Para cualquier mujer verse bien es fundamental; en esta etapa mucho más. Ocuparse de tu imagen durante el embarazo aumentará tu confianza y les dará placer a ti y a tu pareja. Por lo general la ropa de embarazadas es aburrida y sin variantes; divertite con la ropa que elijas y, que a la vez, la misma, sea confortable.
Los cambios físicos que experimentas durante el embarazo también hacen que, a veces, sea difícil encontrar ropa con la que te veas bien. Es más divertido buscar combinaciones inusuales que marcaran más tu individualidad.
Los géneros que podes utilizar son los confeccionados con fibras naturales como el algodón, lana, lino, seda, etc. que permite que tu piel respire mejor. Con respecto a los zapatos conviene evitar los de taco elevado, y ajustarse a los de no más de 5 cm.
Siempre hay que tener en cuenta lo que dicen los expertos. En el caso de la piel los dermatólogos dicen que la misma refleja tu salud. Lo mejor para la piel es el descanso, el ejercicio y una dieta sana. Sin embargo durante el embarazo se precisan algunos cuidados adicionales.
En términos generales la piel luce mejor debido a la influencia hormonal propia del embarazo. Los estrógenos brindan mayor irrigación e hidratación, pero en zonas como los muslos pueden poner de manifiesto "celulitis" también conocida como “piel de naranja”; trata de utilizar cremas, siempre con el consejo de tu Obstetra, que te permita no dejarla avanzar o, en el mejor de los casos, que desaparezca si fuera incipiente.
Es importante favorecer la elasticidad de la piel, manteniéndola bien hidratada, para poder evitar la aparición de estrías. Las estrías son la consecuencia de la rotura de las fibras elásticas de la piel. Son irreversibles de manera que es muy importante prevenirlas.
Usa una buena crema limpiadora facial (recuerda que las secreciones de las glándulas de la piel están incrementadas) y cremas hidratantes para el cuerpo preferiblemente sin sustancias químicas en su composición.
Siempre es aconsejable tomar un baño de inmersión relajante por la noche, usar aceites en lugar de jabón, algunas gotas de aceite de coco, almendras u oliva o aceites esenciales como el de cedrón, alcanfor, pino o lanolina en el agua del baño son revitalizadores y mejoraran tu piel. También es buena idea masajear todo tu cuerpo después del baño con aceites o cremas hidratantes especialmente en abdomen y en las mamas.
El cabello durante el embarazo sufre debido a las hormonas placentarias. De acuerdo a qué tipo de cabello tengas deberás elegir el tratamiento adecuado.
Por ejemplo, en el cabello seco notarás que lo tendrás mejor que nunca, porque las hormonas aumentan la secreción grasa del cuero cabelludo y le darán mucha vitalidad, fuerza y brillo.En los cabellos normales, trata de utilizar un shampoo de uso frecuente que lo mantendrá en óptimas condiciones. Los cabellos grasos requieren de algunos cuidados especiales ya que por el aumento de grasitud deberás lavarlos más frecuentemente de lo habitual, sólo deberán usar shampoos muy suaves y evitar en lo posible el uso de secadores eléctricos.
En el caso de las tinturas lo ideal es que durante el embarazo se utilicen las que están hechas con extractos vegetales como el Henna, que desaparecen al cabo de varios lavados. Lo que definitivamente no debemos utilizar son los colorantes que contengan amoníaco u oxidantes.
Actualmente, la mayoría de las tinturas fabricadas por las empresas más conocidas, poseen dosis mínimas de amoníaco que han demostrado una absorción prácticamente nula del mismo a través de la piel del cuero cabelludo y en consecuencia no dañan al bebé.
No son aconsejables las decoloraciones ni las permanentes durante la gestación ya que, los productos con las que las realizan contienen muchos químicos y como prevención se recomienda evitar su uso.
Recibir control odontológico adecuado para prevenir complicaciones que puedan aparecer como consecuencia de los cambios hormonales de la gestación, es más que imprescindible.
En esto se basa la salud bucal de la embarazada y la del futuro bebé. Durante los primeros meses, es muy común que el cepillado dental aumente las molestias digestivas, tan frecuentes durante el embarazo como las naúseas o los vómitos, lo que lleva a que se descuide la higiene dental, y por este motivo, asociado a los efectos de las hormonas propias del embarazo puede aparecer una gingivitis (inflamación de las encías), que se manifiesta con sangrado de encías y sensibilidad al calor o al frío.
Estas molestias se pueden controlar mediante un cepillado adecuado, que también previene la placa bacteriana, origen de las caries tan molestas. También es muy importante el uso del hilo dental, para eliminar restos de comida que hayan quedado entre los dientes, inaccesibles para el cepillo.
Las deficiencias alimentarias durante éste período también pueden ser causa de enfermedad bucal en el bebé, provocando dientes mal calcificados, alteraciones en el esmalte dental, mala alineación de los dientes, trayendo como consecuencia mala oclusión (mala mordida). El desarrollo dental del bebé comienza en el primer mes de gestación y necesita para su correcta formación aportes de calcio, magnesio, flúor, fósforo y vitaminas A, D y C.
No siempre se producen cambios en el hábito previo, pero pueden experimentarse cambios en la manera de dormir durante el embarazo. El primer trimestre, se acompaña de un estado de somnolencia y aumento de la necesidad de dormir.
Se debe al aumento de la progesterona, hormona que triplica sus niveles durante el embarazo, que tiene un efecto sedante directo sobre el cerebro. El segundo trimestre, es el momento más favorable ya que sólo la necesidad de orinar frecuentemente interrumpe el sueño.
Durante el tercer trimestre, la micción frecuente, la incomodidad por la presencia de la panza, los movimientos fetales, las contracciones o la ansiedad, pueden dar origen a insomnio o bien a la dificultad de conciliar el sueño cuando el mismo fue interrumpido por alguna razón.
¿Qué puedo hacer para dormir mejor? Es fundamental tener un colchón cómodo en el embarazo y muy especialmente durante el último trimestre y es ésta la principal causa de los problemas para dormir.
Si tu costumbre es la de dormir boca abajo o boca arriba, es conveniente que desde el comienzo trates de acostumbrarte a dormir hacia cualquiera de los lados, ya que hacia el final del embarazo es prácticamente imposible dormir en estas posturas. Dormir boca arriba, cuando el embarazo está muy avanzado, provoca que el útero se apoye en tu columna, en tus intestinos y en la vena cava inferior (vena que transporta toda la sangre de la mitad inferior de tu cuerpo hacia el corazón).
Todo esto acarrea dolores en la cintura, digestiones muy lentas, mayor predisposición a las hemorroides y caída en tu presión arterial, con molestias respiratorias, taquicardia o palpitaciones. Debes comenzar desde el inicio de tu embarazo a dormir en uno de los lados y mejor aún del lado izquierdo ya que esta postura también favorece la llegada de sangre a la placenta, aportando mayores cantidades de oxígeno y nutrientes para tu bebé.También existen almohadones especiales en forma de cuña para ser utilizados durante el embarazo, y son ideales para apoyar tu vientre mientras duermes.
El uso de soutiens o corpiños en el último trimestre también ayuda a que te sientas más cómoda para dormir.
No existe ninguna contraindicación para efectuar viajes durante un embarazo normal a excepción de los viajes en avión luego del 7mo. mes por el riesgo de desencadenamiento de un parto prematuro órotura de la bolsa.
Si piensas realizar viajes estando embarazada ten en cuenta las siguientes recomendaciones: • No manejes en la ruta, te provocará una tensión innecesaria. • Si viajas en automóvil, pídele al conductor que pare frecuentemente para que te permita orinar. • Si viajas en ómnibus, elige coches-cama con sanitario. • No viajes en barco durante el primer trimestre, puede incrementar las naúseas y vómitos. • Si viajas a sitios cálidos, hay que tener cuidado con las aguas contaminadas y los alimentos que no requieran cocción.
La mujer busca cada vez más un espacio donde poder compartir entre pares las vivencias del embarazo, conectarse con su bebé, con el asombroso desarrollo y con las modificaciones que se van produciendo mes a mes en su propio cuerpo.
Es importante tener en cuenta que el físico de una mujer adulta en condiciones óptimas de salud, nunca está sujeto a tantos cambios como durante el período del embarazo y el posterior parto. Estos cambios frecuentemente son acompañados por desequilibrios funcionales y posturales, que causan molestias, malestares y dolores. Gracias a una educación corporal adecuada y específica, estos desajustes pueden ser prevenibles o mejorables.
Si bien hoy la mayoría de las mujeres realizan actividades físicas, al momento de la gestación, muchas se encuentran ante la incertidumbre de saber qué actividad es la más adecuada. Generalmente cuando la embarazada es una mujer deportista, o bien acostumbrada a intensa actividad física, le cuesta comprender que el ritmo que necesita el cuerpo es otro, que hay un bebé creciendo en suinterior y que esto requiere adaptarse a nuevas circunstancias que transita su organismo y acompañarlo teniendo en cuenta las trasformaciones a las que está expuesto.
En general las actividades deportivas requieren de un enorme desgaste físico y energético que deberían evitarse en el embarazo, pues el cuerpo necesita la energía para que el bebé crezca en forma salu-dable. Sucede muchas veces que las futuras madres, sin conocimiento del tema, continúan con sus rutinas de entrenamiento descuidando inconcientemente el embarazo, derivando en posibles complicaciones como la falta de crecimiento del bebe o bien partos prematuros.
Gimnasia diseñada Si bien las caminatas y las actividades en el agua reportan muy buenos beneficios durante la gestación, la gimnasia diseñada especialmente para la embarazada sirve para estimular el normal funcionamiento del organismo materno durante todo el embarazo. Esta práctica resulta muy placentera, nunca forzada o mecánica y brinda salud, bienestar, autoestima y vitalidad.
Cada vez más se registra una fuerte tendencia en elegir este tipo de actividades que resultan más beneficiosas para las futuras mamás, para su cuerpo y sobre todo para el bebé. Por otro lado, también es importantela interacción que se genera con otras mujeres que están atravesando el mismo período.
Los ejercicios que se realizan ayudan a prevenir dolores lumbares y dorsales, pesadez en el vientre, sobrecarga de los miembros inferiores (que generan edemas, calambres, várices, etc.) La cercanía de la fecha esperada, motiva a la futura mamá a visualizar y relajar el piso pelviano y el canal de parto, preparándolo para el nacimiento del hijo, estimulando así el parto natural y espontáneo.
Generalmente busca prepararse para el parto desde un lugar protagónico y humanizado ingresado en los cursos de psicoprofilaxis que brindamos en elúltimo trimestre. La relajación con la que finaliza cada encuentro le permite ir conectándose con la herramienta más importante que dispondrá en el momento en que las contracciones se hagan presentes y pueda acompañarlas de a una, facilitando así, el transcurso y evolución del período de dilatación durante el trabajo de parto.
Esta gimnasia especial, que permite a la embarazada llegar en óptimas condiciones al momento del parto, es recomendable realizarlas a partir del primer trimestre hasta iniciado el trabajo de parto. Fomenta el vínculo entre madre e hijo y hace del embarazo una etapa única, personal, saludable, creativa y plenamente satisfactoria.
Mediante esta disciplina la futura mamá disfruta hasta el día del parto de una gran variedad de movimientos que integran y estimulan todo su cuerpo: • Liberando las tensiones. • Tonificando los músculos. • Proporcionando sensaciones agradables de soltura y liviandad. • Colaborando en la concientización del embarazo, corrigiendo la postura y la repartición del peso. • Trabajando intensa pero cuidadosamente la zona abdominal y pelviana. • Estimulando la circulación de la sangre, sin olvidar que el bebé crece y sealimentapor el flujo sanguínero que ingresa a través de la placenta.
GIMNASIA ESPECIAL PARA EL EMBARAZO Beneficio Adicional con aranceles especiales. Vicky Seguí.
Cómo trabajar los músculos de esa panza que va creciendo para tener buena postura, sostener bien al bebé y pujar con suficiente energía en el momento del parto.
Si algo se modifica –¡y cómo!- durante el embarazo es el vientre de la futura mamá. Y eso ocurre gracias a la adaptación de los músculos de la pared abdominal, formada por cuatro grandes grupos musculares (transverso, oblicuos mayor y menor y recto). Estos músculos actúan como una auténtica "cincha" que asegura el equilibrio y la movilidad de la espalda y la pelvis e interviene también en funciones vitales, como por ejemplo la respiración, la circulación sanguínea, la digestión.
"Mes a mes, estos grupos musculares van cediendo para darle espacio y albergar el cuerpo del bebé", explica la profesora Vicky Seguí, especializada en gimnasia durante el embarazo y la preparación para el parto.
Contra lo que muchos podrían suponer, trabajar la musculatura de la pared abdominal a lo largo de esta etapa de la vida femenina es muy beneficioso y ayuda a la calidad de la gestación y del parto, ya que permite dar sostén al útero en crecimiento, evitar la sensación de peso en las últimas semanas y tener suficiente fuerza para acompañar el pujo que, finalmente, traerá nuestro hijo al mundo.
"Hay mucha desinformación sobre si se puede o no ejercitar los músculos del abdomen durante el embarazo y la forma adecuada de hacerlo.Muchas mamás piensan que si contraen la panza pueden perjudicar al bebé,y esto realmente es un error, ya que la contracción uterina durante el momento del parto es mucho más intensa de lo que la propia mamá puede hacer con sus músculos, y el bebé está preparado para que ésto suceda", ilustra la especialista.
Los músculos, en situación normal, se ubican en forma recta y vertical en el centro del tronco y en forma oblicua y envolvente hacia los costados: así actúan como un corsé natural que sostiene nuestra columna en posición erguiday confiere albergue y contención a los órganos internos de nuestro cuerpo, de los que dependen funciones absolutamente imprescindibles, como la respiración.
A medida que progresa el embarazo y el bebé ocupa lugar, los músculos se van adaptando estirándose y abriéndose hacia los costados en forma curva para poder acompañar la presión que reciben desde adentro. Si se los ayuda con ejercicio, responderán mejor.
Los ejercicios más indicados Los abdominales convenientemente trabajados contribuyen a disminuir dos dificultades frecuentes durante el embarazo: por un lado, el dolor de cintura; por otro, la alteración postural. Una cuestión condiciona a la otra: los músculos abdominales contribuyen a brindar soporte y apoyo a la espalda y a la columna vertebral, y si están fortalecidos la postura no se verá alterada. Eso, a su vez, disminuirá el riesgo de dolor de espalda.
La típica imagen de la embarazada tomándose la cintura es un "clásico" de estos 9 meses de dulce espera. "Durante el embarazo es necesario mantener los músculos en buena forma para soportar adecuadamente la presión delantera, que provoca tensiones en la columna vertebral lumbar –agrega Vicky Seguí-. Y para eso es sumamente importante mantener una inclinación que permita a la pelvis ajustar el vientre y mantener elongada la zona de la cintura."
La gran confusión viene en que tipo de ejercicios son recomendables hacer. Estamos habituados a trabajar la musculatura del abdomen acostados boca arriba y con series de repeticiones. Pero esa modalidad aquí no funciona: "Si la embarazada se ubica en esta posición y durante un lapso prolongado generamos mucha compresión sobre venas y arterias debido al peso del útero, y ésto puede causar trastornos circulatorios y disminuir la llegada del principal alimento para el bebé: el oxígeno. Por lo tanto, este tipo de abdominales no son los indicados", advierte Vicky Seguí.
La clave pasa por diferentes posturas que permitar inclinar la pelvis y contraer la "faja" de músculos que componen el abdomen. De esta manera los ejercicios no afectarán el embarazo y se conseguirán los objetivos buscados: mantener la tonificación muscular, que los músculos ofrezcan capacidad para sostener al bebé, tener más fuerza para pujar y ayudarlo a salir en el momento del parto y recuperarse más rápido y fácilmente después.
"Los beneficios del trabajo corporal durante el embarazo son muchos, pero hay que adaptarlo a las posibilidades de la futura mamá y del bebé por nacer y debe ser abordado en todos los casos por profesionales con conocimientos especializados en el tema", sintetiza Vicky Seguí.
Los sí y los no El Congreso Americano de Obstetras y Ginecólogos (Acog, por su sigla en inglés) recomienda la actividad física durante el embarazo y enumera sus virtudes: • disminuye los dolores de cabeza • mejora la hinchazón y la constipación • puede prevenir o ayudar al tratamiento de la diabetes gestacional • aumenta la energía • mejora el estado de ánimo • ayuda a una postura más sana • promueve un mejor dormir • incrementa la tonicidad y la fuerza de los músculos
Pero también señala que el ejercicio debe ser interrumpido de inmediato y hay que consultar con el médico en casos de: • sangrado o cualquier tipo de pérdida vaginal • contracciones uterinas • disminución de la movilidad fetal • mareos y sensación de debilidad • agitación • dolor de pecho • dolor de cabeza • debilidad muscular • hinchazón
También enumera quiénes NO deben practicar actividad física: • Las embarazadas con factores de riesgo para parto prematuro • Las que hayan tenido sangrado vaginal o una amenaza concreta de parto prematuro
Entrevista a Vicky Seguí, especialista en preparación para el parto y el puerperio.
La propuesta de Vicky Seguí es un trabajo que reúne aspectos físicos, psíquicos y emocionales que buscan algo aparentemente espontáneo pero no siempre posible: que la mujer disfrute de su embarazo. Profesora de Educación Física, mamá de 2 hijos -ya grandes-, asegura que el mejor piropo que puede recibir es que le digan "Vicky, madre de madres" y que ha dedicado su vida profesional entera, con mucha pasión, a acompañar a otras mujeres -y también a sus parejas- a transitar ese camino maravilloso pero a veces no tan sencillo que implica traer un hijo a este mundo. La idea es que la mujer se sienta capaz -comenta-. El parto es un hecho fisiológico, pero la creciente medicalización del tema hace que nos olvidemos de ésto. Primero, tiene que confiar en ella misma
¿Cuáles son los miedos más habituales de la futura mamá? La futura mamá tiene miedo al dolor del parto, que es miedo a lo desconocido. La primeriza no transitó por esta experiencia. También hay miedo a lo que se va a enfrentar después, al puerperio, y a combinar la vida personal con la vida laboral: ahora hay mucha presión de que nace el bebé y la mamá tiene que estar espléndida y divina y volver a trabajar, y hoy trabajan también las abuelas así que no siempre pueden ayudar.
¿Qué buscan las mujeres que asisten a sus cursos? En general, buscan algo distinto, son mamás o futuras mamás que se cuestionan y quieren vivir su embarazo de otra forma. Se cuidan físicamente, se preparan para eso, se interiorizan sobre la lactancia y no les da lo mismo una cesárea que el parto. Son mujeres que buscan el parto natural.
¿Parto domiciliario? No necesariamente. Parto humanizado, respetado pero institucionalizado. Mi teoría es que hay que buscar un equilibrio entre la institucionalización y la medicalización. Esto significa tener una buena preparación y buenas herramientas para decir de todo ésto soy capaz... No solamente atiendo primerizas.
También vienen mujeres que ya han sido mamás, y a quienes quizás la partera no las preparó bien, o la que tuvo un bebé pero con el primero se sintió mal y ahora quiere vivirlo de otra forma, o la que se preparó 4 veces porque siente que cada embarazo es algo especial.
Como hace muchos años que trabajo, ocurren experiencias muy conmovedoras, porque viene a verme una mujer joven cuya mamá trabajó conmigo, entonces son dos y a veces hasta tres generaciones que pasan por aquí. (ver: "La mujer que dejó simiente".)
¿Realmente hay que aprender a tener un bebé? ¿No es algo instintivo y, como ocurre en el caso de los animales, debería fluir espontánamente? El animal lo hace por instinto. La razón, en los seres humanos, a veces se vuelve en contra: como preveemos lo que viene no nos entregamos, y la falta de entrega y conexión es lo peor. Esto hace que, cuantas más barreras ponemos, más difícil se nos hará.
¿A partir de qué mes de embarazo comienzan los cursos? A partir del 3º mes. La idea es a acompañar el cambio del cuerpo, hacer gimnasia para sentirse ágiles, prevenir molestias. Es una gimnasia que abarca distintos aspectos. No tiene impacto, ni violencia, la mamá no se agita.
Trabajamos poniendo foco en lo que necesita el cuerpo en este momento de cambios: la postura, la musculatura en la pared abdominal para dar fuerza, la pelvis porque el bebé pasará por allí, estimulamos las funciones para evitar las várices, el estreñimiento.
¿Las clases son individuales? No, son grupales. Es muy importante compartir con otras madres. Son grupos reducidos, como máximo pueden ser 12 embarazadas. Trabajamos en ronda, la profesora no es el modelo, sino que se integra como una más en el círculo que formamos. El grupo se renueva constantemente y esa es una de las riquezas.
Trabajamos con grupos abiertos, todas pueden hacer la misma gimnasia, tanto al inicio como al final. La idea es que vayan compartiendo los distintos momentos de la gestación. Entonces ocurren intercambios muy interesantes. Por ejemplo, la embarazada de primera vez tiene miedo de "meter la panza hacia adentro" porque cree que le puede hacer mal al bebé. Ensayamos mucho ésto de "sostener el vientre". Al contrario de lo que parece, cuanto más ajustes, cuanto más trabajes la cincha abdominal mejor vas a sostener y mejor será el trabajo de parto.
Al principio les da miedo, pero cuando ven a las que ya vienen hace tiempo moviéndose con liviandad, con soltura y ven que la panza sigue creciendo indudablemente se animan y aprecian la diferencia. La idea es que la actividad, controlada, medida, cuidada, no riesgosa, es muy beneficiosa.
Entonces todo indica que hay que moverse. Sin embargo, habrá un límite. Moverse, pero ¿hasta cuándo? Por ejemplo, ¿qué pasa si existen contracciones? Al final del embarazo las contracciones son normales. Es distinto empezar a tenerlas en el quinto o sexto mes. Ahí no lo son. Hay que limitar el gran despliegue, la exigencia, el cansancio. O el entrenar duramente. Eso no se puede hacer. También es negativa la locura de la vida cotidiana, ir y venir sin parar.
Hay que parar y tomarse un momento durante el día, bajar la tensión. Desde nuestro espacio, vemos mal que las mujeres trabajen hasta el último día del embarazo. No es lo mejor, aunque es cierto que las licencias no lo favorecen, ellas quieren acumular todos los días para el después…
¿Con qué elementos trabajan en las clases? Básicamente, con una serie de ejercicios y relajación. Duran una hora y media y recomendamos hacerlas dos veces por semana. No trabajo con pesas, ni con elementos. A veces recomiendo la pelota de esferodinamia (la grande) para ensayar algunos movimientos sobre el trabajo de parto, para acompañar las contracciones, inclinarse, hamacarse...o bien hacerlo con un grupo de almohadones. Pero la esfera para trabajar con ejercicios no la considero muy segura, porque puede haber caídas.
Durante el trabajo de parto ¿la mujer tiene que tener libertad de movimentos? Claro. No hay que estar quietas. El trabajo de parto es una creación y cada una buscará lo que le siente mejor.
Pero esa libertad no la ofrecen todas las instituciones… Bueno, intentamos preparar a la mujer y a la pareja para que esperen el máximo tiempo posible en la casa y concurran a la institución cuando ya esté iniciado y avanzado el proceso de dilatación. En casa hay distintas cosas que se pueden ir haciendo: la bañera, que relaja, caminar en 4 patas, ubicarse en el sofá más cómodo de la casa. Moverse ayuda a acelerar el parto y es una recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no quedarse quietas.
¿Pero cómo sabe una mujer qué dilatación tiene? Trabajamos mucho sobre eso. Cuando las contracciones ocurren cada menos de 5 minutos ahí es el momento de internarse. Por supuesto, hablamos en forma generalizada y esto no puede tomarse como una recomendación general. Cada mujer tiene un proceso personal. Hay embarazadas que sienten muchísimo las contracciones y otras que no.
En términos generales, cuando ocurren a menos de 5 minutos entre sí, comienza a abrirse el cuello del útero. Tampoco es sinónimo de salir corriendo el "romper bolsa": mientras el líquido que sale sea transparente, no es por sí misma una urgencia. Sí lo es si el líquido es de otro color, porque puede indicar una infección. En definitiva, lo que buscamos evitar es que la mujer no llegue antes de tiempo a la institución y entonces ocurra lo que habitualmente pasa: la acuestan boca arriba, la inmovilizan, le dan goteo para acelerar el proceso, el monitoreo…
¿Cómo preparan a las mujeres para todo esto? Con cursos de psicoprofilaxis. Son espacios de una hora y media que hacemos una vez por semana tres meses antes del nacimiento. Vienen las mamás solas. Durante el curso, instamos a que se queden en casa cuando empieza el trabajo de parto, a tolerar el dolor, "me duele porque algo bueno me está pasando" porque el cuello se está abriendo para que el bebé salga… y practicamos la relajación porque cuanto más tenso esté más dificultades tendrá nuestro hijo para nacer. Se practica relajación y pujo. Tratamos de que la futura mamá se ponga en el lugar de su bebé: es a él a quién está ayudando a nacer…
Y los futuros papás, ¿cuándo intervienen? Hacemos tres reuniones de pareja. En nuestro país existe una ley, que no sé cuánto se cumple, que permite que la mujer tenga una compañía durante el parto. Está comprobado que cuando eso ocurre la mujer se relaja más, disminuyen las cesáreas, favorece el vínculo con el bebé.
Muchos hombres están preparados para cumplir este rol. Tratamos de contarles que ellos serán el intermediario entre la mujer y el mundo, serán su voz. Por ejemplo, él podrá hablar por ella para pedir que la camilla de parto esté en posición semisentada y no acostada, porque eso facilitará la tarea de dar a la luz. Hoy en día en la mayoría de las instituciones existen camillas de este tipo. El papá también practicará relajación y respiración, porque de su intervención dependerá poder hacer el máximo trabajo de parto en la casa.
Les mostramos láminas, les contamos de qué distintas maneras puede desencadenarse un parto, y también intentamos que estén atentos hacia el "afuera": por ejemplo, avisar a la familia, sí, pero no a todo el mundo, porque no será útil y en cambio habrá demasiada gente alrededor. Para el varón no es fácil ver a su mujer en una situación de dolor.
También hay que contarle que su mujer, que posiblemente es cariñosa y afectiva, tal vez en ese momento no sea receptiva como siempre y hasta rechace su contacto: está concentrada en otra cosa. Hacemos un simulacro de parto, generalmente lo dividimos en dos reuniones, hay toda clase de papás: los vergonzosos, los participativos, los serios. Y después muchos vienen a contarnos cómo lo vivieron. Y es una experiencia maravillosa.
¿Preparan a la mujer para la lactancia? Sí, desde ya. Nos visita una puericultora especializada en el tema. La lactancia es fundamental pero genera muchas dudas que hay que disipar y es necesario prepararse para que sea exitosa.
Y después del nacimiento, ¿durante el puerperio? Estimulamos que las mujeres participen del grupo de madres. El puerperio suele ser tierra de nadie y tratamos de generar espacios de encuentros. Funciona muy bien, generalmente, si las mamás viven cerca. Todas vienen con sus bebés y sus cochecitos y comparten. Se van armando solidaridades, se intercambian experiencias, es muy contenedor y enriquecedor. Siempre estamos para ofrecer respuestas.
La mujer que inició este camino Vicky Seguí es discípula de alguien que dedicó su vida entera a ayudar a parir: la alemana Brígida Morgenroth, fisiatra y kinesióloga, nacida en Berlín en 1920. Brígida llegó a nuestro país muy joven, escapando de la Segunda Guerra Mundial.
En 1940, cuando la psicoprofilaxis del embarazo y el parto parecían cuestiones de ciencia ficción, esta alemana inquieta ya daba clases especiales durante la gestación.
Fundadora de la Sociedad Argentina de Psicoprofilaxis Obstétrica, fue una de las iniciadoras de los cursos de "parto sin temor". Durante años y años atendió a miles de mujeres embarazadas, y en muchos casos se ocupó de familias enteras, durante generaciones: abuela, madre, hija.
Entre sus pacientes más famosas se cuentan Marta Minujín, Marta Harff, María Eugenia Estensoro. Más tarde, Brígida extendió sus investigaciones y trabajos también al puerperio, una etapa en la que la mujer necesita especial compañía y contención. Brígida se casó y tuvo 2 hijos. Y formó discípulas. La más cercana, Vicky Seguí. Hace pocos días, y después de una vida fecundísima, Brígida Morgenroth dejó este mundo, a los 91 años de edad. Pero sus enseñanzas, dice emocionada Vicky Seguí, están hoy más vigentes que nunca.
A menudo esperar una hija o un hijo despierta procesos emocionales que quizás no se limitan únicamente al campo psicológico. Y no hace falta profesar alguna fe para experimentar que este estado tan particular , en que una vida crece dentro de otra, pone a la mujer en contacto con otra esfera quizás más alta: la espiritual. Tal vez sea una buena opción acercarse a la práctica del yoga para embarazadas.
Según Miriam Cabal, instructora de Yoga Científico y profesora de Yoga Terapéutico y de Pre y Pos Parto, esta milenaria disciplina oriental toma en cuenta aspectos profundos de la persona, actitudes y movimientos que hacen de la práctica un trabajo más abierto e integrado. Además, Miriam Cabal incorpora la psicomatología al yoga, que da especial importancia a los aspectos emocionales de la persona.
"Todo el tiempo nos están ocurriendo cosas: recibimos estímulos desde afuera y desde adentro, y muchas veces eso genera procesos que terminan causando trastornos y enfermedades. La práctica del yoga con este enfoque puede ponernos a salvo de esas somatizaciones, pero siempre y cuando se sea perseverante y continuo. Si uno va y viene, el resultado no es igual", explica y advierte la instructora. El embarazo, dice, se manifiesta tanto en el cuerpo físico como en la mente y en la emoción. El cuerpo, por un lado, deberá adaptarse a profundos cambios durante los 9 meses de la "dulce espera" y eso repercutirá, a su vez, en las emociones. "Yoga significa amor y unión. En el caso de las embarazadas, es la unión entre la mamá y ese ser que llevan dentro. Una vez integrados,puede incorporarse también el papá a las prácticas".
Según Miriam, el yoga durante el embarazo es la opción ideal de trabajo corporal. "El yoga científico trabaja posturas: si la mujer embarazada no tiene alguna enfermedad o condición previa puede realizar todas las posturas de acuerdo a su evolución y a cómo va creciendo su pancita. Si, por ejemplo, es hipertensa o diabética se trabajará con programas especiales que eviten alterar su presión o su glucemia (azúcar en sangre)".
La instructora agrega que uno de los núcleos del trabajo es centrarse en la actitud mental hacia el dolor. "Las mujeres embarazadas suelen quejarse mucho de dolores: ovarios, vejiga, vaginales, lumbares, dorsales, de las costillas por la presión de los órganos cuando la gestación avanza, o causados por cambios en la posición de la columna vertebral. El yoga permite trabajar la respiración abdominal; y la rotación pélvica, que hace llevar la pelvis hacia adelante y hacia atrás, con o sin elementos (por ejemplo, pelotas), y la zona lumbar, fortaleciendo el perineo, las articulaciones y ligamentos que permiten, cuando la panza está más grande, que no se sienta tanto el peso y la presión. También es posible disminuir las molestias por la retención de líquidos y dedicarse a fortalecer músculos que alivien la hinchazón o las molestias de piernas y pies. Hay posiciones para calmar la acidez o ayudar en casos de constipación. Trabajamos en clase y también se practican posturas para hacer en casa. Y no sólo se trata del cuerpo: también nos concentramos en la mente y en la conexión con el bebé. La respiración y las posiciones son fundamentales, igual que aprender cómo pujar".
La propuesta del trabajo es asistir a clases dos veces por semana, en grupos de 8 o 9 alumnos. El futuro papá también puede acompañar la aventura y se lo prepara para ayudar a su mujer aprendiendo cuáles son las posiciones más relajantes, qué hacer si rompe bolsa, cuándo es el momento de internarse y, sobre todo, cómo mantener la calma en los momentos precisos y poner los límites necesarios a la intrusión de la familia, que –a menudo- con el afán de colaborar pueden querer participar más allá de la cuenta.
Miriam Cabal agrega que se puede hacer yoga hasta el día anterior al parto y que, salvo expresas indicaciones del obstetra, toda mujer embarazada está en condiciones de practicarlo, aunque siempre se solicita una autorización médicapara ponerse en marcha. "En general –explica- los obstetras autorizan la actividad física a partir del tercer mes, pero es posible empezar antes. Nada de lo que hacemos en yoga puede lastimar a la mamá".
Si el parto fue por vía vaginal, se puede retomar la actividad un mes después, luego de que todos los órganos hayan vuelto a su lugar. Si se hizo una cesárea, se sugiere esperar 3 meses. "El yoga ayuda mucho a recuperar fuerza y también a la relajación y además,puede estimular la lactancia", asegura Miriam.
El embarazo es la etapa de mayores cambios en la vida de la mujer
En este momento, no solo ocurren modificaciones dentro del organismo si no también fuera, que a menudo tienen un impacto negativo porque repercuten en la apariencia. Las grandes variaciones hormonales generan variaciones en la piel, y también en el sistema linfático y venoso. Y ahí pueden hacer su aparición las várices, que si bien preocupan por cuestiones estéticas también causan edema (hinchazón), calambres y molestias.
La doctora Leyla Abboud explica que se ven favorecidas además por el aumento de peso, la compresión del útero sobre las venas pelvianas (a nivel de la ingle), el aumento de sangre que circula en el cuerpo y las hormonas propias del embarazo, que pueden contribuir a relajar las fibras musculares de las paredes internas de las venas, que operan como válvulas responsables de que la sangre ascienda, en lugar de descender.
Si bien es cierto que existen mujeres con mayor predisposición a las várices que otras, es fundamental adoptar algunas estrategias de prevención para disminuir su impacto. "Hay algunas sugerencias simples y fáciles de seguir -explica la doctora Abboud a Experienciamama.com-. La primera es controlar la dieta para prevenir el aumento excesivo de peso. Luego, mantener los miembros inferiores en movimiento, una caminata de unos treinta minutos es siempre una buena idea, podemos hacerla cuando queramos y no necesita de horario fijo, en estos casos hay que tener en cuenta una correcta hidratación y usar el calzado adecuado. Otro punto importante son las posiciones de drenaje. ¿Qué quiere decir esto? Simplemente, elevar las piernas, sobre todo en el momento del sueño. El drenaje linfático manual es la mejor opción terapéutica, siempre realizado por personal idóneo y controlado por el médico".
La futura mamá debería evitar el sedentarismo, que perjudica por la no movilización de las piernas y porque favorece el exceso de peso y también el descontrol con la alimentación. Una dieta ideal para prevenir las várices debe ser rica en frutas, verduras y proteínas. "Si la embarazada realiza una tarea que la obliga a estar largos períodos parada o sentada -continúa la doctora Abboud-, es necesario que realice periódicas pausas para estirar las piernas y en especial, movilizar los tobillos. La tarea es compartida: por un lado, es responsabilidad del equipo médico controlar su gestación y por otro es compromiso suyo cuidarse todo lo posible para estar saludable durante esta etapa".
Durante el primer trimestre del embarazo se desarrolla una etapa de adaptación al cambio del cuerpo. Existe una activación hormonal que produce cambios cutáneos, como por ejemplo hiperpigmentación, las llamadas "manchas del embarazo" y engrosamiento de la piel o hiperqueratosis, sobre todo en la zona de rodilla, codo, antebrazo y muslos.
También pueden aparecer cambios en las uñas y en el pelo. "En ese momento y ante esas situaciones debe recurrirse a mucha hidratación, pulidos mecánicos con humectación, lociones, emulsiones, cremas ricas en colágeno o también óleos naturales, ricos en germen de trigo y pepitas de uva para hidratar y suavizar las zonas afectadas"- puntualiza la especialista.
Las estrías, que son otra gran preocupación durante el embarazo, tienen un origen endocrino u hormonal por un lado y mecánico por el otro (la piel tiene que estirarse para dar lugar al crecimiento del vientre). En esos casos, la doctora Abboud sugiere mucha hidratación externa con cremas ricas en vitamina A, pulidos mecánicos y la regla general: evitar el sobrepeso.
Durante el segundo trimestre del embarazo existe una tendencia marcada hacia la flaccidez y a un descenso de la circulación sanguínea. Para evitar las molestias se sugiere usar medias de elastocompresión de presión baja, no dejar de lado la actividad física (siempre consensuada con el médico en cuanto a intensidad), el drenaje linfático manual y la elongación de las piernas. Como la panza está creciendo, el control de la postura y el trabajo con los músculos del periné (que sostienen el vientre) empiezan a adquirir mucha importancia.
El tercer trimestre del embarazo demandará incentivar los cuidados de los anteriores, porque es aquí cuando se exacerba el edema, en especial sobre los miembros inferiores. "Aconsejamos aumentar el consumo de frutas y verduras y disminuir la ingesta de sodio o alimentos ricos en sal, conservar las posiciones de drenaje pero con las piernas más elevadas, hasta 45 grados y movilizar la articulación del tobillo" agrega la médica.
Durante el posparto y la lactancia no se recomienda tomar medicamentos que puedan ayudar a disminuir los edemas, pero en cambio sí es posible recurrir a la fisioterapia, la electroestimulación muscular y el drenaje linfático manual o mecánico en caso de que haya que trabajar con adiposidades localizadas. También es posible realizar actividad física para favorecer el retorno de la circulación venosa y linfática a sus parámetros normales.
Una vez atravesado el posparto y la lactancia, el tratamiento de las várices tiene en la actualidad distintas alternativas, no necesariamente quirúrgicas, capaces de dar una adecuada solución tanto al problema estético como funcional que representan.
Prevención de las várices • Ejercicio suave (caminar o nadar). • Evitar estar de pie o sentada durante largos períodos. • Mientras se está sentada, realizar pequeños movimientos con los pies (talón arriba y abajo) • Dormir con los pies en alto (unos 15 centímetros arriba, es conveniente "subir" la cama con maderas o libros de lomo bien grueso). • Usar medias tipo lycra o de descanso, especialmente adaptadas para várices. • Evitar el aumento de peso. • No levantar cosas pesadas, especialmente cuando la panza comenzó a crecer • No tomar sol directo. • No usar ropa ajustada. • No tomar baños con agua muy caliente. • No usar tacos más altos de 5 centímetros.
Uno de los desafíos más importantes que enfrenta el organismo de una mujer cuando espera un hijo es poder brindarle todos los nutrientes que éste necesitará para desarrollarse intra útero, y sin que esto signifique para ella entrar en carencias nutricionales.
Sin embargo, en una proporción muy alta las mujeres embarazadas sufren carencias de ciertos nutrientes que pueden afectar tanto la salud del niño en gestación -en algunos casos, hasta con repercusión en la vida adulta- como la suya propia.
No siempre esos déficits están vinculados con la situación económica de la persona, sino que también influyen hábitos culturales que repercuten sobre la dieta: la imposición de la extrema delgadez como código estético de la época ha dado como resultado, cada vez más frecuente, mujeres que dan a luz a bebés de bajo peso, que no están suficientemente nutridos y que pagarán esas carencias durante su vida adulta. (Ver "Cuidarse vs. Engordar")
La doctora Susana Salzberg, médica especialista en Nutrición y Diabetes y Asesora del Comité de Diabetes y Embarazo de la Sociedad Argentina de Diabetes, explicó que "especialmente a partir del segundo trimestre del embarazo, la madre tiene mayor requerimiento energético, es decir, debe consumir una cantidad superior de calorías. Y también mayor necesidad del aporte de otros nutrientes, comovitaminas y minerales.
Aún en el caso de embarazadas con una alimentación adecuada y sin carencias previas, la ingesta alimentaria que habitualmente consumen las mujeres argentinas sería insuficiente para cubrir la recomendación de hierro y de ácido fólico establecida para el embarazo. Por lo que se hace necesario aportar estos nutrientes a través de la suplementación".
La especialista remarcó que "la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNYS) realizada en el país en 2007 reveló que un porcentaje importante de las embarazadas tenía déficit de calorías, proteínas, calcio, hierro, vitamina B12 y ácido fólico. En una encuesta alimentaria realizada por el Comité de Diabetes y Embarazo de la Sociedad Argentina de Diabetes hace algunos años encontramos, además, déficit de vitamina A. Si bien mayor porcentaje de embarazadas de hogares pobres o indigentes tenían déficit de nutrientes, llamativamente la diferencia no fue tan importante respecto de los hogares no pobres: la conclusión es que este déficit indica también un problema cultural".
El déficit nutricional materno previo y durante el embarazo no sólo influye en el crecimiento y desarrollo del niño durante la gestación y su salud durante los primeros meses de vida, sino que también repercute en la edad adulta. "El mecanismo es complejo. Podríamos decir que el feto se adapta al limitado aporte de nutrientes y genera cambios en su metabolismo para arreglarse de todos modos, aún con todas esas carencias. Esos cambios generan predisposición para desarrollar enfermedades en su vida adulta, como enfermedad coronaria, hipertensión y diabetes" detalló la especialista.
En ocasiones, es necesaria la suplementación de vitaminas y minerales para prevenir los déficits. Los especialistas recomiendan planificar la gestación para recibir, por ejemplo, una adecuada ingesta de ácido fólico, un nutriente cuya carencia es factor de riesgo demostrado en malformaciones neurológicas muy graves porque alteran el cierre del tubo neural, el futuro sistema nervioso del bebé (anencefalia, hidrocefalia, espina bífida). El ácido fólico para cumplir su función debe ser recibido entre tres y cuatro semanas previas a la concepción, de tal manera que hacia el día 21 o 22 del embarazo, cuando termina de cerrarse ese futuro sistema nervioso, el organismo disponga de la cantidad necesaria de ese nutriente.
Si bien el ácido fólico está presente en algunos alimentos (verduras verdes, legumbres, cereales), habría que consumir una cantidad imposible de alimentos para aportar la dosis recomendada. Por lo tanto, en esos casos, "cuando por diversos motivos, la madre no cubre el requerimiento con el aporte de alimentos, es imprescindible la suplementación farmacológica".
¿Quiénes son las embarazadas con mayor riesgo nutricional? Aquellas que ya tienen: • carencias previas o durante el embarazo • embarazos muy seguidos • fumadoras • adolescentes • vegetarianas
"Engordar" vs. Cuidarse Durante muchos años, la premisa del obstetra era que la embarazada no aumentara más de seis o siete kilos durante el embarazo. El miedo a "engordar" condujo a una restricción alimenticia en muchas mamás, que aumentó el riesgo de recién nacidos de bajo peso y retardo de crecimiento intrauterino. Pero ambas situaciones favorecen la morbi-mortalidad neonatal y un mayor riesgo de patologías cardiometabólicas (el llamado "Síndrome metabólico") en la adultez indicó la doctora Salzberg.
Si bien no se recomienda un aumento desmedido de peso, el concepto actual depende del peso previo de la madre y de la edad materna. Por ejemplo, una adolescente embarazada tiene que cubrir los requerimientos del crecimiento fetal y del suyo propio en un organismo que aún está terminando de desarrollarse. Por lo tanto, necesita mayor aporte de nutrientes que una embarazada adulta.
Finalmente, la especialista aclaró que a pesar del folklore popular sobre el tema: "las vitaminas no engordan: no son nutrientes que aporten calorías, y por lo tanto no nos hacen aumentar de peso".
Durante el embarazo se produce una auténtica revolución hormonal en el cuerpo femenino, que repercute en todos sus órganos y sistemas. La salud bucal no es una excepción. La doctora Cristina Escala, especialista en ortodoncia y odontología en niños y docente del Ateneo de Odontología, explica cuáles son las alteraciones que pueden aparecer durante ese período tan significativo de la vida de la mujer.
Una dificultad típica del embarazo, aunque no muy frecuente, es el "épulis o épulis gravidarum", una formación quística -totalmente benigna- que se forma en una papila determinada de la boca (hay 28, y puede ocurrir en cualquiera de éstas) que hace que la encía se agrande e inflame, adquiera un color más rojizo y, en algunos casos, pueda cubrir hasta medio diente. "Puede aparecer entre un canino y un lateral, entre un lateral y un central -explica la doctora Escala-. No duele, es una hiperplasia de encía y no crea dificultad alguna salvo la estética. Tampoco produce ningún efecto sobre el bebé. El consejo es cepillarlo, masajearlo, y tratar de que no se agrande".
En la gran mayoría de los casos, el épulis desaparece una vez terminado el embarazo. Si eso no ocurre -agrega la especialista- hay que quitarlo con una pequeña intervención en el consultorio del odontólogo, luego de nacido el bebé.
Mucho más frecuente es la inflamación de encías, aunque el hecho de que la mujer tenga algún grado de enfermedad periodontal antes de quedar embarazada no siempre es factor de riesgo para que el problema recrudezca cuando espera un bebé. Las recomendaciones no tienen nada de especial -recalca la doctora Escala- y pasan por un buen cepillado y una correcta higiene dental cotidiana.
¿Es cierto que el aporte de calcio que el feto necesita causa la pérdida de piezas dentales? De ningún modo. Esto es un mito. No hay nada que predisponga a perder dientes o calcio durante el embarazo. Cuando el diente forma su corona y sale a la boca está totalmente calcificado. Lo que lo altera es el pH o grado de acidez/alcalinidad de la saliva y las bacterias que hay en el medio bucal, como así también los azúcares y los ácidos que ingresan a boca.
Antes, los odontólogos veíamos únicamente en los dulces los peores enemigos de la salud bucal, pero en los últimos tiempos comprendimos que también los residuos ácidos atacan los dientes: ojo con las bebidas gaseosas, aunque sean light, ojo con los jugos que son ácidos. Por eso, una recomendación no sólo para las embarazadas sino para el público en general es que a la noche, una vez que nos hemos cepillado los dientes, no consumamos ningún otro líquido o alimento que no sea agua. Ni leche, ni jugo de frutas… La leche naturalmente tiene azúcar y si nos vamos a dormir con residuos lácteos en la boca se transformarán en placa bacteriana que, junto con los ácidos, dañarán nuestros dientes.
¿Entonces la embarazada no está más propensa a las caries o a los problemas de encías? No necesariamente. Ahora, si está más ansiosa y come más azúcares, puede ocurrir que el pH de su boca esté más ácido y sufra más inflamación. Pero nada que no se solucione con un correcto cepillado, una buena dieta y tomar mucha agua. Lo peor que pueden hacer es abusar de las gaseosas o los jugos. No es bueno para los dientes. Insisto, aunque sean light.
¿Hay algún secreto? Aprender a cepillarse bien, varias veces por día, siempre luego de las comidas y que el odontólogo se lo enseñe. Es el único secreto. En mi consultorio suelo enseñar a los chicos a usar bien el cepillo y de paso aprenden el papá y la mamá.
Recomiendo un cepillo pequeño, manejable. Hay que apoyarlo en la encía, para que se abra la cerda y cepille encía y diente. Con ese mismo cepillo hay que cepillar también la lengua, porque una lengua que tiene placa bacteriana, es productora de mal aliento.
Durante el embarazo, la piel de la mujer pasa por distintas etapas y requiere de cuidados especiales según cada trimestre y las características de cada futura mamá.
La doctora Laura Mijelshon, directora y fundadora del Centro Piel y Estética, es médica dermatóloga (UBA), docente universitaria, especialista en Medicina Interna de la Asociación Médica Argentina e integrante de la Sociedad Argentina de Dermatología. En esta entrevista, ofrece una guía práctica con consejos e indicaciones a tener en cuenta para hacer de la dulce espera una etapa con la mejor piel.
¿Cómo "vive" la piel de la mujer el embarazo? En el embarazo, la influencia de las hormonas gestágenas (progesterona, estrógenos) es muy importante. Aumentan la velocidad circulatoria y producen vasodilatación, lo que lleva a un enrojecimiento de la piel y en ocasiones a un aumento de la temperatura, con mayor transpiración.
La piel, también, es más sensible a las radiaciones ultravioletas, y esto favorece la aparición de manchas, llamadas melasma, en especial en zonas fotoexpuestas como cara (mejillas, frente, nariz, bozo, mentón), cuello, escote y cicatrices previas que pueden hiperpigmentarse.
¿Hay problemas típicos de cada trimestre? ¿Cuáles son y cómo se tratan o previenen? Durante los 2 primeros trimestres del embarazo, pueden aparecer erupciones pruriginosas típicas de la embarazada, que se manifiestan con pápulas eritematosas (granitos), a veces con vesículas (ampollitas) que pican mucho y se ubican en general en tronco y raíz de miembros.
Estas problemáticas debe tratarlas el médico dermatólogo con medicación adecuada y a veces solicitando análisis más específicos, si fuera necesario. En el 2° y en especial el 3° trimestre, aumenta el tamaño abdominal y el peso de la mujer, lo que puede generar la aparición de estrías y distensión de la piel, provocándose flaccidez.
Para su tratamiento, tema, el uso de cremas vitaminadas y densas ayuda a prevenir, aunque no a evitar por completo las estrías en las pacientes predispuestas genéticamente y por su tipo de colágeno. La flaccidez será motivo de tratamiento, pero siempre luego del parto. Es fundamental no aumentar demasiado de peso, tomar abundante agua y comer equilibradamente.
Una de las cuestiones que más preocupan son las manchas.¿Por qué aparecen? ¿Todas las mujeres tienen el mismo riesgo? Como ya hemos explicado, el melasma es el manchado característico de la cara en zonas más prominentes como frente, pómulos, bozo, mentón. Se produce cuando la mujer está expuesta a la acción de hormonas ya sea por embarazo, por toma de anticonceptivos u otras hormonas o por afecciones hormonales.
Las producen las radiaciones ultravioletas (sol, cama solar) al llegar a la piel con un nivel hormonal elevado o alterado. Todas las embarazadas o mujeres en condiciones de aumento o alteración del equilibrio hormonal pueden padecer melasma, más marcado el riesgo en aquellas que ya tenían manchas previas y en las de piel más morena. Al finalizar el embarazo las manchas quedan y deben tratarse.
¿Existe forma de prevenirlas? ¿Es cierto que se van cuando termina el embarazo o dejan secuelas? La prevención se basa en el uso permanente y todo el año de protector solar (en invierno FPS 40 y en verano, no menos de FPS 50) que debe renovarse cada hora y media a 2 hs. Pero, como ya hemos dicho, estas manchas permanecen, así que si se quieren erradicar debe realizarse un tratamiento médico.
El mismo consta de la aplicación nocturna y a veces también diurna de cremas blanqueadoras, cuya fórmula depende de cada caso y acompañar, aún los días de lluvia, con el uso de bloqueador solar. También se pueden tratar con tecnología más avanzada: Luz Pulsada Intensa con sistema Fluorescente Avanzado y Láser Fraccionado Ablativo (Pixel ®), más microdermoabrasión y peelings despigmentantes.
Algunas mujeres usan cremas para nutrir la panza. ¿Tiene algún fundamento o es un "mimo" más? ¿Se evitan así las estrías? El uso de cremas vitaminadas con aceites naturales, colágeno y elastina son útiles para mantener la turgencia de la piel y lograr un aspecto sano y humectado.
La aparición de estrías depende de varios factores, algunos evitables como el aumento de peso exagerado y rápido y la falta de uso de cremas, pero el principal es el aspecto hereditario, en relación con el tipo de colágeno de cada persona, ya que existen algunos tipos biológicos más predispuestos a padecer estrías y cicatrices hipertróficas y esto no se puede evitar, es decir se hereda la predisposición a padecerlas.
Sobre los pechos: algunos dicen que hay que ponerle cremas al pezón para hidratarlo y nutrirlo. Pero las expertas en puericultura no acuerdan; afirman que hay que mantenerlos con algunas gotas de la misma leche materna sobre el pezón y nada más.
¿Cuál es la postura de la dermatología al respecto? Es útil preparar los pezones con el uso de cremas nutritivas a base de colágeno, aloe vera, vitaminas, caléndula y aceites naturales. La piel seca, descamativa o irritada predispone a la generación de grietas al momento de la lactancia. Antes de amamantar, pasar una gasa embebida en agua tibia para eliminar los restos del producto aplicado y luego de la lactancia colocar la crema protectora nuevamente.
¿La embarazada puede tomar sol? Puede hacerlo en las horas indicadas por los dermatólogos, es decir, evitar el mediodía hasta las 16.00 hs. El riesgo de mancharse aumenta mucho durante la gestación, así como también al producirse vasodilatación por el calor, aumenta el riesgo de várices y arañitas.
La "arañitas" pueden aparecer tanto en las piernas así como en la cara (en esos casos se llama rosácea). Siempre se debe usar un factor de protección alto (de 40 para arriba) y renovarlo cada 1,5 a 2 hs, o luego de haberse mojado o transpirado mucho.