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Lupus y embarazo

El desafío de ser mamá



Si una mujer sufre esta enfermedad autoinmune que puede afectar distintos órganos, es importante que planifique bien la llegada de un hijo. Si el embarazo se inicia con el cuadro en remisión, es bajo el riesgo de complicaciones en el parto y el puerperio.

Una de cada 10.000 mujeres de 20 a 50 años sufre lupus eritematoso sistémico (LES), una enfermedad autoinmune que si bien no tiene cura, en los últimos años puede llevarse adelante con buena calidad de vida.

"En las pacientes con lupus la fertilidad no está afectada: por lo tanto, pueden quedar embarazadas, tener un parto natural y amamantar, aunque ésto último depende de la medicación que estén tomando", dice la doctora Alicia Eimon, médica reumatóloga del Cemic.
La especialista advierte que sí pueden presentarse más casos de pérdidas fetales entre las mujeres con LES, especialmente si presentan el síndrome antifosfolipídico, que ocurre cuando existen anticuerpos que le provocan trombosis (coágulos) en la arteria o vena placentaria e impiden que el feto se asiente correctamente en el útero.

"En general, si la paciente con lupus presenta remisión de la enfermedad durante por lo menos 6 meses antes de quedar embarazada, tanto la gestación como el parto serán normales y existe menos riesgo para la madre y el bebé -dice la doctora Eimon-. Por eso en estos casos se enfatiza especialmente la recomendación de planificar bien el embarazo".

El cuidado es más estricto especialmente si es portadora de un anticuerpo especial llamado anti SSA/Ro, que incrementa la posibilidad de que nazca un niño con lupus neonatal. Además, si la enfermedad de base les causa afección renal, estas embarazadas deben tener control estricto de sus parámetros renales: sus valores pueden ser confundidos con una preeclampsia o eclampsia (hipertensión durante el embarazo).

"El examen para detectar el anticuerpo debería realizarse durante el primer trimeste del embarazo -explica la reumatóloga-. Generalmente, el 40% de las mujeres embarazadas con lupus son positivas para este anticuerpo, pero el hecho de tenerlo no indica sí o sí que el bebé vaya a presentar lupus neonatal. Esta es una situación que puede ocurrir en el 10% de ese 40% que a su vez presenta el antiSSA/Ro".

El lupus neonatal puede manifestarse con compromiso únicamente epidérmico y, en esos casos, el bebé podría presentar un rash o lesiones anulares, en forma de anillos, de color rojizo, en tronco, plantas de los pies, manos y otras partes del cuerpo, "pero se van solas a los cuatro o cinco meses de vida", dice la doctora Eimon. En otros casos, en cambio, el lupus neonatal puede manifestarse a través de una condición llamada Bloqueo Cardíaco Congénito Completo (BCCC), que consiste en una alteración de la función eléctrica del corazón.

"La conducta es realizar monitoreo del bebé a partir de la semana 12a. de embarazo -aclara la reumatóloga-. Si ya se ausculta esta afección, que aparece claramente en la semana 20a. de la gestación, se intenta una cirugía intrauterina para instalar un marcapasos en el corazoncito del bebé, que sufre una bradicardia (menos frecuencia de latidos). Si no es posible esta intervención, normalmente se adelanta el parto, el bebé nace y de inmediato se le coloca un marcapasos".

El LES no es una enfermedad hereditaria, aunque puede existir una predisposición a sufrirla en caso de antecedentes familiares. Es una patología que ocurre mucho más entre las mujeres que los hombres.

La enfermedad se llama "eritematosa" porque una de sus manifestaciones más frecuentes es la erupción cutánea, en forma de "mariposa" en las mejillas y el puente nasal que afecta a aproximadamente la mitad de las personas con LES.
La erupción empeora con la luz solar y también puede presentarse en manos, brazos, pies, escote y toda zona expuesta a los rayos ultravioletas. "Pero además es una enfermedad sistémica -añade la doctora Eimon- porque al ser una enfermedad autoinmune por alguna causa no conocida el organismo ataca su propio tejido sano y lo enferma. En este caso, afecta las articulaciones, el cerebro, los riñones, los pulmones, el tubo digestivo y el corazón. A diferencia de la artritis reumatoidea (que es también autoinmune pero impacta predominantemente sobre las articulaciones), el LES es multiorgánica".

Durante el embarazo, los síntomas se alivian con fármacos que no afecten al bebé en desarrollo, como por ejemplo los corticoides. "El único cuidado que hay que tener con el bebé es evaluar la aparición de un cuadro de insuficiencia suprarenal neonatal que al cabo de algunos meses remite; como estuvo recibiendo corticoides por vía placentaria, habrá que suplementarlo durante un tiempo", indica la reumatóloga.

El embarazo seguramente andará muy bien si la mujer lo comenzó cuando su enfermedad estaba en remisión por 6 o más meses. "Si en cambio la gestación comienza con la enfermedad activa, puede haber más dificultades, por ejemplo, si existe compromiso renal".
Luego del parto, las mujeres con LES pueden amamantar siempre y cuando estén tomando medicamentos que no afecten la calidad de la leche materna.

"Hoy en día, con el acceso a mejores tratamientos, la enfermedad permite una buena calidad de vida", resume la especialista.


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