Varices y EmbarazoEl embarazo es la etapa de mayores cambios en la vida de la mujer. 
En este momento, no solo ocurren modificaciones dentro del organismo si no también fuera, que a menudo tienen un impacto negativo porque repercuten en la apariencia. Las grandes variaciones hormonales generan variaciones en la piel, y también en el sistema linfático y venoso. Y ahí pueden hacer su aparición las várices, que si bien preocupan por cuestiones estéticas también causan edema (hinchazón), calambres y molestias.

La doctora Leyla Abboud explica que se ven favorecidas además por el aumento de peso, la compresión del útero sobre las venas pelvianas (a nivel de la ingle), el aumento de sangre que circula en el cuerpo y las hormonas propias del embarazo, que pueden contribuir a relajar las fibras musculares de las paredes internas de las venas, que operan como válvulas responsables de que la sangre ascienda, en lugar de descender.
Si bien es cierto que existen mujeres con mayor predisposición a las várices que otras, es fundamental adoptar algunas estrategias de prevención para disminuir su impacto. "Hay algunas sugerencias simples y fáciles de seguir -explica la doctora Abboud a Experienciamama.com-. La primera es controlar la dieta para prevenir el aumento excesivo de peso. Luego, mantener los miembros inferiores en movimiento, una caminata de unos treinta minutos es siempre una buena idea, podemos hacerla cuando queramos y no necesita de horario fijo, en estos casos hay que tener en cuenta una correcta hidratación y usar el calzado adecuado. Otro punto importante son las posiciones de drenaje. ¿Qué quiere decir esto? Simplemente, elevar las piernas, sobre todo en el momento del sueño. El drenaje linfático manual es la mejor opción terapéutica, siempre realizado por personal idóneo y controlado por el médico".
La futura mamá debería evitar el sedentarismo, que perjudica por la no movilización de las piernas y porque favorece el exceso de peso y también el descontrol con la alimentación. Una dieta ideal para prevenir las várices debe ser rica en frutas, verduras y proteínas. "Si la embarazada realiza una tarea que la obliga a estar largos períodos parada o sentada -continúa la doctora Abboud-, es necesario que realice periódicas pausas para estirar las piernas y en especial, movilizar los tobillos. La tarea es compartida: por un lado, es responsabilidad del equipo médico controlar su gestación y por otro es compromiso suyo cuidarse todo lo posible para estar saludable durante esta etapa".
Durante el primer trimestre del embarazo se desarrolla una etapa de adaptación al cambio del cuerpo. Existe una activación hormonal que produce cambios cutáneos, como por ejemplo hiperpigmentación, las llamadas "manchas del embarazo" y engrosamiento de la piel o hiperqueratosis, sobre todo en la zona de rodilla, codo, antebrazo y muslos. También pueden aparecer cambios en las uñas y en el pelo. "En ese momento y ante esas situaciones debe recurrirse a mucha hidratación, pulidos mecánicos con humectación, lociones, emulsiones, cremas ricas en colágeno o también óleos naturales, ricos en germen de trigo y pepitas de uva para hidratar y suavizar las zonas afectadas"- puntualiza la especialista.
Las estrías, que son otra gran preocupación durante el embarazo, tienen un origen endocrino u hormonal por un lado y mecánico por el otro (la piel tiene que estirarse para dar lugar al crecimiento del vientre). En esos casos, la doctora Abboud sugiere mucha hidratación externa con cremas ricas en vitamina A, pulidos mecánicos y la regla general: evitar el sobrepeso.
Durante el segundo trimestre del embarazo existe una tendencia marcada hacia la flaccidez y a un descenso de la circulación sanguínea. Para evitar las molestias se sugiere usar medias de elastocompresión de presión baja, no dejar de lado la actividad física (siempre consensuada con el médico en cuanto a intensidad), el drenaje linfático manual y la elongación de las piernas. Como la panza está creciendo, el control de la postura y el trabajo con los músculos del periné (que sostienen el vientre) empiezan a adquirir mucha importancia.
El tercer trimestre del embarazo demandará incentivar los cuidados de los anteriores, porque es aquí cuando se exacerba el edema, en especial sobre los miembros inferiores. "Aconsejamos aumentar el consumo de frutas y verduras y disminuir la ingesta de sodio o alimentos ricos en sal, conservar las posiciones de drenaje pero con las piernas más elevadas, hasta 45 grados y movilizar la articulación del tobillo" agrega la médica.
Durante el posparto y la lactancia no se recomienda tomar medicamentos que puedan ayudar a disminuir los edemas, pero en cambio sí es posible recurrir a la fisioterapia, la electroestimulación muscular y el drenaje linfático manual o mecánico en caso de que haya que trabajar con adiposidades localizadas. También es posible realizar actividad física para favorecer el retorno de la circulación venosa y linfática a sus parámetros normales.
Una vez atravesado el posparto y la lactancia, el tratamiento de las várices tiene en la actualidad distintas alternativas, no necesariamente quirúrgicas, capaces de dar una adecuada solución tanto al problema estético como funcional que representan.
Prevención de las várices • Ejercicio suave (caminar o nadar). • Evitar estar de pie o sentada durante largos períodos. • Mientras se está sentada, realizar pequeños movimientos con los pies (talón arriba y abajo) • Dormir con los pies en alto (unos 15 centímetros arriba, es conveniente "subir" la cama con maderas o libros de lomo bien grueso). • Usar medias tipo lycra o de descanso, especialmente adaptadas para várices. • Evitar el aumento de peso. • No levantar cosas pesadas, especialmente cuando la panza comenzó a crecer • No tomar sol directo. • No usar ropa ajustada. • No tomar baños con agua muy caliente. • No usar tacos más altos de 5 centímetros.
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