Causa el 30% de los nacimientos prematuros, además de síndrome de abstinencia en el bebé y consecuencias a largo plazo sobre la salud infantil.
Seguramente muchos de nosotros nos hemos horrorizado al saber que los bebés de madres que consumen "drogas duras" durante el embarazo sufren síndrome de abstinencia al nacer. Es un síndrome que incluye temblores, irritabilidad, llanto incesante, fiebre, diarreas, taquicardia, tensión muscular, trastornos del sueño, alteraciones neurológicas, etc.
Pero varias investigaciones demuestran que no sólo sustancias como la cocaína o la heroína pueden causar un cuadro de semejante gravedad. También las mujeres que fuman durante el embarazo enfrentan el riesgo de producir en sus hijos recién nacidos síndrome de abstinencia.
La adicción de la madre a la nicotina los ha vuelto adictos también a ellos. "El cuadro está bien documentado a través de investigaciones: la adicción se pone en marcha desde el cerebro fetal. Son bebés que lloran cuando están en un ambiente libre de humo. Necesitan seguir recibiendo la droga que consumieron, sin quererlo, durante toda la gestación", dice la doctora Marta Angueira, médica cardióloga y coordinadora del Programa de Prevención y Control del Tabaquismo (PPCT) del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
El cigarrillo, ¿una droga? "Sí, absolutamente. La nicotina llega al cerebro en 7 u 8 segundos, más rápido que sustancias inyectadas o aspiradas, como la cocaína, que demora 2 minutos en ser ‘registrada' por el sistema nervioso –explica la especialista. Esta rapidez ocurre porque el cigarrillo contiene, además de todos los hidrocarburos aromáticos y la nicotina (que es la que genera la adicción), una sustancia fundamental para la industria tabacalera: el amoníaco, que potencia su rapidez de absorción. Todo está pensado para hacerlo una droga dura, de enorme potencial adictivo".
Los síntomas de la abstinencia -llanto ininterrumpido, temblores, taquicardia, dificultades de sueño, irritabilidad, cólicos- pueden presentarse durante las 24-72 horas posteriores al parto o, si el bebé es lactante, una vez que la madre lo desteta, porque en caso de ser amamantado la droga seguirá pasando a través de la leche materna. Los efectos del tabaquismo durante el embarazo pueden ir más lejos en el tiempo y causar riesgo incrementado de autismo, leucemia, trastornos de la atención e hiperactividad (con el impacto negativo sobre el rendimiento escolar), menor desarrollo pulmonar, otitis a repetición y una mayor predisposición a enfermedades respiratorias y al asma.
Fumar durante el embarazo aumenta además el riesgo de aborto, parto prematuro y bajo peso. "Un 30% de los bebés que nacen antes de tiempo y con menos peso del que deberían son hijos de mujeres que fuman en la gestación", advierte la doctora Angueira. Cada vez que la mamá fuma, el bebé en el vientre sufre taquicardia, le aumenta la presión y se reduce el caudal de oxígeno que recibe.
Lo ideal, por supuesto, es no haber encendido jamás un cigarrillo. Pero si se deja de fumar antes de quedar embarazada se habrán reducido dramáticamente los riesgos para el binomio mamá-bebé. Si se sigue fumando, en cambio, el riesgo de tener un hijo con bajo peso al nacer es más del doble que en casos de madres no fumadoras.
Fumar… sin fumar Si fumar durante el embarazo es malo tanto para la madre como para el bebé, no lo es menos continuar con el hábito una vez que el chiquito llegó a casa: "El humo del cigarrillo enferma a quien lo consume y también a los que lo respiran - indica la doctora Marta Angueira. Hay dos corrientes de humo: una principal que pasa por el filtro y llega al pulmón; otra secundaria, que se conforma por el humo exhalado que el fumador devuelve al aire, que tiene menos oxígeno y más monóxido de carbono, ácido cianídrico y nitrosamina que la corriente primaria.
Las partículas de la corriente secundaria son más pequeñas y el pH es más alcalino y esto es lo que hace que el humo de tabaco del ambiente sea tan peligroso, porque se absorbe mucho más que el humo que se fuma: esta es la causa por la que ser fumador pasivo enferma y mata tanto como fumar de manera activa". En esta lamentable situación se cuenta el síndrome de muerte súbita del lactante, que en un 80 % de los casos ocurre en hogares donde uno o ambos padres fuman.
En nuestro país, la exposición de bebés y niños al humo pasivo es un problema serio, que debería motivar mayor nivel de conciencia, agrega la doctora Angueira. Las consecuencias del tabaquismo familiar son tremendamente negativas para los bebés y chicos de la casa: la concentración de esas partículas pequeñas puertas adentro supone una polución 10 veces mayor que la emitida por un motor ecodiesel... Por eso no sirve pedir que fumen cerca de una ventana o encender el aire acondicionado. El ambiente debe estar completamente libre de humo.
Uno de los aspectos de la epidemia tabáquica que más preocupa a los especialistas es que las mujeres, se han convertido en el target preferido de las campañas que estimulan el tabaquismo, porque asocian el hábito de fumar con la libertad y la realización personal. "Empiezan a fumar desde chicas y siguen fumando luego más que los varones" - afirma la doctora Marta Angueira.
"En nuestro país, mueren 40 mujeres por día a causa de los efectos del tabaco, el doble que por cáncer de mama. Pero si se continúa con esta línea de jóvenes fumadoras por primera vez el cáncer de pulmón causará más muertes femeninas que el de mama".