Ansiedad y EmbarazoUn desafío por atravesar 
Esperar un bebé es una situación que, además de dicha y alegría, genera inevitablemente temores, incertidumbres y preguntas. Saber cuáles son las más frecuentes ayuda a manejarlas mejor. Pero cuando esas emociones afectan la vida psíquica de la futura mamá conviene solicitar asesoramiento psicológico para llevar adelante esta etapa tan importante de la mejor manera posible.
La licenciada Carolina Verta, psicóloga de la Asociación Ayuda, institución especializada en trastornos de ansiedad, explica: "El embarazo es un período de espera, pero al mismo tiempo una etapa de grandes cambios físicos, emocionales, laborales y en la pareja. Es un período donde pueden convivir sentimientos encontrados: desde la felicidad absoluta hasta miedos e inseguridades enormes. Es frecuente experimentar distintos estados de ánimo, estar más sensibles, por momentos hasta irritables. También es importante ver cómo se van aceptando y llevando los cambios en el cuerpo y las sensaciones nuevas que aparecen. Frente a cada cambio o "síntoma" nuevo suele surgir la pregunta: esto ¿será normal?".
-¿Las emociones que menciona se presentan aunque se trate de un segundo o tercer embarazo? -Sí. Cada embarazo es diferente y también cambian las circunstancias que atraviesa la mujer en cada situación. La incertidumbre y las preocupaciones acerca del desarrollo de la gestación, del bienestar del bebé o de la capacidad de enfrentar lo que hay por delante están presentes siempre, aunque en distintos grados. Existen mujeres más propensas a padecer niveles de ansiedad elevada y en algunos casos les es difícil manejar los niveles de incertidumbre que acompañan las distintas etapas del embarazo.
-¿Esto se puede exacerbar en aquellos casos en que, previo al embarazo, la mujer sufría trastorno o ataque de pánico? -Paradójicamente, no. A menudo, en estos casos, los síntomas de pánico desaparecen. Es que en estas mujeres las sensaciones físicas que perciben se las atribuyen al embarazo y dejan de disparar el circuito de ansiedad que antes desencadenaban.
-¿Hay temores o preocupaciones más frecuentes según el trimestre? -En el primero, es normal sentir ansiedad, cambios de humor y miedos acerca de si ella será capaz de afrontar la nueva situación. Es una etapa que se acompaña de síntomas como cansancio, náuseas, vómitos. Las preocupaciones se vinculan fundamentalmente con el miedo a la pérdida del embarazo, o de cómo se estará desarrollando el bebé, ya que todavía no se lo siente en la panza. También suele preocupar cómo las actividades cotidianas o los estados de ánimo pueden afectar el desarrollo del embrión. Si bien estos temores son normales, en importante evaluar el grado de ansiedad y malestar que los acompañan. Las mujeres más propensas a la ansiedad y preocupación pueden entrar en períodos donde no sean capaces de manejar estos temores y desencadenarles una angustia excesiva. Les resulta muy difícil dejar de pensar que algo malo puede pasar y, al sentirse angustiadas piensan que eso está afectando al bebe, lo que les retroalimenta la preocupación. En estos casos, es importante buscar ayuda que pueda brindar distintas herramientas para manejar esas emociones.
-Y en el segundo trimestre, ¿qué tipo de ansiedades se suelen presentar? -En el segundo trimestre la amenaza de pérdida disminuye, ya se comienzan a sentir los movimientos del bebe y esto hace que algunos miedos sean menores. En ciertos casos, existen mujeres que tienden a estar muy pendientes de estas señales y comienzan a chequear los movimientos continuamente, alarmándose si no se dan en la medida en que consideran que tienen que aparecer o repetirse. Pero, en general, el segundo trimestre es un período de menor ansiedad. En el tercer trimestre, en cambio, es frecuente experimentar un aumento de estas emociones.
-¿Por qué? -El cuerpo está más pesado, se cansa más, aparecen mayores dificultades para dormir. Por un lado se espera el momento del nacimiento, y, por el otro aumentan los temores relacionados con el parto, el bienestar y la salud del bebe y las dudas acerca de si se va a ser capaz de manejarse con el bebé.
-¿Cómo afrontar el temor al parto? -Es importante discriminar y entender de dónde proviene el temor y a qué se teme. ¿Al dolor? ¿A que le pase algo a ella? ¿Al bebé? El parto es una situación que genera incertidumbre sobre el cual las mujeres tienen un grado de control de la situación, pero no total. Es importante prepararse e informarse sobre qué es lo que se espera de la mujer en ese momento. Concentrarse en aprender la respiración, en poder descifrar señales del comienzo del trabajo de parto. Acompañarse y apoyarse la pareja y estar ambos informados. Aclarar las dudas con el profesional que va a atender el parto. Es decir: generar una percepción de control ayuda a reducir el nivel de incertidumbre, pero es importante aclarar que es necesario aceptar que parte del proceso no depende totalmente de una, al igual que muchas otras situaciones de la vida. La mujer embarazada no puede pretender reducir la ansiedad a cero, porque cierto nivel es un motor necesario para afrontar no sólo esta situación sino la vida en general. Sin embargo, si los niveles de preocupación y de ansiedad generan un malestar o angustia que se tornan inmanejables, es importante consultar para poder afrontar mejor no sólo el parto sino todas las etapas de la gestación.
-¿Qué ocurre durante el puerperio? -Es un período donde la mujer también puede experimentar cambios de humor, tristeza, irritabilidad. Algunas tienen excesivas preocupaciones y temores relacionados con su bebé y sus propias acciones en relación con él. La mujer ansiosa tiene una tendencia a la sobre responsabilidad y eso se refleja en su rol de madre. Suele entrar en un estado de alerta excesiva acerca de lo que le puede pasar al bebé, de la manera en que ella hace las cosas o de tratar de manejar el contexto (ruidos, visitas, temperatura, etc.). Este estado de tensión la lleva a sentirse abrumada y en algunos casos dificulta la relación con el bebé. Con el amamantamiento puede ocurrir lo mismo: el nivel de tensión y la exigencia no le permite conectarse adecuadamente con la situación. En estos casos es importante evaluar cómo se sienten para hacer una consulta o intervención psicológica, si fuera necesario. Reducir la ansiedad y preocupación excesiva le permitirá ir conociendo al bebé gradualmente e interpretar sus necesidades para adaptarse mejor uno al otro.
Más información: http://asociacionayuda.org/
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