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Cuando les decimos “chau”, por un ratito

Ansiedad por separación



Dejar a un bebé o a un niño en la guardería o la salita, especialmente la primera vez, no es una experiencia sencilla.
Sin embargo, tener que hacerlo, es inevitable. ¿De qué manera afrontarlo para que la experiencia sea lo menos traumática posible?

Algunos bebés y chicos atraviesan la situación sin mayores complicaciones. Otros, en cambio, sufren el impacto, y con creces. Por esa razón, una de las claves es que la familia se organice antes de afrontar el cambio.
La licenciada Andrea Bertrán, directora de la Carrera de Psicopedagogía de la Universidad del Salvador, puntualiza: "Cuando una mamá o un papá llevan a su hijo a una guardería o un jardín hay que reorganizar los horarios, estipular una entrada más tarde o una salida más temprana del trabajo, o utilizar una licencia, porque el período de adaptación es imprescindible. No se debería aceptar un bebé o un chico que no haya completado este período, ya que ésto influye enormemente en su salud psíquica y física", explica.

Guarderías y jardines maternales presentan una diferencia fundamental: en tanto las primeras surgieron con un propósito básicamente asistencial (para brindar alimento, cambiado y atención a bebés y niños pequeños), los jardines maternales agregan el elemento pedagógico.

Y si bien es cierto que aquellos niños que van a guardería desde pequeños tienen más "entrenamiento" para el momento de la despedida año tras año, eso no significa que no se presenten "crisis de despegue" a lo largo de las diferentes etapas del desarrollo y que no haya que prestarles atención.

"Los bebés y los niños tienen la maravillosa capacidad de poder reflejar los estados emocionales de sus padres y cuidadores más cercanos -dice la licenciada Andrea Baldantoni, psicóloga de Hémera, institución especializada en el estudio de los trastornos del estrés y la ansiedad-. Los bebés perciben y se conectan con el mundo a través suyo. Si bien pueden ser pequeños para comprender el sentido de las palabras, no lo son para percibir el sentimiento y la emoción detrás de ellas. El tono de voz, la firmeza de un abrazo, la tensión en el contacto, la mirada reaseguradora o preocupante, son todas maneras en que una madre o un padre se comunican con sus hijos. Los bebés pueden sintonizar con estos estados emocionales y se sentirán más tranquilos, seguros y confiados cuando los padres les transmitan la confianza, tranquilidad y seguridad de que van a estar bien, cuidados y atendidos. Los bebés rápidamente aprenden las rutinas y sabrán pronto que luego mamá o papá pasarán a buscarlo".

Si bien la angustia por separación es una etapa normal del desarrollo evolutivo humano que aparece entre los 6 y 8 meses de edad, es normal que un bebito más pequeño presente episodios de llanto o angustia en el momento de dejarlo en la guardería. Sin embargo, según la licenciada Baldantoni, si los padres tienen la capacidad para poder "sintonizar" con sus hijos y dejan a los pequeños al cuidado de alguien que responsablemente han elegido y en el que tienen confianza, los bebés no deberían sentirse abandonados.

La especialista añade que otra manera de ayudar a que los bebés y chicos se adapten bien a la guardería o la salita es que mamá y papá le dediquen un ratito especial cuando vuelven a casa. "Ese momento puede durar entre 15 y 30 minutos, no importa tanto la duración como la intención –afirma la especialista-. Compartir con el bebé un tiempo de atención y de mirada exclusiva implica estar lejos del celular y de la televisión y poder conectarse con el chiquito a través del juego, de un baño, la comida, o la lectura de un cuento. Para los chicos, este tiempo será muy valioso y esperado y podrá colaborar a fundar las bases de apego y seguridad sobre las que los niños crecen en forma saludable".

Consejos para superar la ansiedad por separación:
- Establecer un ritual de despedida. Puede ayudar a tranquilizar y reasegurar al niño que quedarse al cuidado de su maestra o niñera es parte de su nueva rutina.
- Mantener la calma. Los chicos reflejan y reaccionan frente al estado emocional de los padres o sus cuidadores. Si los percibe nerviosos o preocupados, lo reflejará.
- Que la despedida sea breve. Puede parecer que el llanto del niño nunca se detendrá. Confíe en los docentes que lo reciben. Si es necesario reúnase con ellos para charlar acerca desus preocupaciones y planificar juntos estrategias para una sana despedida.
- No desaparezca sin antes avisar. Los padres que se retiran sin saludar mientras los niños están distraídos contribuyen a que estos desarrollen falta de confianza y miedo al abandono.


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