Bebés bien alimentados... y segurosLeches de fórmula 
Durante el verano, las vacaciones, los traslados y el calor pueden afectar las rutinas de preparación de las mamaderas. Aquí, una guía práctica para ponerlas a salvo de la contaminación y los riesgos de una mala conservación. También, las recomendaciones para guardar en forma apropiada la leche materna.

Sucede bastante a menudo, en especial durante el verano: mamaderas al sol o sin cadena de frío expuestas a temperatura ambiente durante varias horas, o leches de fórmula que se preparan con demasiada anticipación y se llevan de aquí para allá en un bolso, sin refrigeración y con un alto riesgo de contaminarse. "Las fórmulas infantiles en polvo no son estériles, por lo tanto lo mejor es prepararlas y consumirlas en el momento. Esa leche preparada no puede estar más de una hora a temperatura ambiente. Además, lo que el bebé no tomó y sobra hay que tirarlo: no se puede alimentarlo un poco, poner luego la mamadera en la heladera y después volverlo a alimentar otro poco. De esa manera, la leche se contamina", explica la doctora Carmen Vecchiarelli, Jefa de la Unidad de terapia intensiva de Neonatología del Sanatorio Otamendi y Asesora Médica de la Asociación de Empresas de Nutrición Infantil de la Argentina (ANI).
Si bien el amamantamiento es la opción ideal para todos los bebés y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de vida, en muchos casos y debido a diferentes razones algunas mamás no pueden darle el pecho a sus hijos y, en esas situaciones, la lactancia tiene que ser complementada o bien reemplazada totalmente por fórmulas infantiles.
Estos productos son fabricados con altos stándares de calidad y sus fórmulas se adecuan a cada etapa del crecimiento infantil, pero no son infalibles y pueden contaminarse con microorganismos del mismo ambiente, presentes en las mamaderas e, inclusive, por gérmenes en las manos de quien las manipula durante la preparación. Por eso es crucial seguir cuidadosamente una serie de pasos y evitar riesgos innecesarios (ver más abajo).
La doctora Vecchiarelli remarcó que en estas épocas del año en que las familias suelen salir más a menudo -de vacaciones o de paseo- la recomendación es utilizar durante los traslados fórmulas infantiles líquidas."Son la mejor opción -remarcó la neonatóloga-, ya que se abren y consumen en el momento".
Pautas para preparar y conservar leches de fórmula • Utilizar un área limpia. • Lavarse las manos antes. • Limpiar los biberones con agua y una gota de detergente biodegradable; enjuagarlos muy bien. • Esterilizar las mamaderas: se lo puede hacer con un esterilizador eléctrico o bien hirviéndolas durante 10 minutos en un recipiente de acero inoxidable, con agua. Es importante colocar por separado todas las partes (biberón, tetina, aro y tapa). Retirarlos con una pinza reservada para este fin y descartar el agua. • Lavarse nuevamente las manos. • Hervir agua y dejarla entibiar hasta los 70º C. • Tomar la mamadera con agua y el polvo en la proporción que corresponda y agitar para lograr una mezcla adecuada. • Abrir y cerrar la lata de la leche de fórmula en el mismo momento de la preparación, no dejar el producto en polvo a la intemperie. • Una vez preparada la leche de fórmula, no puede permanecer a temperatura ambiente por más de una hora. • Si el bebé no tomó toda la mamadera, descartar la leche que sobra. Nunca hay que guardarla y volver a la calentarla más tarde. Los cambios de temperatura pueden favorecer reproducción de bacterias en concentraciones no aptas para la salud de los niños pequeños. • No congelar la fórmula preparada. • No dejar los biberones preparados en la heladera por más de 12 horas. Si las mamaderas se preparan con anticipación a la toma, deben conservarse bien tapadas en la heladera, siempre sin exceder las 12 horas. • Lo ideal es preparar la fórmula y consumirla en el mismo momento. Se puede tener el agua previamente hervida y entibiada en un termo.
Medidas para preparar y conservar la leche materna Si es posible amamantar al bebé, esta es sin lugar a dudas la mejor opción. Durante el verano, se recomienda incrementar la frecuencia y/o duración de cada toma, ante la necesidad de mantener hidratado al bebé. También existen algunas claves para guardar y almacenar de manera segura la leche materna.
Primero, lavarse las manos antes de extraerla. Para hacerlo, usar recipientes que antes hayan sido lavados con agua caliente jabonosa y bien enjuagados. Toda leche debe ser fechada antes de almacenarla para evitar confusiones. Y hay que refrigerarla apenas se extrae. A temperatura ambiente, 19 a 26 grados C, se la puede conservar entre 4 horas (ideal) y 6 horas (aceptable). Refrigerada (menos de 4 grados C), 72 horas (ideal) a 8 días (aceptable). Congelada o freezada (menos de 18 o 20 C), 6 meses (ideal) a un año (aceptable).
¿Cómo envasarla? Para congelar o freezar la leche, se sugieren envases de vidrio o plástico duro con tapa. Existen bolsas especialmente diseñadas para este fin, aunque no se recomiendan las desechables. Tampoco es apropiado utilizar recipientes esterilizados para urocultivo. No incorporar nunca leche caliente en un envase donde ya haya leche congelada. Enfriarla antes de sumar la nueva.
¿Cómo calentarla? Hacerlo bajo agua tibia. Nunca dejar que hierva y jamás utilizar el horno a microondas porque de este modo se pueden perder componentes muy valiosos de la leche humana, que se destruyen cuando se superan los 55 grados C de temperatura.
Una vez que la leche se descongeló, se puede refrigerar durante 24 horas para ser utilizada al día siguiente, pero no congelarla otra vez. Al igual que con las leches de fórmula, si el bebé tomó una parte de la leche y queda un resto en la mamadera, se debe descartar.
Fuente: Liga de la Leche
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