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Yoga para embarazadas

Una opción diferente



A menudo esperar una hija o un hijo despierta procesos emocionales que quizás no se limitan únicamente al campo psicológico. Y no hace falta profesar alguna fe para experimentar que este estado tan particular , en que una vida crece dentro de otra, pone a la mujer en contacto con otra esfera quizás más alta: la espiritual.
Tal vez sea una buena opción acercarse a la práctica del yoga para embarazadas.



Según Miriam Cabal, instructora de Yoga Científico y profesora de Yoga Terapéutico y de Pre y Pos Parto, esta milenaria disciplina oriental toma en cuenta aspectos profundos de la persona, actitudes y movimientos que hacen de la práctica un trabajo más abierto e integrado. Además, Miriam Cabal incorpora la psicomatología al yoga, que da especial importancia a los aspectos emocionales de la persona.

"Todo el tiempo nos están ocurriendo cosas: recibimos estímulos desde afuera y desde adentro, y muchas veces eso genera procesos que terminan causando trastornos y enfermedades. La práctica del yoga con este enfoque puede ponernos a salvo de esas somatizaciones, pero siempre y cuando se sea perseverante y continuo. Si uno va y viene, el resultado no es igual", explica y advierte la instructora. El embarazo, dice, se manifiesta tanto en el cuerpo físico como en la mente y en la emoción. El cuerpo, por un lado, deberá adaptarse a profundos cambios durante los 9 meses de la "dulce espera" y eso repercutirá, a su vez, en las emociones. "Yoga significa amor y unión. En el caso de las embarazadas, es la unión entre la mamá y ese ser que llevan dentro. Una vez integrados,puede incorporarse también el papá a las prácticas".

Según Miriam, el yoga durante el embarazo es la opción ideal de trabajo corporal. "El yoga científico trabaja posturas: si la mujer embarazada no tiene alguna enfermedad o condición previa puede realizar todas las posturas de acuerdo a su evolución y a cómo va creciendo su pancita. Si, por ejemplo, es hipertensa o diabética se trabajará con programas especiales que eviten alterar su presión o su glucemia (azúcar en sangre)".

La instructora agrega que uno de los núcleos del trabajo es centrarse en la actitud mental hacia el dolor. "Las mujeres embarazadas suelen quejarse mucho de dolores: ovarios, vejiga, vaginales, lumbares, dorsales, de las costillas por la presión de los órganos cuando la gestación avanza, o causados por cambios en la posición de la columna vertebral. El yoga permite trabajar la respiración abdominal; y la rotación pélvica, que hace llevar la pelvis hacia adelante y hacia atrás, con o sin elementos (por ejemplo, pelotas), y la zona lumbar, fortaleciendo el perineo, las articulaciones y ligamentos que permiten, cuando la panza está más grande, que no se sienta tanto el peso y la presión. También es posible disminuir las molestias por la retención de líquidos y dedicarse a fortalecer músculos que alivien la hinchazón o las molestias de piernas y pies. Hay posiciones para calmar la acidez o ayudar en casos de constipación. Trabajamos en clase y también se practican posturas para hacer en casa. Y no sólo se trata del cuerpo: también nos concentramos en la mente y en la conexión con el bebé. La respiración y las posiciones son fundamentales, igual que aprender cómo pujar".

La propuesta del trabajo es asistir a clases dos veces por semana, en grupos de 8 o 9 alumnos. El futuro papá también puede acompañar la aventura y se lo prepara para ayudar a su mujer aprendiendo cuáles son las posiciones más relajantes, qué hacer si rompe bolsa, cuándo es el momento de internarse y, sobre todo, cómo mantener la calma en los momentos precisos y poner los límites necesarios a la intrusión de la familia, que –a menudo- con el afán de colaborar pueden querer participar más allá de la cuenta.

Miriam Cabal agrega que se puede hacer yoga hasta el día anterior al parto y que, salvo expresas indicaciones del obstetra, toda mujer embarazada está en condiciones de practicarlo, aunque siempre se solicita una autorización médicapara ponerse en marcha. "En general –explica- los obstetras autorizan la actividad física a partir del tercer mes, pero es posible empezar antes. Nada de lo que hacemos en yoga puede lastimar a la mamá".

Si el parto fue por vía vaginal, se puede retomar la actividad un mes después, luego de que todos los órganos hayan vuelto a su lugar. Si se hizo una cesárea, se sugiere esperar 3 meses. "El yoga ayuda mucho a recuperar fuerza y también a la relajación y además,puede estimular la lactancia", asegura Miriam.

Más información: http://www.mamakilla.net


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