Posparto, de ideal a realCuando una mujer se convierte en madre vive una de las experiencias más conmovedoras, tanto en su cuerpo como en sus emociones, y experimenta cambios bruscos que pueden generar sentimientos de alegría como de nostalgia y vacío. 
"Tocarme la panza es extraño, no me reconozco" Durante el embarazo, la zona abdominal ocupa un lugar privilegiado del cuerpo, al albergar en su interior nada más y nada menos que a un hijo. Con el parto se produce bruscamente una transformación en el esquema corporal, y en ocasiones puede generar una indefinición a la hora de reconocer el propio cuerpo.
En realidad, tocarse la panza en ese período es también tocar al bebé y ponerse en contacto con lo que está pasando dentro del útero. Luego de los nueve meses, ese mismo acto representa la certeza de que el bebé ya no está allí y según cada mujer, puede generar la movilización de sentimientos desconocidos.
El gran impacto es percibir que lo que se siente en los intestinos, en el estómago o en toda la cavidad abdominal ya no es ese ser tan querido. Y el hecho de que los músculos abdominales se recuperen del gran estiramiento que experimentaron suele ser un proceso intermedio del que no se toma conciencia por completo.
Lo que sucede es que, inmediatamente después del parto, se produce una serie de contracciones –también se repiten durante la lactancia- que hacen que todos los órganos vuelvan progresivamente a su lugar, si bien el cuerpo de la mamá no será exactamente igual al de antes aunque no tenga sobrepeso.
Posparto acompañado
Con respecto al contexto afectivo emocional, durante las últimas semanas del embarazo, las futuras mamás visitan más seguido a la partera, al obstetra; les hacen más ecografías y estudios; el entorno está pendiente de sus necesidades. Repentinamente luego de la revolución del nacimiento, muchas suelen sentir confusión, vacío o soledad.
Una vez que los maridos regresan al trabajo, las "madres recién nacidas" están plenamente dedicadas al cuidado del bebé y con pocas posibilidades de comunicarse o establecer contacto con otras personas. Habitualmente, suele pasar mucho tiempo hasta que logran reconectarse con lo cotidiano y pueden hacer una llamada telefónica.
Tal como indican los especialistas, es aconsejable que quienes acaban de dar a luz puedan compartir vivencias e inquietudes con otras mujeres, conversar sobre el parto para verlo desde una nueva perspectiva, resignificarlo, elaborarlo y desnudar las emociones que surgieron en él. También, otros aspectos tales como la vuelta al trabajo, la elección del pediatra y la dinámica familiar, necesitan ser reflexionados y contenidos.
Recuperación física y de los espacios propios
Si bien es necesario esperar el alta médica, en el período del posparto es posible comenzar con una actividad física especializada y con ejercicios de respiración y relajación, teniendo en cuenta la cicatrización de la episiotomía si es que la hubo.
Paulatinamente, se recomienda trabajar primero en la reeducación del periné, luego entrenar los abdominales y por supuesto, las zonas sobreexigidas como los pectorales y los sostenes espinales.
Cualquier propuesta corporal debe buscar un justo equilibrio y tener en cuenta el estado de cansancio físico el que se encuentra la mamá. En general, aquellas que realizan alguna actividad durante el embarazo tienen mayor predisposición y ganas de ponerse en movimiento.
Durante el posparto es muy importante que la mujer construya un espacio propio donde poder ocuparse de sus necesidades y reencontrarse como mujer, más allá de su nuevo rol de mamá.
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