una más en el círculo que formamos. El grupo se renueva constantemente y esa es una de las riquezas.
Trabajamos con grupos abiertos, todas pueden hacer la misma gimnasia, tanto al inicio como al final. La idea es que vayan compartiendo los distintos momentos de la gestación. Entonces ocurren intercambios muy interesantes. Por ejemplo, la embarazada de primera vez tiene miedo de "meter la panza hacia adentro" porque cree que le puede hacer mal al bebé. Ensayamos mucho ésto de "sostener el vientre". Al contrario de lo que parece, cuanto más ajustes, cuanto más trabajes la cincha abdominal mejor vas a sostener y mejor será el trabajo de parto.
Al principio les da miedo, pero cuando ven a las que ya vienen hace tiempo moviéndose con liviandad, con soltura y ven que la panza sigue creciendo indudablemente se animan y aprecian la diferencia. La idea es que la actividad, controlada, medida, cuidada, no riesgosa, es muy beneficiosa.
Entonces todo indica que hay que moverse. Sin embargo, habrá un límite. Moverse, pero ¿hasta cuándo? Por ejemplo, ¿qué pasa si existen contracciones? Al final del embarazo las contracciones son normales. Es distinto empezar a tenerlas en el quinto o sexto mes. Ahí no lo son. Hay que limitar el gran despliegue, la exigencia, el cansancio. O el entrenar duramente. Eso no se puede hacer. También es negativa la locura de la vida cotidiana, ir y venir sin parar.
Hay que parar y tomarse un momento durante el día, bajar la tensión. Desde nuestro espacio, vemos mal que las mujeres trabajen hasta el último día del embarazo. No es lo mejor, aunque es cierto que las licencias no lo favorecen, ellas quieren acumular todos los días para el después…
¿Con qué elementos trabajan en las clases? Básicamente, con una serie de ejercicios y relajación. Duran una hora y media y recomendamos hacerlas dos veces por semana. No trabajo con pesas, ni con elementos. A veces recomiendo la pelota de esferodinamia (la grande) para ensayar algunos movimientos sobre el trabajo de parto, para acompañar las contracciones, inclinarse, hamacarse...o bien hacerlo con un grupo de almohadones. Pero la esfera para trabajar con ejercicios no la considero muy segura, porque puede haber caídas.
Durante el trabajo de parto ¿la mujer tiene que tener libertad de movimentos? Claro. No hay que estar quietas. El trabajo de parto es una creación y cada una buscará lo que le siente mejor.
Pero esa libertad no la ofrecen todas las instituciones… Bueno, intentamos preparar a la mujer y a la pareja para que esperen el máximo tiempo posible en la casa y concurran a la institución cuando ya esté iniciado y avanzado el proceso de dilatación. En casa hay distintas cosas que se pueden ir haciendo: la bañera, que relaja, caminar en 4 patas, ubicarse en el sofá más cómodo de la casa. Moverse ayuda a acelerar el parto y es una recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no quedarse quietas.
¿Pero cómo sabe una mujer qué dilatación tiene? Trabajamos mucho sobre eso. Cuando las contracciones ocurren cada menos de 5 minutos ahí es el momento de internarse. Por supuesto, hablamos en forma generalizada y esto no puede tomarse como una recomendación general. Cada mujer tiene un proceso personal. Hay embarazadas que sienten muchísimo las contracciones y otras que no.
En términos generales, cuando ocurren a menos de 5 minutos entre sí, comienza a abrirse el cuello del útero. Tampoco es sinónimo de salir corriendo el "romper bolsa": mientras el líquido que sale sea transparente, no es por sí misma una urgencia. Sí lo es si el líquido es de otro color, porque puede indicar una infección. En definitiva, lo que buscamos evitar es que la mujer no llegue antes de tiempo a la institución y entonces ocurra lo que habitualmente pasa: la acuestan boca arriba, la inmovilizan, le dan goteo para acelerar el proceso, el monitoreo…
¿Cómo preparan a las mujeres para todo esto? Con cursos de psicoprofilaxis. Son espacios de una hora y media que hacemos una vez por semana tres meses antes del nacimiento. Vienen las mamás solas. Durante el curso, instamos a que se queden en casa cuando empieza el trabajo de parto, a tolerar el dolor, "me duele porque algo bueno me está pasando" porque el cuello se está abriendo para que el bebé salga… y practicamos la relajación porque cuanto más tenso esté más dificultades tendrá nuestro hijo para nacer. Se practica relajación y pujo. Tratamos de que la futura mamá se ponga en el lugar de su bebé: es a él a quién está ayudando a nacer…
Y los futuros papás, ¿cuándo intervienen? Hacemos tres reuniones de pareja. En nuestro país existe una ley, que no sé cuánto se cumple, que permite que la mujer tenga una compañía durante el parto. Está comprobado que cuando eso ocurre la mujer se relaja más, disminuyen las cesáreas, favorece el vínculo con el bebé.
Muchos hombres están preparados para cumplir este rol. Tratamos de contarles que ellos serán el intermediario entre la mujer y el mundo, serán su voz. Por ejemplo, él podrá hablar por ella para pedir que la camilla de parto esté en posición semisentada y no acostada, porque eso facilitará la tarea de dar a la luz. Hoy en día en la mayoría de las instituciones existen camillas de este tipo. El papá también practicará relajación y respiración, porque de su intervención dependerá poder hacer el máximo trabajo de parto en la casa.
Les mostramos láminas, les contamos de qué distintas maneras puede desencadenarse un parto, y también intentamos que estén atentos hacia el "afuera": por ejemplo, avisar a la familia, sí, pero no a todo el mundo, porque no será útil y en cambio habrá demasiada gente alrededor. Para el varón no es fácil ver a su mujer en una situación de dolor.
También hay que contarle que su mujer, que posiblemente es cariñosa y afectiva, tal vez en ese momento no sea receptiva como siempre y hasta rechace su contacto: está concentrada en otra cosa. Hacemos un simulacro de parto, generalmente lo dividimos en dos reuniones, hay toda clase de papás: los vergonzosos, los participativos, los serios. Y después muchos vienen a contarnos cómo lo vivieron. Y es una experiencia maravillosa.
¿Preparan a la mujer para la lactancia? Sí, desde ya. Nos visita una puericultora especializada en el tema. La lactancia es fundamental pero genera muchas dudas que hay que disipar y es necesario prepararse para que sea exitosa.
Y después del nacimiento, ¿durante el puerperio? Estimulamos que las mujeres participen del grupo de madres. El puerperio suele ser tierra de nadie y tratamos de generar espacios de encuentros. Funciona muy bien, generalmente, si las mamás viven cerca. Todas vienen con sus bebés y sus cochecitos y comparten. Se van armando solidaridades, se intercambian experiencias, es muy contenedor y enriquecedor. Siempre estamos para ofrecer respuestas.
La mujer que inició este camino Vicky Seguí es discípula de alguien que dedicó su vida entera a ayudar a parir: la alemana Brígida Morgenroth, fisiatra y kinesióloga, nacida en Berlín en 1920. Brígida llegó a nuestro país muy joven, escapando de la Segunda Guerra Mundial.
En 1940, cuando la psicoprofilaxis del embarazo y el parto parecían cuestiones de ciencia ficción, esta alemana inquieta ya daba clases especiales durante la gestación.
Fundadora de la Sociedad Argentina de Psicoprofilaxis Obstétrica, fue una de las iniciadoras de los cursos de "parto sin temor". Durante años y años atendió a miles de mujeres embarazadas, y en muchos casos se ocupó de familias enteras, durante generaciones: abuela, madre, hija.
Entre sus pacientes más famosas se cuentan Marta Minujín, Marta Harff, María Eugenia Estensoro. Más tarde, Brígida extendió sus investigaciones y trabajos también al puerperio, una etapa en la que la mujer necesita especial compañía y contención. Brígida se casó y tuvo 2 hijos. Y formó discípulas. La más cercana, Vicky Seguí. Hace pocos días, y después de una vida fecundísima, Brígida Morgenroth dejó este mundo, a los 91 años de edad. Pero sus enseñanzas, dice emocionada Vicky Seguí, están hoy más vigentes que nunca.
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