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Cardiopatías y embarazo

Si bien no son demasiado frecuentes, las enfermedades del corazón demandan un control más específico de la gestación.



Durante el embarazo, la circulación sanguínea sufre cambios importantes: aumenta el volumen de sangre, el corazón tiene que trabajar más, se incrementa el ritmo cardíaco… En condiciones saludables, estos procesos no provocan más que algunas molestias pasajeras, pero si la mujer sufre una cardiopatía puede existir un riesgo aumentado para ella y para su bebé.

¿Qué son las cardiopatías?
Son enfermedades que afectan el corazón. No son demasiado frecuentes entre las mujeres en edad reproductiva. "Durante el embarazo, su incidencia varía entre el 0,5 y el 2 por ciento", explica la doctora Lucía Kazelian, médica cardióloga, Subdirectorade la Carrera de Cardiología de la UBA y del Grupo Corazón y Mujer de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA).
Las patologías más frecuentes son las valvulopatías, que comprometen el normal funcionamiento de las válvulas del corazón. "Pueden corresponder tanto a estenosis (angostamiento) como a insuficiencia –añade la especialista-. Las insuficiencias ocurren cuando el corazón no puede bombear suficiente sangre al cuerpo. En algunos casos, las válvulas deben ser reemplazadas con prótesis. Las válvulas protésicas son aquellas que quirúrgicamente sustituyen a las fisiológicas que funcionaban mal, pero también conllevan un manejo especial durante el embarazo".
Otras afecciones que pueden ocurrir en la mujer gestante son las miocardiopatías. "Se trata de enfermedades del músculo cardíaco que alteranla función del corazón. Hay varias causas que pueden generar esta situación. En nuestro país, es común que ocurra en aquellas pacientes que sufren Mal de Chagas. En estos casos, no sólo hay que tratar a la gestante, sino también a su hijo, ya que se trata de una infección que se transmite al bebé".
Finalmente, señala la doctora Kazelian, las cardiopatías congénitas son aquellas que se producen desde el nacimiento de la mujer y que, según la complejidad, repercuten más o menos sobre la salud el corazón.
En todos los casos, dice la cardióloga, el embarazo en una mujer con cardiopatía debe controlarse desde el inicio en forma simultánea por el cardiólogo y el médico obstetra, ya que ocurren cambios que modifican los parámetros cardiovasculares y necesitarán un tratamiento específico.
"En general, un embarazo bien tratado puede culminar en un parto vaginal, pero siempre hay que evaluar cada caso en particular. En ciertas situaciones puede recomendarse la utilización de ventosas o fórceps, para facilitar la salida del bebé y reducir la intensidad del trabajo cardíaco", remarca la doctora Kazelian.
Aquellas con transplante cardíaco también pueden embarazarse y acceder a la maternidad, pero siempre con cuidados especiales. "Es posible que tengan más complicaciones que una embarazada sin patología previa –afirma la cardióloga-, aunque eso no repercuta en un aumento de la mortalidad".
Las mujeres en edad reproductiva, por la protección natural que le confieren sus hormonas (estrógenos) difícilmente presenten alteraciones de su metabolismo lipídico –por ejemplo alto colesterol, triglicéridos, hipertensión arterial- que compliquen la evolución de su embarazo. Sin embargo, la creciente epidemia de obesidad y la postergación de la maternidad, que ocurre cada vez a edades más tardías, obliga a poner la mira en ciertos parámetros metabólicos (por ejemplo, la glucemia, y, con esto, un mayor riesgo de diabetes gestacional, o la presión arterial y el mayor riesgo de eclampsia).

¿Qué pasa si una mujer sufre alguna enfermedad cardíaca sin diagnóstico?
A menudo, puede ser difícil detectarla durante la gestación. Esto es así porque el volumen de sangre aumenta y en ocasiones puede provocar soplos (sonidos causados por el repentino y turbulento paso de la sangre por el corazón), las venas se dilatan, aumenta la frecuencia cardíaca y el corazón adquiere un aspecto diferente: todo esto puede sugerir un trastorno cardíaco, aunque realmente no exista. Por eso, concluye la especialista, siempre se aconseja una consulta preconcepcional es decir, previa al embarazo.

Pautas a tener en cuenta:

• La embarazada cardiópata debe realizar un control prenatal estricto, con un equipo multidisciplinario que incluya el cardiólogo, el obstetra y el anestesiólogo.
• Se debe estar atento a los síntomas de descompensación, como el aumento en la frecuencia e intensidad de la disnea, la fatiga, la aparición de tos -en especial al acostarse- y la taquicardia.
• Se debe disminuir la actividad física que demande mayor intensidad; algunas pacientes deben permanecer en cama, especialmente durante el último trimestre.
• Se debe disminuir la ingesta de sal, para prevenir la excesiva retención de líquidos.
• Durante el trabajo de parto y el parto, se debe realizar un control adecuado, vigilando la frecuencia cardíaca y respiratoria y la presión arterial.
• Se debe mantener una estrecha vigilancia en el posparto: el período de mayor riesgo de descompensación, por la redistribución de líquidos.
• No existe contraindicación a la lactancia materna, salvo en aquellas ocasiones en que la madre deba recibir medicación que pase a la leche materna y sea perjudicial para el bebé.


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