Abdominales y embarazoCómo trabajar los músculos de esa panza que va creciendo para tener buena postura, sostener bien al bebé y pujar con suficiente energía en el momento del parto 
Si algo se modifica –¡y cómo!- durante el embarazo es el vientre de la futura mamá. Y eso ocurre gracias a la adaptación de los músculos de la pared abdominal, formada por cuatro grandes grupos musculares (transverso, oblicuos mayor y menor y recto). Estos músculos actúan como una auténtica "cincha" que asegura el equilibrio y la movilidad de la espalda y la pelvis e interviene también en funciones vitales, como por ejemplo la respiración, la circulación sanguínea, la digestión.
"Mes a mes, estos grupos musculares van cediendo para darle espacio y albergar el cuerpo del bebé", explica la profesora Vicky Seguí, especializada en gimnasia durante el embarazo y la preparación para el parto.
Contra lo que muchos podrían suponer, trabajar la musculatura de la pared abdominal a lo largo de esta etapa de la vida femenina es muy beneficioso y ayuda a la calidad de la gestación y del parto, ya que permite dar sostén al útero en crecimiento, evitar la sensación de peso en las últimas semanas y tener suficiente fuerza para acompañar el pujo que, finalmente, traerá nuestro hijo al mundo.
"Hay mucha desinformación sobre si se puede o no ejercitar los músculos del abdomen durante el embarazo y la forma adecuada de hacerlo.Muchas mamás piensan que si contraen la panza pueden perjudicar al bebé,y esto realmente es un error, ya que la contracción uterina durante el momento del parto es mucho más intensa de lo que la propia mamá puede hacer con sus músculos, y el bebé está preparado para que ésto suceda", ilustra la especialista.
Los músculos, en situación normal, se ubican en forma recta y vertical en el centro del tronco y en forma oblicua y envolvente hacia los costados: así actúan como un corsé natural que sostiene nuestra columna en posición erguiday confiere albergue y contención a los órganos internos de nuestro cuerpo, de los que dependen funciones absolutamente imprescindibles, como la respiración.
A medida que progresa el embarazo y el bebé ocupa lugar, los músculos se van adaptando estirándose y abriéndose hacia los costados en forma curva para poder acompañar la presión que reciben desde adentro. Si se los ayuda con ejercicio, responderán mejor.
Los ejercicios más indicados Los abdominales convenientemente trabajados contribuyen a disminuir dos dificultades frecuentes durante el embarazo: por un lado, el dolor de cintura; por otro, la alteración postural. Una cuestión condiciona a la otra: los músculos abdominales contribuyen a brindar soporte y apoyo a la espalda y a la columna vertebral, y si están fortalecidos la postura no se verá alterada. Eso, a su vez, disminuirá el riesgo de dolor de espalda. La típica imagen de la embarazada tomándose la cintura es un "clásico" de estos 9 meses de dulce espera. "Durante el embarazo es necesario mantener los músculos en buena forma para soportar adecuadamente la presión delantera, que provoca tensiones en la columna vertebral lumbar –agrega Vicky Seguí-. Y para eso es sumamente importante mantener una inclinación que permita a la pelvis ajustar el vientre y mantener elongada la zona de la cintura."
La gran confusión viene en que tipo de ejercicios son recomendables hacer. Estamos habituados a trabajar la musculatura del abdomen acostados boca arriba y con series de repeticiones. Pero esa modalidad aquí no funciona: "Si la embarazada se ubica en esta posición y durante un lapso prolongado generamos mucha compresión sobre venas y arterias debido al peso del útero, y ésto puede causar trastornos circulatorios y disminuir la llegada del principal alimento para el bebé: el oxígeno. Por lo tanto, este tipo de abdominales no son los indicados", advierte Vicky Seguí.
La clave pasa por diferentes posturas que permitar inclinar la pelvis y contraer la "faja" de músculos que componen el abdomen. De esta manera los ejercicios no afectarán el embarazo y se conseguirán los objetivos buscados: mantener la tonificación muscular, que los músculos ofrezcan capacidad para sostener al bebé, tener más fuerza para pujar y ayudarlo a salir en el momento del parto y recuperarse más rápido y fácilmente después.
"Los beneficios del trabajo corporal durante el embarazo son muchos, pero hay que adaptarlo a las posibilidades de la futura mamá y del bebé por nacer y debe ser abordado en todos los casos por profesionales con conocimientos especializados en el tema", sintetiza Vicky Seguí.
Los sí y los no El Congreso Americano de Obstetras y Ginecólogos (Acog, por su sigla en inglés) recomienda la actividad física durante el embarazo y enumera sus virtudes: • disminuye los dolores de cabeza • mejora la hinchazón y la constipación • puede prevenir o ayudar al tratamiento de la diabetes gestacional • aumenta la energía • mejora el estado de ánimo • ayuda a una postura más sana • promueve un mejor dormir • incrementa la tonicidad y la fuerza de los músculos
Pero también señala que el ejercicio debe ser interrumpido de inmediato y hay que consultar con el médico en casos de: • sangrado o cualquier tipo de pérdida vaginal • contracciones uterinas • disminución de la movilidad fetal • mareos y sensación de debilidad • agitación • dolor de pecho • dolor de cabeza • debilidad muscular • hinchazón
También enumera quiénes NO deben practicar actividad física: • Las embarazadas con factores de riesgo para parto prematuro • Las que hayan tenido sangrado vaginal o una amenaza concreta de parto prematuro
|