Embarazo y salud bucalCómo cuidar la sonrisa durante la dulce espera 
Durante el embarazo se produce una auténtica revolución hormonal en el cuerpo femenino, que repercute en todos sus órganos y sistemas. La salud bucal no es una excepción. La doctora Cristina Escala, especialista en ortodoncia y odontología en niños y docente del Ateneo de Odontología, explica cuáles son las alteraciones que pueden aparecer durante ese período tan significativo de la vida de la mujer.

Una dificultad típica del embarazo, aunque no muy frecuente, es el "épulis o épulis gravidarum", una formación quística -totalmente benigna- que se forma en una papila determinada de la boca (hay 28, y puede ocurrir en cualquiera de éstas) que hace que la encía se agrande e inflame, adquiera un color más rojizo y, en algunos casos, pueda cubrir hasta medio diente. "Puede aparecer entre un canino y un lateral, entre un lateral y un central -explica la doctora Escala-. No duele, es una hiperplasia de encía y no crea dificultad alguna salvo la estética. Tampoco produce ningún efecto sobre el bebé. El consejo es cepillarlo, masajearlo, y tratar de que no se agrande".
En la gran mayoría de los casos, el épulis desaparece una vez terminado el embarazo. Si eso no ocurre -agrega la especialista- hay que quitarlo con una pequeña intervención en el consultorio del odontólogo, luego de nacido el bebé.
Mucho más frecuente es la inflamación de encías, aunque el hecho de que la mujer tenga algún grado de enfermedad periodontal antes de quedar embarazada no siempre es factor de riesgo para que el problema recrudezca cuando espera un bebé. Las recomendaciones no tienen nada de especial -recalca la doctora Escala- y pasan por un buen cepillado y una correcta higiene dental cotidiana.
¿Es cierto que el aporte de calcio que el feto necesita causa la pérdida de piezas dentales? De ningún modo. Esto es un mito. No hay nada que predisponga a perder dientes o calcio durante el embarazo. Cuando el diente forma su corona y sale a la boca está totalmente calcificado. Lo que lo altera es el pH o grado de acidez/alcalinidad de la saliva y las bacterias que hay en el medio bucal, como así también los azúcares y los ácidos que ingresan a boca.
Antes, los odontólogos veíamos únicamente en los dulces los peores enemigos de la salud bucal, pero en los últimos tiempos comprendimos que también los residuos ácidos atacan los dientes: ojo con las bebidas gaseosas, aunque sean light, ojo con los jugos que son ácidos. Por eso, una recomendación no sólo para las embarazadas sino para el público en general es que a la noche, una vez que nos hemos cepillado los dientes, no consumamos ningún otro líquido o alimento que no sea agua. Ni leche, ni jugo de frutas… La leche naturalmente tiene azúcar y si nos vamos a dormir con residuos lácteos en la boca se transformarán en placa bacteriana que, junto con los ácidos, dañarán nuestros dientes.
¿Entonces la embarazada no está más propensa a las caries o a los problemas de encías? No necesariamente. Ahora, si está más ansiosa y come más azúcares, puede ocurrir que el pH de su boca esté más ácido y sufra más inflamación. Pero nada que no se solucione con un correcto cepillado, una buena dieta y tomar mucha agua. Lo peor que pueden hacer es abusar de las gaseosas o los jugos. No es bueno para los dientes. Insisto, aunque sean light. ¿Hay algún secreto? Aprender a cepillarse bien, varias veces por día, siempre luego de las comidas y que el odontólogo se lo enseñe. Es el único secreto. En mi consultorio suelo enseñar a los chicos a usar bien el cepillo y de paso aprenden el papá y la mamá.
Recomiendo un cepillo pequeño, manejable. Hay que apoyarlo en la encía, para que se abra la cerda y cepille encía y diente. Con ese mismo cepillo hay que cepillar también la lengua, porque una lengua que tiene placa bacteriana, es productora de mal aliento.
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