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Bebés al sol

Cómo proteger la piel más delicada en el verano



Nada más suave y delicado que la piel del bebé. Justamente por eso es que hay que cuidarlos mucho de la exposición al sol. El primer verano de un bebé demanda una atención especial que, en realidad, deberá mantenerse durante todo el año inicial de vida.



"Los bebés tienen una piel inmadura, diferente de la del adulto -explica la doctora Cristina Pascutto, médica dermatóloga del hospital de Clínicas y asesora científica de un laboratorio privado. Especialmente desde el punto de vista funcional, irá experimentando un proceso de modificación a través del tiempo. Durante las primeras semanas de vida, las posibilidades de infección e irritación cutánea son mayores, ya que la capa más superficial de la piel es muy delgada y es una barrera todavía ineficiente respecto del medio externo, que resulta muy permeable a bacterias, hongos y sustancias químicas. Esta condición se mantendrá durante todo el primer año de vida".

Cuando llega el verano, esta inmadurez en la piel del bebé y una mayor sensibilidad cutánea en los pequeños debe ser tenida en cuenta para evitar daños. Los más chicos -al igual que los adultos- están especialmente expuestos a los peligros del golpe de calor."Hay que mantener a los bebitos con poca ropa y en ambiente aireados -aconseja la doctora Pascutto-. Sus glándulas sudoríparas también son inmaduras y todavía no producen una regulación adecuada de la temperatura".

En las últimas décadas, la fotoprotección de los niños se ha vuelto una prioridad de todas las campañas de fotoeducación. "Es que ellos aman la actividad al aire libre y muchas veces están superexpuestos a la radiación -señala la doctora Pascutto. Está demostrado que la mitad de la acción dañina de las radiaciones ultravioletas se recibe en los primeros 20 años de vida, ya que los chicos pueden recibir por año tres veces más de radiación que un adulto. Por eso es crucial cuidarlos mucho".

En términos estrictos, la exposición solar directa debe ser evitada durante todo el primer año de vida. A partir de ese momento, el sol se permite un poquito más.
"Siempre -agrega la dermatóloga-, es importante controlar los horarios y duración de la exposición, que usen remeras y gorros y, por supuesto, fotoprotectores adecuados. Las pantallas solares deben evitarse en menores de 6 meses".

Los bebés muy chiquitos no deberían ir a la playa. Los más grandes pueden hacerlo, pero se aconseja que permanezcan la mayor parte del tiempo resguardados del sol y que tomen suficientes líquidos para evitar la deshidratación.

A la hora de elegir cómo proteger a un niño, no son recomendables los filtros químicos. "Sí los que se elaboran a partir de pantallas minerales o aquellos especialmente desarrollados según fórmulas infantiles -recalca la doctora Pascutto. Hay que aplicar la pantalla media hora antes de exponerlos al sol y renovarla en forma frecuente, en especial después de inmersiones prolongadas en el agua, ya sea de pileta, mar o río. Los chicos pueden bañarse, aunque no será muy recomendable si se trata de aguas muy frías y, además, lo mejor es enjuagarlos luego de la inmersión y secarlos bien. La fotoprotección tiene que usarse aún en días nublados, ya que los rayos filtran igual aunque no haya sol visible".

Otros dos enemigos
La piel de los bebés suelen verse afectada por distintos estímulos agresivos. Uno de ellos es la humedad casi inevitable en sus colitas debido al uso de pañales. "La dermatitis del pañal es frecuente y sobre todo en verano -dice la doctora Pascutto. El pH cutáneo se eleva porque la urea presente en la orina se convierte en amoníaco. También los irritan la acción bacteriana, la humedad, el roce y el calor en la zona de oclusión del pañal, las agresiones de las enzimas de la materia fecal sobre la piel.

Si bien existen en el comercio productos diversos que pueden ser utilizados para cuidar la piel del bebé (leches limpiadoras, lociones refrescantes, jabones, geles), es importante, a la hora de elegir uno para limpiar y proteger la piel que éste se adapte a sus necesidades y que además pueda ser usado desde el momento mismo del nacimiento. Es fundamental que sean productos hipoalergénicos y que ofrezcan texturas de confort óptimo. Existen líneas a base de extracto aceitoso de caléndula (rica en betacaroteno y provitamina A, muy protectores) que han sido objeto de estudios muy rigurosos, similares a los que se realizan con los medicamentos, y que han demostrando calidad, tolerancia y seguridad".

¿Y qué hacer con los mosquitos?
"Los bebés pequeños deben ser cubiertos con un tul -indica la especialista. Los más grandes pueden usar repelentes en forma de crema y no de aerosol, para evitar que la sustancia sea aspirada. Y hay que acordarse de ponerles el protector solar después del repelente".


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