La alimentación más apropiada para tu bebé es la leche materna, porque es un alimento seguro e higiénico y no necesita ninguna preparación especial.
Es el mejor alimento que tu hijo puede ingerir durante los primeros seis meses de vida. La leche materna es muy importante para su crecimiento y su bienestar, porque lo alimenta dándole nutrientes y lo protege dándole las defensas que necesita para no enfermarse.
Amamantá a tu bebé cada vez que lo desee, durante el día y la noche, el tiempo que sea necesario. Dejarlo llorar hasta que se cumpla su horario no es adecuado, esta actitud tensa a la mamá, a la familia y sobre todo al bebé.
Se deben tener en cuenta las necesidades del bebé cuando da señales de querer alimentarse y también de la mamá para evitar la retención de leche que podría generar una posible mastitis.
Es importante saber que la producción de leche es estimulada con la succión frecuente. Es fundamental en este período estar bien hidratada y tomar mucha agua.
El calostro es la leche de los primeros días. Este concentrado es rico en anticuerpos que protegen a tu bebé de enfermedades y ayudan a su buena digestión.
La lactancia materna proporciona al bebé ventajas desde el punto de vista nutricional, psicofísico y relacional.
La leche materna es el mejor alimento posible ya que contiene todas las sustancias necesarias para satisfacer las necesidades nutricionales en los primeros meses de vida del bebé: Entre las ventajas podemos apuntar que la leche materna se digiere mejor y más rápido; tiene 3.6 veces menor cantidad de sodio que la leche de vaca; tiene grasas y proteínas de mejor calidad sobre todo para el desarrollo del cerebro; el hierro se absorve casi en su totalidad; su composición se adapta a las necesidades de la edad, siendo distinta para un bebé nacido a término que para un prematuro.
Amamanta a tu hijo cada vez que lo desee, sobre todo durante las primeras semanas de vida, ya que la producción de leche es estimulada con la succión frecuente. En general, la cantidad de secreción láctea diaria es de aproximadamente 750 cm3. De allí surge que es muy importante que la mamá incremente el consumo de agua o jugos naturales de frutas.
Efectos de la alimentación materna sobre el bebé: • Estimula el sentido del gusto: a través de la leche, elniño se acostumbra más rápidamente al sabor y al aroma de los alimentos, ya que ésta toma gustos según la alimentación materna. En consecuencia, comienza a desarrollar también su capacidad cognoscitiva. • Estimula la síntesis de las enzimas necesarias para la digestión, lo cual redundará en una mayor maduración digestiva y menos riesgo de intolerancias. • Facilita la aceptación de las papillas, porque estará más familiarizado con el sabor de los alimentos.
Alimentos que saborizan la leche: Algunos principios activos en los vegetales son tan pequeños que pasan a través de la mucosa digestiva sin descomponerse y luego penetran en la composición láctea. Así, dan sabor a la leche y pueden producir cierto rechazo en el niño. Los alimentos a tener en cuenta son: ajo y cebolla, coliflor, alcaucil, pimientos, espárragos, apio, especias picantes y condimentos fuertes. El consejo es alimentarse sanamente, con variedad de frutas y verduras, cereales integrales, buena cantidad y calidad de proteínas (huevos, lácteos y carnes), algunas frutas secas y aceites de buena calidad.
Hábitos alimentarios en la familia del bebé lactante: Al igual que durante el embarazo, en el período de lactancia se crean las bases de la alimentación del recién nacido y el grupo familiar. Por lo tanto la pareja debería compartir la responsabilidad de llevar adelante un único criterio alimentario. Para ello sería conveniente: • Dedicar algún tiempo al planeamiento, la elaboración y la degustación de las comidas. • Seleccionar los alimentos al momento de comprarlos. • Aprender a combinar los nutrientes necesarios para el mejor aprovechamiento de los productos, así como por sus colores y sus texturas. • Crear un ambiente confortable, apacible y atractivo para comer. • Comer despacio para disfrutar el sabor de cada bocado, su aroma, textura y color. "Además de la leche, el bebé recibe de la madre el contacto y amor que necesita para desarrollarse plenamente"
Preguntas y respuestas para saber cuando tu bebé está listo física y emocionalmente para su primera comida.
¿Cuál es la edad que recomiendan los especialistas para iniciar la alimentación complementaria? Los expertos en salud y en lactancia materna están de acuerdo en que lo mejor es esperar hasta que el bebé tenga al menos unos 6 meses para empezar a brindarle alimentación complementaria. Hasta este momento La Organización Mundial de la Salud recomienda que los bebés sean alimentados de forma exclusiva a través de la lactancia.
¿Cuándo está preparado el sistema digestivo? Un bebé está preparado para iniciar la alimentación complementaria cuando su sistema digestivo está lo suficientemente maduro, con su tracto gastrointestinal adecuado y cuando muestra determinados signos de desarrollo que así lo indican.
El sistema digestivo del bebé no es algo fácilmente observable, pero diferentes estudios indican que alrededor de los 6 meses es más reducido el riesgo de alergias y otros perjuicios que puede provocar una introducción precoz. A partir de esa edad, el tiempo varía de acuerdo a cada bebé, pero la mayoría están preparados entre los 6 y 8 meses.
¿Cuáles son los signos de desarrollo en un bebé? • Se puede mantener bien sentado sin ningún apoyo. • Ha perdido el reflejo de extrusión y no empuja los alimentos hacia afuera con la lengua cuando se le acercan a la boca. • Tiene deseos de participar en las comidas e intenta tomar los alimentos e introducírselos en la boca. • Demuestra que no quiere algo y se autorregula apartándose de la comida. • Existe un incremento en el número de veces que el niño pide mamar que no se relaciona con una enfermedad o con la erupción de dientes. Cada bebé es diferente, algunos están listos para la alimentación complementaria un poco antes de los 6 meses, y otros no están listos hasta un tiempo después.
¿No es suficiente con la leche materna? La lactancia materna debería ser la mayor fuente de nutrición del bebé hasta los 6 meses de vida. En algún momento, la mayoría empieza a necesitar más hierro y zinc del que proporciona la leche materna. Así, esos nutrientes adicionales pasan a obtenerse de la alimentación complementaria, en pequeñas cantidades.
¿Qué hago si mi bebé de 4-5 meses parece preparado para comer otras cosas? A veces, los bebés de 4-5 meses pueden parecer muy interesados en participar en las comidas, pero eso no siempre significa que estén preparados para comer otras cosas. Lo más frecuente es que se trate de una etapa más de su desarrollo en la que quieren imitar lo que hacen los demás.
Para permitir que el bebé participe en las comidas sin necesidad de empezar a ingerir otros alimentos es aconsejable: • Disponer que el bebé se siente con la familia durante las comidas. • Darle un vaso con un poco de agua o de leche materna previamente extraída para que el bebé disfrute y se entretenga durante la comida. • Ofrecerle cucharas, vasos, cuencos y otros utensilios con los que no pueda hacerse daño, para jugar durante la comida.
¿Existe un plazo máximo para iniciar la alimentación complementaria? Existen amplias creencias al respecto pero ningún estudio que lo demuestre. Muchos papás piensan que su bebé debe empezar a tomar otros alimentos a los 6 meses, de lo contrario su bebé podría tener problemas para aprender a aceptar y comer alimentos que requieran ser masticados. Por supuesto, la alimentación complementaria debe ser guiada por el pediatra, quien indicará cantidades, tiempos y tipos de alimentos.
El mejor método para criar a los niños: Lactancia materna y mucho contacto Claves que recomienda el pediatra español Carlos Gonzàlez, quien afirma que los bebés deben dormir con sus padres para tomar el pecho a demanda y que no hay que dejarlos llorar y abrazarlos mucho para evitar los cólicos.
A pesar de todos sus puntos a favor, la lactancia materna es a menudo un tema discutido. No precisamente por sus beneficios, sino porque a menudo para muchas mamás no es tan sencillo lograr una completa adaptación a este hábito tan amoroso y saludable o porque los meses pasan volando y a la hora de volver al trabajo se hace muy difícil sostener la tarea.
El pediatra español Carlos González, reconocido especialista en crianza y presidente de la Asociación Catalana Pro Lactancia Materna, tiene una posición definida sobre este primer peldaño de la nutrición infantil y dice que su propia experiencia como padre y como médico hace que día a día su postura se renueve, con más fuerza aún. -Mis hijos tomaron el pecho hasta casi los dos años -dice, y agrega que los tres están bien crecidos ya, todos giran en torno de los 20 años-. Pero esto es a menudo mal visto por muchos, que consideran que puede dejar traumas psicológicos... La leche materna es el mejor alimento para el niño; ninguna leche maternizada, por mejor que sea, puede igualarla. Y cuanto más tiempo la tome, mejor. La recomendación es que sea exclusiva hasta los 6 meses.
Cuando se comienza con otros alimentos, la idea no es que reemplacen la leche materna: primero mamar y luego, si tienen apetito, aceptarán la comida. Pero nunca quitar el pecho para dar sólidos." Si bien admite que la única zona crítica de la leche materna es su bajo aporte de hierro, explica que los bebes nacen con reservas suficientes para compensar ese déficit al menos durante medio año de vida, y que una suerte de inteligencia nutricional innata les indica aceptar o no, a partir de esa edad, otros alimentos (por ejemplo, carnes) cuando se les ofrecen.
Si un niño toma el pecho hasta saturarse y luego no quiere más no pasa nada -afirma-. Lo malo es que pase al revés. Que pruebe otra cosa y deje la leche de lado. Y eso es algo que a la gente le cuesta entender: existe la creencia popular de que lo que alimentan son las papillas. Pero lo que alimenta de verdad es la leche y los otros alimentos sólo deben dárselos al niño para que su paladar vaya acostumbrándose a otros sabores. No hay nada mejor que la leche materna. Que el biberón fuera estupendo, en realidad, sólo lo dijeron los fabricantes. Claro, ellos qué iban a decir.
El doctor González, nacido en Zaragoza, de 51 años, defiende la postura de que el bebe debe mamar a libre demanda. Esto significa sin horarios establecidos y cuando lo desea: eso mejora muchísimo las probabilidades de que se adhiera a la lactancia, aunque no garantiza que adopte con rapidez un ritmo definido. Hay que tener un poco de paciencia, señala. "Su hijo sabe si tiene hambre, el reloj no -escribe el pediatra en uno de sus libros más famosos "Mi niño no me come"- La mayoría de los bebes toma el pecho entre ocho y doce veces al día, irregularmente distribuidas. Suelen tardar en cada pecho 15 a 20 minutos en las primeras semanas, mientras aprenden, pero hacia los 2 o 4 meses suelen mamar muy rápido, en 5 o 7 minutos o incluso menos. (...) Si le da el pecho cuando lo pide, y le deja el tiempo que quiera, su hijo siempre tendrá la leche que necesita."
¿Cómo pone en práctica lo de a libre demanda una mamá que trabaja fuera de la casa? El pediatra español dice que es más sencillo de lo que se cree: dar de mamar bien temprano (incluso hasta dos veces), juntar leche con el sacaleche y poner el pecho a disposición una vez que la madre y el niño se reencuentran.
Para garantizar la libre demanda hay un aspecto que González enfatiza: el bebé debe compartir la cama con sus padres, una conducta que muchos desaconsejan pero que él mismo practicó en el seno de su familia y que asegura que el niño se alimente cuando tenga hambre y que la mamá pueda descansar. Normalmente antes de empezar a llorar ya llevan un buen rato buscando el pecho por las buenas. Cuando no lo encuentran, empieza el llanto". "No hay ninguna dificultad en que el bebe duerma en la cama, con sus padres, para mamar cuando lo desee. Muchos niños cuyas madres trabajan duermen la mayoría del tiempo en que ellas no están a su lado y luego recuperan lo que no han comido. Un bebe puede tomar el pecho muchas veces durante la noche sin siquiera despertar a su mamá", ilustra.
Contra lo que algunos colegas suyos han afirmado y postulado acerca de los problemas de los bebés y niños para dormir, Carlos González dispara munición gruesa: "Nada de duérmete niño y de dejarlos llorar solos en su cuarto -afirma-.
A los niños hay que criarlos con mucho amor y contacto; nunca se los debe dejar llorar sino consolarlos en brazos. Me preocupa mucho cómo se ha extendido esa idea de que a los niños no hay que tenerlos en brazos, hay que dejarlos llorar, y que no duerman con los padres. Se ponen límites a estas conductas que deberían ser naturales y lo que se está provocando es una barrera enorme entre la madre y sus hijos y eso, a la larga, probablemente acarrea problemas de comunicación y de disciplina. Los adultos sabemos bien que para mantener una buena relación necesitamos el contacto. ¿Por qué no aplicarlo con nuestros hijos?."
Carlos González va todavía más allá, y dice que la actual generación de chicos y adolescentes –al menos, en occidente- es la que menos afecto ha recibido a lo largo de toda la historia. Lo único que quiere un bebé es estar en brazos de su madre, como lo estuve yo cuando era un niño –asegura-.
Antes los niños no iban a la escuela hasta los seis años, van al jardín maternal desde antes de caminar, entran antes de las 8 porque los padres trabajan, en las vacaciones van a las colonias, después de clase tienen actividades… Es justo esta generación, a la que no han dado contacto, la que de adolescentes tienen muchos problemas… y dicen que es porque han sido malcriados. Yo no estoy tan de acuerdo con eso… -Usted dice algo muy interesante también acerca de los cólicos del lactante… ¿Es cierto que muchas veces se debe a falta de contacto? -Sí. Se llama cólico al llanto excesivo en la infancia y normalmente no tiene que ver con dolor de barriga ni con otras enfermedades. Hay un cajón de sastre y seguro que hay muchísimas causas. Existen algunos casos muy raros causados por alergias. Pero son los menos. Creo que la más frecuente es la falta de contacto físico. En las sociedades en que los niños van todo el día colgados de su madre, no se conoce el cólico.
Un estudio sobre 850 bebés demostró que los que se alimentaban únicamente del seno materno hasta esa edad tuvieron peso normal al llegar a los 3 años.
La obesidad infantil es una epidemia que no se detiene y que impacta en todos los sectores sociales: datos de la última Encuesta de Nutrición y Salud en la Argentina indican que en nuestro país tres de cada diez chicos en edad escolar tiene sobrepeso y uno de cada diez es obeso, es decir, tiene un exceso aún mayor.
Esto supone un aumento del más del 15% respecto de 1990 y una gran preocupación, ya que el 40% de los chicos con sobrepeso seguirán gordos en la adolescencia y, si llegan excedidos a esta etapa, en un 80% de los casos mantendrán ese sobrepeso u obesidad en la adultez.
Por eso, todas las acciones que puedan ayudar a prevenir el problema son bienvenidas. Y es importante tenerlas en cuenta a la hora de decidir si amamantaremos o no al bebé, durante cuántos meses y cómo adecuaremos nuestras actividades para poder sostener esa lactancia el tiempo que haga falta para aprovechar al máximo sus ventajas.
Una investigación realizada en los Estados Unidos que acaba de publicarse en la prestigiosa revista científica Pediatrics destaca una vez más el enorme valor dedar de mamar a los hijos. A través del seguimiento de la alimentación de más de 800 chicos, el estudio reveló que aquellos que comienzan a recibir alimentos sólidos antes de los cuatro meses de vida son más propensos a ser obesos que los bebés que al menos durante los primeros cuatro meses se alimentan exclusivamente con leche materna.
Del estudio participaron 850 bebés y sus mamás y se extendió durante tres años. La doctora Susanna Huh, médica especializada en gastroenterología infantil del Hospital de Niños de Boston en Estados Unidos, quien encabezó la investigación, explicó que "la lactancia exclusiva puede mantenerse perfectamente hasta los seis meses de vida, pero en caso de querer introducir algún alimento sólido, no debe hacerse antes de los cuatro meses de edad. Esto sin dudas contribuiría a bajar las cifras de obesidad infantil".
Los investigadores indagaron en los casos de 850 bebés de seis meses cuyas madres debieron responder en qué momento habían comenzado a darles lácteos, frutas o cereales. Luego, cuando los niños tenían tres años, el equipo de científicos volvió a pesarlos y a medirlos para determinar si tenían sobrepeso. "En los bebés alimentados en base a leche materna durante por lo menos cuatro meses, la edad de introducción de sólidos en la dieta no influyó en la posibilidad de desarrollar obesidad para los tres años –dijeron los investigadores. Aquellos que desde el principio habían consumido fórmula o que a los cuatro meses ya habían dejado de recibir leche materna y comenzado a comer sólidos, tenían cuatro veces más posibilidades de tener sobrepeso al llegar al tercer año de vida".
Una vez más, el trabajo demostró la importancia de suministrar a los bebés leche materna siempre que sea posible y reemplazarla por la mejor leche de fórmula en los casos que por razones de fuerza mayor sea imposible darles de mamar. La lactancia no sólo representa una eficaz protección contra la obesidad, sino también contra las alergias alimentarias y proporciona defensas naturales contra una cantidad de enfermedades infecciosas.
Los especialistas agregaron que la prevención de la obesidad infantil no radica únicamente en elegir los alimentos más nutritivos pero no necesariamente más calóricos y en llevar una dieta equilibrada, sino también en fomentar entre los chicos la actividad física sostenida y evitar el sedentarismo creciente vinculado al uso de la computadora, los video juegos o la televisión, que los mantiene sentados e inactivos frente a una pantalla varias horas por día desde muy pequeños.
Durante el verano, las vacaciones, los traslados y el calor pueden afectar las rutinas de preparación de las mamaderas. Aquí, una guía práctica para ponerlas a salvo de la contaminación y los riesgos de una mala conservación. También, las recomendaciones para guardar en forma apropiada la leche materna.
Sucede bastante a menudo, en especial durante el verano: mamaderas al sol o sin cadena de frío expuestas a temperatura ambiente durante varias horas, o leches de fórmula que se preparan con demasiada anticipación y se llevan de aquí para allá en un bolso, sin refrigeración y con un alto riesgo de contaminarse. "Las fórmulas infantiles en polvo no son estériles, por lo tanto lo mejor es prepararlas y consumirlas en el momento. Esa leche preparada no puede estar más de una hora a temperatura ambiente.
Además, lo que el bebé no tomó y sobra hay que tirarlo: no se puede alimentarlo un poco, poner luego la mamadera en la heladera y después volverlo a alimentar otro poco. De esa manera, la leche se contamina", explica la doctora Carmen Vecchiarelli, Jefa de la Unidad de terapia intensiva de Neonatología del Sanatorio Otamendi y Asesora Médica de la Asociación de Empresas de Nutrición Infantil de la Argentina (ANI).
Si bien el amamantamiento es la opción ideal para todos los bebés y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de vida, en muchos casos y debido a diferentes razones algunas mamás no pueden darle el pecho a sus hijos y, en esas situaciones, la lactancia tiene que ser complementada o bien reemplazada totalmente por fórmulas infantiles.
Estos productos son fabricados con altos stándares de calidad y sus fórmulas se adecuan a cada etapa del crecimiento infantil, pero no son infalibles y pueden contaminarse con microorganismos del mismo ambiente, presentes en las mamaderas e, inclusive, por gérmenes en las manos de quien las manipula durante la preparación. Por eso es crucial seguir cuidadosamente una serie de pasos y evitar riesgos innecesarios (ver más abajo).
La doctora Vecchiarelli remarcó que en estas épocas del año en que las familias suelen salir más a menudo -de vacaciones o de paseo- la recomendación es utilizar durante los traslados fórmulas infantiles líquidas."Son la mejor opción -remarcó la neonatóloga-, ya que se abren y consumen en el momento".
Pautas para preparar y conservar leches de fórmula • Utilizar un área limpia. • Lavarse las manos antes. • Limpiar los biberones con agua y una gota de detergente biodegradable; enjuagarlos muy bien. • Esterilizar las mamaderas: se lo puede hacer con un esterilizador eléctrico o bien hirviéndolas durante 10 minutos en un recipiente de acero inoxidable, con agua. Es importante colocar por separado todas las partes (biberón, tetina, aro y tapa). Retirarlos con una pinza reservada para este fin y descartar el agua. • Lavarse nuevamente las manos. • Hervir agua y dejarla entibiar hasta los 70º C. • Tomar la mamadera con agua y el polvo en la proporción que corresponda y agitar para lograr una mezcla adecuada. • Abrir y cerrar la lata de la leche de fórmula en el mismo momento de la preparación, no dejar el producto en polvo a la intemperie. • Una vez preparada la leche de fórmula, no puede permanecer a temperatura ambiente por más de una hora. • Si el bebé no tomó toda la mamadera, descartar la leche que sobra. Nunca hay que guardarla y volver a la calentarla más tarde. Los cambios de temperatura pueden favorecer reproducción de bacterias en concentraciones no aptas para la salud de los niños pequeños. • No congelar la fórmula preparada. • No dejar los biberones preparados en la heladera por más de 12 horas. Si las mamaderas se preparan con anticipación a la toma, deben conservarse bien tapadas en la heladera, siempre sin exceder las 12 horas. • Lo ideal es preparar la fórmula y consumirla en el mismo momento. Se puede tener el agua previamente hervida y entibiada en un termo.
Medidas para preparar y conservar la leche materna Si es posible amamantar al bebé, esta es sin lugar a dudas la mejor opción. Durante el verano, se recomienda incrementar la frecuencia y/o duración de cada toma, ante la necesidad de mantener hidratado al bebé. También existen algunas claves para guardar y almacenar de manera segura la leche materna.
Primero, lavarse las manos antes de extraerla. Para hacerlo, usar recipientes que antes hayan sido lavados con agua caliente jabonosa y bien enjuagados. Toda leche debe ser fechada antes de almacenarla para evitar confusiones. Y hay que refrigerarla apenas se extrae. A temperatura ambiente, 19 a 26 grados C, se la puede conservar entre 4 horas (ideal) y 6 horas (aceptable). Refrigerada (menos de 4 grados C), 72 horas (ideal) a 8 días (aceptable). Congelada o freezada (menos de 18 o 20 C), 6 meses (ideal) a un año (aceptable).
¿Cómo envasarla? Para congelar o freezar la leche, se sugieren envases de vidrio o plástico duro con tapa. Existen bolsas especialmente diseñadas para este fin, aunque no se recomiendan las desechables. Tampoco es apropiado utilizar recipientes esterilizados para urocultivo. No incorporar nunca leche caliente en un envase donde ya haya leche congelada. Enfriarla antes de sumar la nueva.
¿Cómo calentarla? Hacerlo bajo agua tibia. Nunca dejar que hierva y jamás utilizar el horno a microondas porque de este modo se pueden perder componentes muy valiosos de la leche humana, que se destruyen cuando se superan los 55 grados C de temperatura.
Una vez que la leche se descongeló, se puede refrigerar durante 24 horas para ser utilizada al día siguiente, pero no congelarla otra vez. Al igual que con las leches de fórmula, si el bebé tomó una parte de la leche y queda un resto en la mamadera, se debe descartar.
Entrevista al Dr. Florentino Sanguinetti, especialista en salud mamaria.
Pocos especialistas argentinos conocen tanto de la salud de las mamas como el doctor Florentino Sanguinetti, Jefe del servicio de Patología Mamaria de la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer (Lalcec), ex director del hospital de Clínicas y director del Programa de Detección de Cáncer Mamario en todo el país, el programa de Lalcec financiado por la empresa Avon, que a lo largo de 12 años lleva controladas a 104 mil mujeres, y detectado, tratado y curado 500 casos de cáncer mamario.
"La mama es un órgano de enorme complejidad anatómica y funcional" explicó el doctor Sanguinetti a Experiencia Mamá. Sus globulillos glandulares tienen un músculo que permite la excreción o eliminación del contenido -la leche- desde adentro hacia afuera. Además, la mama está relacionada con todas las hormonas y las glándulas del organismo: recibe la influencia de la hipófisis, los ovarios, la tiroides, las suprarenales. Es también el órgano que más se enferma en las mujeres, más aún que el corazón: prácticamente no existe mujer que no haya tenido algún problema mamario. Lo más frecuente son las displasias, alteraciones de la estructuras, benignas pero potencialmente peligrosas.
Es interesante dividir la realidad de la glándula mamaria en tres etapas muy distintas: la mama normal en una mujer joven, que es sexualmente activa pero no está embarazada, es decir, la mama previa a un embarazo. Luego, la mama durante el embarazo y finalmente la mama después del embarazo, haya habido o no lactancia.
¿Qué destacar del primer período, es decir, la mama de una mujer sexualmente activa y en edad gestacional, pero previa al embarazo? Así como toda mujer debe hacerse un Papanicolau en forma anual de manera preventiva, también debe someterse a un control mamario anualmente, que implica una palpación e inspección visual.
¿Ese control incluye mamografía? Luego de los 40 años, sí. Antes, depende del caso, cada situación es distinta y el médico especialista sabrá discriminar qué corresponde. Por ejemplo, si existen antecedentes familiares de cáncer mamario seguramente los controles mamográficos comenzarán antes. Pero lo importante es que las mujeres acudan a los centros y sean evaluadas por los especialistas, los mastólogos, ya que la mastología se convirtió en una especialidad. Así como el ginecólogo hace el Papanicolau, el mastólogo es quien debe controlar las mamas.
¿Qué ocurre con la mama durante el embarazo? Por un lado, hay una mejoría de los problemas displásicos u hormonales. Pero también, al mismo tiempo, y por la exacerbación hormonal que representa esta etapa de la vida, no hay que descuidar el control mamario. En general, las mujeres asisten a su médico obstetra y toda la atención está concentrada en el desarrollo del bebé, algo que está muy bien. Pero siempre que tengo oportunidad repito que el momento de la vida en que más hay que controlar la mama es durante el embarazo y generalmente ocurre lo contrario. A menudo es insuficiente.
El mensaje fundamental es que durante el embarazo tiene que haber un control frecuente de las mamas, con cada control obstétrico. Hay que hacer una palpación y en caso de aparecer tumefacciones o induraciones confusas es conveniente realizar una ecografía o, inclusive, con adecuada protección contra los rayos una mamografía o una punción dirigida. Si bien es muy poco frecuente, existe un potencial riesgo de cáncer mamario durante la gestación. Hoy en día, de todos modos, existen tratamientos que permiten seguir adelante con el embarazo y que llegue a feliz término. Pero la consulta preventiva no debe faltar.
¿La mama cambia durante la dulce espera? Aumenta de tamaño, pero no debería experimentar otras variaciones. La retracción del pezón no es normal ni tampoco las úlceras, los eritemas o eccemas. No es normal que la mama se inflame. El mastólogo puede intervenir para preparar el pezón y la mama para la futura lactancia: si es necesario ablandarlo con cremas, o quizás protuirlo si es plano o naturalmente retraído.
¿Cómo se comporta la mama luego de dar a luz? La mama post embarazo es muy distinta a las anteriores. En el momento del parto hay todo un cambio hormonal muy importante donde aparece una nueva hormona provocada por el útero, la oxitocina, que es una de las que estimula la lactancia. La mama se congestiona mucho, aumenta su volumen, hay dolor, edema, y a las pocas horas empieza la secreción, que estará estimulada por la succión del bebé en el momento en que se contacta con el pezón y producirá la bajada de la leche.
La lactancia es muy favorable para la salud mamaria, disminuye mucho el riesgo futuro de cáncer mamario y cuanto más prolongada, mejor. En realidad no hay una fecha límite para suprimir la lactancia, muchas veces las mujeres la suprimen por razones laborales, por obligaciones que no tienen nada que ver con su salud mamaria, pero lo que aconsejamos siempre es que se prolongue todo lo posible.
La lactancia no tiene ningún defecto, ni contraindicaciones. Es beneficiosa para el bebé y para la mamá desde el punto de vista biológico y afectivo. La lactancia representa algo así como el momento de maduración para la glándula mamaria. Sino hay lactancia es como si el fruto hubiera sido extraído verde, antes de madurar. Esa maduración es un beneficio, implica una disminución de todas las patologías, especialmente las vinculadas con las displasias, una mejora de las alteraciones que puedan ocurrir en los conductos y, en el futuro, también una disminución del riesgo de cáncer. Por supuesto, mientras la mujer da de mamar, el control sobre la salud de la mama es muy importante y ya se puede realizar mamografías sin problemas.
¿Y qué ocurre luego del destete? La mama vuelve a la condición número uno: continúa su evolución vital pero, sin lugar a dudas, mejorada. La lactancia no tiene ninguna contraindicación. Lamentablemente en nuestro país no hay un sistema que realmente la favorezca y apoye, pero ésto debería cambiar.
Pueden producir daños en la salud del bebé. Cómo reconocerlas y reemplazarlas.
Tarde, pero finalmente nuestro país se sumó a los que desde 2005 han venido prohibiendo las mamaderas de policarbonato, un tipo de plástico utilizado porque no se rompe, pero con un defecto importante: contiene bisfenol A (BPA) sustancia que puede producir efectos tóxicos graves en los lactantes, entre éstos, cáncer, daños en la fertilidad y problemas de conducta.
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), decidió el primer lunes de marzo prohibir la importación, fabricación y comercialización de estas mamaderas en nuestro país y estableció un plazo de 30 días hábiles para que las empresas adecuen sus normas a la nueva reglamentación.
La ANMAT destacó que las evidencias científicas demuestran que cuando estos materiales se calientan en determinadas condiciones, "existe el riesgo de que pequeñas cantidades de bisfenol se desprendan de los recipientes que contienen alimentos y bebidas, pasando a estos productos, con el riesgo de ingestión en los lactantes".
Es por eso que los pediatras recomiendan no calentar mamaderas plásticas en los hornos a microondas, a menos que se trate de marcas muy reconocidas, que no utilizan policarbonato sino polipropileno (PP), una sustancia no tóxica. "La indicación -afirma la pediatra Mirta Eiras, que integra la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP)- es utilizar mamaderas de vidrio, y, en caso de que sean plásticas, únicamente aquellas de marca. El resto pueden no ser seguras para los bebés y niños". La especialista recalcó, por otra parte, que las mamaderas deterioradas o dañadas por el uso o los detergentes deben ser reemplazadas de inmediato, sean del material que sean, para evitar el riesgo de contaminación.
Medidas similares en otros países
El director del Instituto Nacional de Alimentos (INAL), Matías De Nicola, explicó que "la medida adoptada está en consonancia con las agencias regulatorias más exigentes del mundo, como la de Estados Unidos, Europa, Brasil, Dinamarca o Canadá".
En países como Dinamarca, por ejemplo, "el Gobierno fundamentó la medida de salvaguardia en una determinación del riesgo presentada por el Instituto Nacional de Alimentación, en la que se evalúa un estudio exhaustivo de los efectos tóxicos en el desarrollo del sistema nervioso y en el comportamiento, posiblemente causados por el BPA".
En ese marco, el Ministerio Danés de Alimentación, Agricultura y Pesca decidió prohibir el uso de esta sustancia en la fabricación de materiales plásticos destinados a entrar en contacto con alimentos para niños de 0 a 3 años. En igual sentido se pronunció el Gobierno francés, fundamentando la medida en dictámenes de la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria de los Alimentos (AFSSA).
¿Qué ocurre si un bebé ha sido alimentado con este tipo de mamaderas?
En principio, hay que dejar de utilizarlas, pero sin que cunda la desesperación. La autoridad alimentaria europea (European Food Safety Authority, EFSA) indicó que "los lactantes de entre tres y seis meses alimentados con biberones de policarbonato son los más expuestos al BPA. No obstante, esa exposición sigue siendo inferior a la ingesta diaria tolerable". Después de los seis meses de edad, "el bebé madura su sistema de eliminación de esta sustancia tan perniciosa hasta alcanzar la capacidad del adulto de manera progresiva alrededor del medio año de vida".
Como todavía existen en el mercado productos que no respetan la nueva disposición, hay que observar el rótulo y corroborar de qué material están fabricadas las mamaderas. En general, las que no contienen BPA lo especifican. En cambio, si aparece el policarbonato en su composición, tienen el bisfenol A y no deben ser utilizadas.