Consisten en rápidos y extraños cambios en el estado de ánimo, con ataques de llanto y ansiedad muchas veces inexplicables. Suelen ser frecuentes a partir de la concepción pero se producen más en el último trimestre del embarazo.
Solución: debe tomar con naturalidad estos sentimientos; aún en el embarazo más sencillo puede aparecer depresión, confusión o ansiedad. El análisis sólo le servirá en este caso para prolongarlos.
Estos problemas circulatorios se originan por el aumento de peso experimentado en el embarazo. Se caracterizan por dolores súbitos que dura unos momentos.
Solución: pídale a su Obstetra que le recomiende algunos ejercicios para aliviar esas molestias. Los masajes pueden ayudarla al igual que flexionar el pie hacia arriba y hacia abajo.
Esto ocurre durante el tercer trimestre pues el feto está ocupando más espacio en su abdomen.
Solución: respire profundamente varias veces al día (puede preguntarle a su instructor para el parto) pero evite hiperventilarse. Puede dormir semisentada (con varias almohadas) y evite los lugares conglomerados y contaminados.
DOLOR DE ESPALDA Habitualmente ocurre en la parte inferior de la espalda, con dolor en los glúteos y piernas. Se puede dar si está mucho tiempo parada, una mala postura, después de levantar objetos pesados especialmente después del tercer trimestre.
Solución: los masajes pueden ayudar y hacer ejercicio para fortalecer la columna también sería de utilidad. Asegúrese de tener un colchón duro, mejorar la postura, evitar tacos altos, y si tuviera que levantar peso agáchese para levantar el paquete y vaya parándose en forma lenta.
DOLOR DE CABEZA Puede ocurrir que experimente dolores de cabeza durante su embarazo. Las causas pueden ser: tensión nerviosa o quizás el aumento en el volumen de sangre dentro de su organismo ahora que está embarazada.
Solución: descanse y trate de relajarse. Algunas mujeres experimentan alivio caminando al aire libre. No tome medicinas a menos que se lo aconseje su médico.
DOLOR EN LAS COSTILLAS Ud. puede sentir una gran irritación y sensibilidad en las costillas, habitualmente lo hará del lado derecho justo debajo del pecho. Será más intenso cuando Ud. esté sentada y por lo general transcurrirá en el tercer trimestre.
Solución: lleve ropa floja que no ajuste sus costillas. Mejore su postura. El dolor cesa cuando la cabeza del bebé cae en la cavidad pelviana, antes del parto.
Se produce más frecuentemente cerca de la fecha de parto. Puede ser leve o severa y puede o no haber síntomas que incluirían dolor de cabeza, trastornos visuales y vómitos.
Solución: si Ud. tiene antecedentes de hipertensión arterial previo al embarazo dígaselo el primer día a su Obstetra. Cuéntele también si tiene dolores de cabeza persistentes o náuseas. Si su presión se eleva en cualquier momento del embarazo lo mejor es reposo y descanso. De cualquier forma su médico la tendrá controlada todo el embarazo.
Es la incapacidad de dormir por la noche, esto hará que se sienta cansada e irritada durante el día. Puede suceder en cualquier momento, a partir de la concepción.
Solución: un baño caliente con aceites especiales y un vaso de leche tibia pueden serle de gran utilidad. Mire T.V. o lea hasta que se sienta cansada y con sueño. Su médico podrá recetarle somníferos a partir del tercer trimestre.
Es una sensación de desvanecimiento que se produce repentinamente, haciéndole perder la estabilidad. Puede producirse si se pone de pie súbitamente ó si ha permanecido de ese modo mucho tiempo, sobre todo en época calurosa.
Solución: evite ponerse de pie súbitamente y permanecer parada mucho tiempo. Cuándo sienta este tipo de mareos siéntese o recuéstese. Nunca se levante abruptamente o salga demasiado rápido de un baño caliente. Manténgase fresca cuando el clima sea caluroso. Si está mareada siéntese con la cabeza entre las piernas o acuéstese con los pies más alto que la cabeza.
Generalmente con sensación de pesadez e incomodidad y la impresión de pinchazos en los pezones. Puede ser uno de los primeros síntomas del embarazo. La sensibilidad suele acompañarla durante todo el embarazo pero aumenta cuando se acerca el parto.
Solución: use corpiños que ajusten bien sus pechos desde comienzos del embarazo. Si sus senos son grandes use corpiño de noche. Use crema de caléndulas para los pezones irritados.
Se debe a la retención de agua en los tejidos, especialmente en sus pies.
Solución: Eleve sus piernas cada vez que pueda y evite ropas ajustadas que presionen sus piernas. Es importante avisarle al doctor si nota que su hinchazón no es sólo en las piernas y si nota un aumento brusco de peso.
Es una sensación de pinchazos que se producen los dedos pulgar e índice y muchas veces produce sensación de adormecimiento y debilidad. A veces puede tomar toda la mano y el antebrazo.
Solución: los diuréticos recetados por su Obstetra puede aliviarla; una venda en la muñeca por la noche también. Puede sentir alivio sosteniendo la mano por encima de su cabeza y moviendo los dedos. Puede recurrir a la acupuntura y dormir con el brazo sobre una almohadón.
CONSTIPACIÓN Y HEMORROIDES Entre las razones para el estreñimiento y las hemorroides, se encuentran los cambios que las hormonas producen, enlenteciendo el proceso del tracto digestivo. Sumado a esto, durante el último trimestre de embarazo, el útero engrandecido aumenta su presión sobre el recto.
Solución: para minimizar estas molestias trate de beber mucho líquido y coma frutas y vegetales ricos en fibra. Algunas mujeres experimentan alivio bebiendo un vaso de agua tibia en ayunas, antes del desayuno. Camine rápidamente veinte minutos por día y NO tome laxantes. No levante objetos pesados.
DIARREA Se produce al evacuar reiteradamente heces blandas. Puede producirse en cualquier momento.
Solución: aumente su ingesta diaria de agua a 12-14 vasos por día para sustituir el líquido que pierde. Eso hará que su presión arterial se mantenga normal. Consulte con su Obstetra para ver si es necesario hacerse análisis de materia fecal para detectar la infección y darle el tratamiento adecuado.
ACIDEZ Esto ocurre cuando los alimentos digeridos son empujados desde su estómago hacia el esófago. Como dijimos anteriormente, durante el embarazo todo el proceso digestivo se hace más lento y adicionalmente, el útero engrandecido empuja al estómago hacia arriba.
Solución: para evitar la acidez, coma en pequeñas cantidades, varias veces al día. Evite alimentos muy grasosos o con muchas especias y espere al menos una hora antes de acostarse. Algunas mujeres experimentan alivio colocando dos o tres almohadas bajo su cabeza para dormir (posición semi sentada).
NÁUSEAS Así como el estreñimiento, se debe a cambios metabólicos.
Solución: en las mañanas -antes de levantarse- coma unas galletitas y un vaso de agua y levántese muy lentamente. Trate de comer en pequeñas cantidades cada tres horas (dieta fraccionada). Es bueno comer proteínas (carne, huevos, leche) antes de acostarse en la noche.
Se producen por la presión que el útero ejerce en la parte baja de su abdomen que hace la circulación dificultosa. Normalmente aparecen en las piernas y si usted permanece de pié o sentada por períodos largos de tiempo.
Solución: algunas sugerencias incluyen no permanecer en la misma posición por mucho tiempo. Trate de alternar los períodos en los que se encuentra de pié o sentada. Muévase con frecuencia para estimular la circulación. Eleve las piernas cuando le sea posible. Inclusive cuando esté en la cama puede colocar una almohada bajo sus caderas. Mientras esté sentada trate de elevar los pies. No use ropas muy ajustadas. Su Obstetra podría recomendarle inclusive medias de soporte. Consúltelo con él.
Un problema que afecta a una de cada diez mujeres que esperan un bebé
Dicen que Hipócrates, 2400 años antes del presente, ya había descripto a una mujer embarazada con convulsiones. Sorprendido, llamó a esas manifestaciones éklampsis o eclampsia, una palabra del griego antiguo que significa "de adentro hacia fuera" y que connota un fenómeno súbito y repentino y con una pizca de magia.
Pero en realidad la eclampsia no tiene nada de magia y sí en cambio mucho de preocupación para los médicos que se especializan en su estudio y tratamiento. Una de esas profesionales es argentina: la doctora Liliana Voto, una investigadora cuyas pesquisas en el tema la han ubicado en un respetadísimo lugar del acervo científico.
A menudo se escucha "eclampsia", "pre eclampsia"… ¿Todo significa hipertensión en el embarazo? Son distintas acepciones de la misma enfermedad. Podríamos decir que a través de los nombres se marcan distintos momentos de la misma. Hasta hace no mucho tiempo, la única manera de definirla era cuando tenía manifestaciones clínicas, a partir de la segunda mitad de la gestación, es decir, transcurridas más de 20 semanas del embarazo. Esa manifestación clínica consiste en que la presión arterial de la paciente es igual o mayor a 140 mm/hg de sistólica y de 90 mm/hg de diastólica. Cuando alguien llega a esas cifras de presión arterial, durante el embarazo o en cualquier otro momento de la vida, es hipertenso. Y bien, si ocurre en una mujer gestante, se diagnostica como "hipertensión en el embarazo."
¿Y es el único signo o síntoma? No. Un signo que puede aparecer luego es la proteinuria, es decir, hallar 300 mg o más de proteína en la orina de 24 horas. Si una mujer tiene hipertensión y proteinuria hay un compromiso de la función renal y entonces se edematiza, se "hincha". La tríada hipertensión + proteinuria + edema se llama Pre eclampsia, es decir, un estadío cercano a la Eclampsia, que es cuando a todo eso se suma la convulsión. Pero los tres nombres, hipertensión en el embarazo, pre eclampsia y eclampsia marcan distintos momentos en los cuales se puede detectar la enfermedad.
Entonces, es una misma enfermedad… Antes se la definía como "la enfermedad de la segunda parte de la gestación". Acorde a cómo fueron avanzando las investigaciones de la década del '70, cuando se profundizó en la fisiopatología de la hipertensión durante el embarazo, se comprendió que esta manifestación se debe a una respuesta vascular anómala, que hace que los vasos sanguíneos sean mucho más sensibles a las sustancias presoras, las sustancias que producen vasoconstricción y esto causa que los vasos sanguíneos se cierren.
Los vasos tienen una capa interna que los tapiza, llamada endotelio, que en ciertas personas es más susceptible o sensible a las sustancias presoras: ante las mismas cantidades de sustancias presoras algunos endotelios hacen que los vasos se cierren y algunos no. Entonces, la enfermedad se manifiesta en la segunda mitad del embarazo, pero está desde antes.
¿La mujer ya está enferma aunque lo desconozca? Hoy se sabe que la pre eclampsia se inicia con la gestación, el determinante está en el mismo momento en que se implanta la gestación. Es una enfermedad feto-placentaria que pasa casi silenciosamente durante la primera mitad del embarazo y que recién a partir de la semana 20º se traslada a la madre. Una vez terminado el embarazo, termina la enfermedad. Lo que no significa que no se vuelva a repetir en un embarazo futuro.
¿Qué significa que sea "feto-placentaria"? Que afecta a la díada que forman el feto y la placenta. Hay aumento de la resistencia del sistema vásculo placentario uterino. El endotelio tiene alterada su función, aunque no se sabe cuál es el origen de esta alteración. En realidad, las hipótesis que se estudian actualmente es que se trata de un problema inmunológico, porque existe un rechazo a la gestación: el embarazo se implanta, pero son placentas pequeñas, con muy mala circulación hacia el feto, que por lo tanto no crece bien.
Como es pequeño demanda mayor presión, mayor perfusión sanguínea, entonces es algo así es como tener una manguera y pisarla: ¿qué ocurrirá? La parte de la manguera conectada a la canilla "salta". La canilla es aquí la presión arterial de la madre, que se le va para arriba porque al feto le llega poco… pero quiere más porque como tiene vasos más pequeños no recibe todo lo que necesita y, al mismo tiempo, va segregando sustancias que al trasladarse a la circulación materna hacen que se manifieste la enfermedad en la embarazada.
Así, la presión arterial de la madre se dispara a partir de la 20º semana del embarazo, cuando en realidad el fenómeno hipertensivo ya está presente en díada feto placentaria, desde el comienzo mismo de la gestación.
¿Tiene algo que ver con sufrir hipertensión antes del embarazo? Hay que distinguir entre las que tienen hipertensión previa y las que desarrollan durante el embarazo. Son dos casos distintos. Las primeras YA están enfermas, pero NO tienen hipertensión gestacional, el problema viene desde antes y lo que puede pasar es que a su vez se les sobreimponga la gestacional. Son casos muy graves porque la enfermedad clínica grave aparece antes de la segunda mitad del embarazo.
Se sabe que la glucemia aumenta durante el embarazo porque es una consecuencia de la "tarea metabólica" de la placenta. ¿También es normal que en el embarazo aumente la presión? No. Una mujer embarazada nunca debe tener la presión más elevada de 110/70 mm/Hg con un desvío de más-menos 15 mm/Hg. Con 130 mm/Hg ya hay que tenerla en observación, no se puede esperar que llegue hasta 140 mmg/Hg
¿En qué proporción se presenta la hipertensión gestacional? Es muy frecuente. El 10% de las embarazadas desarrollan hipertensión durante el embarazo. Si en nuestro país el promedio de nacimientos es de 700 mil por año, están expuestas 70 mil mujeres. Es la primera causa de muerte por enfermedad durante el embarazo. El daño en el endotelio altera los factores de coagulación, puede causar hemorragias o un accidente cerebro vascular (ACV) o stroke. Muchas muertes por hemorragia en embarazadas ocurren porque han tenido una enfermedad hipertensiva durante la gestación.
¿Pero cómo es la relación entre la hipertensión gestacional y una hemorragia? Es que el fenómeno hipertensivo produce un cuadro de coagulación intravascular diseminada: hay una captura de plaquetas que disminuye estos componentes de la sangre en la circulación sistémica, y las plaquetas desempeñan un rol fundamental en la coagulación. El bebé nace, generalmente por cesárea, y ella empieza a sangrar porque se quedó sin plaquetas, sin coagulación.
¿Algunas mujeres están en mayor riesgo? Las más jóvenes, de menos de 18, y las más grandes, mayores de 35. También interviene la genética, que en la familia haya habido mujeres con hipertensión en el embarazo. Un embarazo gemelar tiene más riesgo, también una nefropatía previa o el síndrome antifosfolipídico. Son todos factores asociados, que atacan la membrana celular y alteran la función del endotelio. Y todo lo que altera la función del endotelio puede contribuir al problema.
¿Una mujer con presión que ha sido siempre normal está más protegida? No tiene nada que ver: que la mujer haya tenido siempre presión normal no significa que no pueda presentarse la eclampsia.
¿Tener alto el colesterol predispone? No se sabe. Todas las embarazadas son hipercolesterolémicas, esto tiene que ver con el metabolismo y la necesidad de los nutrientes fetales. Pero no existe conocimiento de que esté vinculado con la hipertensión en el embarazo.
En realidad, no se sabe cuál es el desencadenante de esta enfermedad. Pero sí que la placenta de una mujer que ha sufrido hipertensión durante el embarazo muestra todo lo que le pasa a un hipertenso e hipercolesterolémico en 20 años pero durante el embarazo todo sucede en tan solo 4 semanas: hay depósitos de ateromas (placas de grasa), trombosis, son placentas pequeñas, con mala circulación. El cordón del bebé es mucho más pequeño y con mucha menos gelatina de Warton, que es la sustancia que envuelve los vasos del cordón.
¿Es una enfermedad más asociada con un sector social? No, es "democrática", pasa en todos los estratos, pero están en mayor riesgo de tener complicaciones y de morir las que tienen menos recursos por falta de acceso a la atención.
¿Hay síntomas que den la voz de alarma? Sí: tener fuertes dolores de cabeza, visión borrosa, dolor en el hipocondrio derecho (sobre la zona del hígado), un dolor de estómago o epigastralgia severo, una "pancita" de embarazo pequeña que de pronto se pone dura, despertarse con mucho edema o hinchazón en pies, manos, orinar poco. Son todos síntomas de alarma.
¿Hay maneras de prevenirla? Hacer el control preconcepcional: hoy en día, un embarazo no debería sorprender a nadie. Nuestro consejo es planificarlo. El control previo sirve para ver sino existen factores predisponentes, como por ejemplo proteinuria (enfermedad renal), hipertensión, antecedentes familiares, o qué método de control del embarazo se ha utilizado hasta ese momento.
Las mujeres con hipertensión no pueden tomar anticonceptivos con estrógenos, y tampoco pueden hacerlo las mayores de 35 años y mucho menos si fuman, ya que esto predispone a sufrir ACVs y a tener niños de bajo peso. Las mujeres obesas, diabéticas o con diabetes gestacional también están más expuestas. Se puede tener diabetes gestacional e hipertensión gestacional en forma simultánea. Y, por supuesto, hay que conocer bien la presión arterial de la paciente previa al embarazo. Para esto, hay que tomar correctamente la presión.
¿Cómo se realiza una toma correcta de la presión arterial? Con un manguito adecuado acorde al tamaño del brazo de la paciente. Y no inmediatamente cuando acaba de llegar al consultorio. Hay que revisarla y luego, más tranquila, se toma la presión. En tres posturas distintas: semisentada, sentada y de pie. El resultado tiene que ser el promedio de por lo menos tres tomas en posiciones distintas. Y no hay que olvidarse de tomar también la frecuencia cardíaca.
¿Cómo se trata la hipertensión durante el embarazo? Se indica reposo, salir de actividad, ponerse en control médico: Hay medicación pero es de dominio del profesional. Toda mujer que tenga una presión arterial que esté por arriba de 100 mm/Hg de diastólica debe estar medicada.
En realidad, se medica para proteger los vasos del cerebro de la mamá, se medica por la mujer, no por el feto, porque ese bebé está necesitando la perfusión, por eso no hay que sobremedicar a la paciente. Es un delicadísimo equilibrio: si se baja mucho la presión de la embarazada se evita una complicación materna quizás, pero el bebé se queda sin "provisión" de sangre.
¿Todas las mujeres con hipertensión gestacional sufren convulsiones? No siempre. Pero puede convulsivar, remitir el cuadro con medicación y llegar al parto. No siempre los chicos nacen por cesárea, depende de la presión arterial, de la historia de los partos previos, de la severidad de la enfermedad. Si la enfermedad se maneja correctamente durante el embarazo éste puede llegar a término y tener un parto normal.
Pregorexia Así son llamados los trastornos de alimentación durante el embarazo, que se presentan cada vez con mayor frecuencia. Pueden causar serios daños en la salud física y emocional de la futura mamá y del hijo por nacer.
El nombre no es fácil ni demasiado escuchado: pregorexia. Y hay que bucear un poco en la etimología de la palabra para aproximarse a su significado. Pregnant, del inglés, embarazada y orexis del griego, apetito.
Los trastornos alimentarios durante el embarazo han comenzado a convertirse en un problema bastante frecuente, y no es complicado entender por qué. "Si bien no tenemos estadísticas -explica a Experiencia Mamá la doctora Juana Poulisis, médica argentina especializada en estas patologías por las Universidades de Sydney, Australia y de Pittsburgh, EE.UU- es lógico pensar que con el creciente incremento de mujeres que sufren trastornos alimentarios es también mayor el número de ellas que quedan embarazadas y ya lo padecen. Cuando eso ocurre, seguramente experimentarán dificultades también durante la gestación".
La doctora Poulisis explica que está desaconsejado que busquen un embarazo mujeres con TA severos (trastornos alimentarios como por ejemplo cuadros de anorexia nerviosa o de bulimia muy descompensados). Lo ideal es que los síntomas remitan antes de encarar esa búsqueda. Pero también es cierto que a veces el deseo de un hijo oficia de puntapié para mejorar. "Es frecuente encontrar que una mujer que sufrió un trastorno alimentario durante años llegue a la consulta motivada porque quiere ser mamá -dice Poulisis-. En esos casos, la decisión coopera con la recuperación".
Sin embargo, agrega la especialista, si bien la anorexia nerviosa suele traer como consecuencia las alteraciones del ciclo y aun la ausencia del período menstrual, el embarazo puede darse de todos modos. Y ahí habrá que poner toda la atención en el cuidado de la paciente. "Es que –reflexiona la médica-, los trastornos alimentarios durante el embarazo pueden poner en riesgo la vida del hijo por venir, debido al mandato de la mujer por adecuarse a una imagen corporal".
Dice la doctora Poulisis que estas futuras mamás obsesionadas por su peso pueden poner en marcha conductas que van desde la restricción de calorías y nutrientes hasta la realización de ejercicios extremos y hasta combinarlos con atracones, purgas y laxantes, con el peligro que ésto significa. El bienestar del bebé compite permanentemente con los fantasmas que se proyectan en el espejo de la mamá.
El control del obstetra En este sentido, es muy importante contar con un obstetra que enfoque la cuestión del aumento de peso durante la gestación con una mirada abarcativa y que sugiera alternativas alimentarias variadas, completas, equilibradas. Hasta hace algunos años, las mujeres no eran seguidas "tan" de cerca con la balanza. Pero en la actualidad, y para evitar serios trastornos como la diabetes gestacional o la hipertensión, el obstetra exige mantenerse a raya.
"Es correcto cuidarse para no aumentar más de lo indicado: 9 kilos como mínimo y no más de 15 en casos de tener una complexión física estándar -expresa la doctora Poulisis-. Pero hay que prestar especial atención a aquellas mujeres que no ganan peso dentro de lo esperado durante el embarazo. Tuve una paciente que engordó sólo 8 kilos en total, y su médico le decía que era la paciente perfecta, ‘un relojito' la llamaba. Esa mujer, en realidad, cursó casi todo el embarazo con un trastorno alimentario que su médico no advirtió".
Por esta causa, la especialista, que es magister en Psicofarmacología por la Universidad Favaloro e integra la prestigiosa Fundación La Casita (dedicada a trastornos alimentarios), aconseja que se chequee la presencia de trastornos alimentarios previos al embarazo y también las alternativas para enfrentarlos, si se tiene en cuenta que para tener un hijo es inevitable (e imprescindible) aumentar de peso.
Hay casos en que el último mes de gestación se evita y se procede a un parto prematuro (con el alto riesgo que eso implica) porque es donde más peso ganan el bebé y la mamá: algunas mujeres buscan disminuir la aparición de estrías, la flaccidez de los tejidos y la mayor acumulación de grasa. Pero dice con preocupación la doctora Juana Poulisis que estas elecciones sin duda riesgosas se muestran como algo positivo en los medios. "Tenemos el caso de la actriz Angelina Jolie, elogiada por lo delgada que estuvo aun esperando gemelos -afirma la especialista-. Observaciones similares se hacen sobre mamás recientes, y famosas, que recuperan ‘milagrosamente' su peso tan rápido luego del parto".
Cuando el bebé ya nació También ahí, en el posparto y la lactancia, se juega la suerte de la mujer con un trastorno alimentario y de su flamante hijo. Puede ser que aparezcan recaídas después de atravesado el embarazo y que haya un mayor riesgo de depresión que en el resto de las mujeres. "El bebé se transforma en una víctima del trastorno alimentario de su mamá –añade Poulisis-. Aun en una etapa donde la dependencia tanto física como psíquica es muy estrecha, es sometido a carencias en su alimentación, porque es posible que la madre produzca ‘poca leche' y no sea capaz, tampoco, de contenerlo y darle sostén".
Para la doctora Poulisis, el trastorno alimentario durante el embarazo es una forma de no priorizar el crecimiento de ese hijo que viene en camino, al restringirle desde antes de nacer lo que más necesita: la nutrición. Por eso existe un alto riesgo de que la mamá que se obsesionó con el peso y la figura mientras estaba embarazada desplace su problemática sobre los hijos, una vez nacidos: si esa madre al estar gestando un bebé en la panza no pudo priorizarlo debido a su obsesión por la delgadez, también va a tener esa misma obsesión con sus hijos, especialmente si son hijas mujeres.
"En mi práctica vi dos cuadros posibles –afirma Poulisis-. El de la mamá que restringe en alimentos o en calidad de alimentos, por ejemplo, no dándole nunca dulces o golosinas, y entonces esos niños van desesperados a los cumpleaños de amiguitos o a sus casas y se comen todo lo que su madre no les permite. O está el otro caso: lo que su madre no se permite comer se lo da a sus hijos de una forma desmesurada, es decir, los atiborran de comida. También puede ocurrir que estos hijos desarrollen una patología muy frecuente, que es la de comer selectivamente, es decir, sólo determinados alimentos".
Riesgos para la madre y el bebé asociados a trastornos de la alimentación durante el embarazo • Diabetes gestacional • Hipertensión • Disminución del volumen de líquido amniótico • Deshidratación • Irregularidades cardíacas debido a la disminución del potasio (a consecuencia de vómitos inducidos) • Desprendimiento placentario • Aumento de posibilidades de complicaciones durante el parto • Bajo peso del bebé • Ictericia neonatal • Aumento de riesgo de retraso mental en el bebé • Retraso de crecimiento intrauterino • Insuficiencia respiratoria en el bebé • Alteraciones neurológicas • Más riesgo de hiperactividad con desatención