¿Qué debe hacer el padre durante el embarazo? Al saber que va a ser padre puede sentirse entusiasmado y confundido. Quizá se esté preguntando: • ¿Cómo cambiará mi vida el tener un bebé? • ¿Cómo pagaré todas las cosas que necesitará nuestro bebé? • ¿Cómo puedo ser un buen padre? • ¿Qué puedo hacer para ayudar durante el embarazo?
Hacerse preguntas como estas son absolutamente normales. A continuación se enumeran siete cosas que Ud. como futuro papá puede hacer:
1. Acompañe a su pareja a sus visitas prenatales, ecografías y todo examen de rutina que se realice. 2. Observe, escuche, busque y lea. 3. Ayude a planificar las cosas para el bebé. 4. Acompañe a su pareja a las clases de preparación para el parto. 5. Ayude a su pareja a mantenerse sana, controlar la alimentación y el peso. 6. Continúe manteniendo relaciones sexuales si usted y su pareja lo desean. 7. Si su pareja decide amamantar al bebé, apoye su decisión. 8. Trate de no fumar en el mismo ambiente que su mujer. Trate de moderarse con el alcohol y no consumir drogas. 9. Realice alguna actividad física con su pareja
Es universalmente reconocido que cuando nace un hijo también nace una madre. Sin embargo, para muchas mujeres tomar la decisión de convertirse en mamá implica un proceso más amplio que nueve meses de gestación. A diferencia de épocas pasadas, actualmente la mayoría de las mujeres deciden experimentar la maternalidad una vez pasados los treinta años.
Vivir un embarazo a los veinte años de edad es diferente que a los treinta o más, no se trata de una experiencia mejor o peor, es una elección que varía según la historia personal, las condiciones del contexto, la relación con modelos maternales aprendidos y con muchos otros factores.
Aunque existen tantas situaciones como seres sociales, cuando se tiene más edad se consolidan estilos de vida, intereses y prioridades, se perciben otros registros de lo que sucede en la vida y se evalúa detenidamente lo que implica la llegada de un hijo, situación que requiere disponibilidad de recursos, tiempo y espacios a ceder.
Suele ocurrir también que la decisión de ser madre llega a los "treinta y pico" porque la mujer siente que hay aspectos personales que ya ha podido desarrollar y que cuenta con la predisposición para acompañar responsablemente el crecimiento de un nuevo ser (algo que tal vez, según el recorrido de vida personal, parecía imposible cuando era más joven). La mujer puede percibirse en condiciones adecuadas para asumir el compromiso de la maternidad.
Por supuesto, esta "determinación de ser mamá" de la que hablamos no se presenta obligatoriamente cuando se tiene más edad. En algunos casos sucede que por entonces, ya resulta difícil renunciar o diferir conquistas ganadas en el espacio laboral o profesional. Por otro lado, los diferentes momentos vividos en la pareja y las decisiones tomadas en conjunto determinarán o no que ha llegado "el momento de ser padres".
Cuando la salud es más importante que la edad No podemos dejar de mencionar que en la actualidad, numerosos profesionales médicos consideran que el estado de salud preexistente de la mujer que decide ser madre luego de los 30 es el indicador más importante para llevar adelante un embarazo y no su edad cronológica como se creía antiguamente.
El mejor momento para la maternidad es aquel que, en la historia de cada mujer y de su pareja, resulta más fértil física y emocionalmente.
El objetivo es que la pareja viva con serenidad, amor, conciencia, paciencia y creatividad las horas del trabajo de parto.
Para dar un sentido profundo al protagonismo de la madre y su pareja en el embarazo y durante el parto es necesario abordar una preparación personal y abarcativa, apuntando a vivir un parto único y vivenciado, brindando el espacio para que ambos expresen sus dudas, fantasías y temores encontrando a través del trabajo grupal un lugar de gran contención emocional.
Estos grupos se basan en la relajación como la herramienta principal para acompañar a cada una de las contracciones, adoptando una actitud serena y de concentración con el objetivo de lograr un trabajo de parto placentero.
La madre por medio de la visualización con distintos elementos, puede conectarse con ella misma, con su interior, adoptando diferentes posiciones, al mismo tiempo que respira profundamente para oxigenarlo y encaminar el proceso de parto. El abanico de herramientas que dispondrá la madre para acompañar este proceso le permitirá llegar con mayor seguridad a un parto natural.
El parto, siempre muy intenso, se transforma en un acto creativo, personal, responsable y ampliamente satisfactorio. Cada pareja da lo mejor de sí y la mujer descubre un potencial de su propio cuerpo hasta ahora desconocido.
La preparación debe ser para un parto trabajoso con el fin de evitar frustraciones, pero anhelando que el nacimiento del hijo sea una experiencia compartida y feliz.
La disposición positiva y el desempeño responsable de los padres se basa en una preparación sólida que no sólo abarca los aspectos físicos, psicológicos e informativos del parto, sino que también incluye el puerperio y la lactancia tomando conciencia del cambio que significa para la pareja la llegada del bebé al núcleo familiar.
Una preparación a conciencia, hace a un parto a concienciapermitiendo un excelente vínculo con el bebé logrando de la maternidad una de las mas maravillosas experiencias de la vida!
GIMNASIA ESPECIAL PARA EL EMBARAZO. Beneficio Adicional con aranceles especiales. Vicky Seguí.
Desde hace más de 20 años acompaña a madres y padres que esperan un bebé, y los ayuda a generar y a aumentar el contacto físico y emocional con ese hijo, desde la vida intrauterina.
La eutonía, su método de base, en realidad es creación de Gerda Alexander, una profesora de música alemana, que lo presentó en sociedad en 1957.
Frida Kaplan, que durante mucho tiempo fue actriz (en ese entonces, trabajaba con su apellido de casada, Winter), se topó con la eutonía buscando cómo mejorar su trabajo actoral. Pero al cabo de un tiempo tuvo una idea genial: cuando una de sus hijas le contó que esperaba un bebé, pensó en aplicarlo en el parto de su primer nieto, Jonathan. Así vio la luz el método Frida Kaplan embarazo y nacimiento eutónico. En 1992 dejó la actuación y dio su primer curso de eutonía para embarazadas. A partir de ese momento, nunca dejó de transmitir su método, que recopila en el libro "Embarazo y nacimiento eutónico" (Ediciones B).
El método de Frida Kaplan es la sistematización de trabajos corporales de la eutonía aplicados al embarazo y al nacimiento. La búsqueda se centra en hacer contacto con una misma y con ese hijo que viene, incrementarlo con la pareja, ofrecer herramientas para que los papás se integren a la experiencia y, en lugar de "esquivar" el dolor, generar una manera nueva de afrontarlo para elevar el umbral y aliviar zonas molestas típicas del embarazo y del parto.
¿Por qué cree que algo tan previsto, tan inevitable y tan milenario como traer hijos al mundo supone dolor? El cambio es permanente. Pero hay algo que desde que el mundo es mundo no cambió y es la forma de nacer. Existe un mandato bíblico: "parirás con dolor". Aunque no en todas las culturas pasa lo mismo. En algunas, en el momento en que la mujer está con las contracciones, el hombre se acuesta y se retuerce mientras nace el bebé.
Dicen que el hombre tiene ese comportamiento para alejar a los malos espíritus y que el niño pueda nacer bien. Lo cierto es que el varón se hace cargo del grito y la desesperación. Pero no vayamos a algo tan lejano o desconocido. Tenemos cerca a Bolivia y ahí está el parto a la boliviana, en cuclillas.
¿Usted piensa que ese dolor aumenta por la manera en que se viene al mundo, por ejemplo por la posición que se le exige a la parturienta? Pienso que existe un condicionamiento social muy importante. Cuando yo, siendo una nena, tomé conocimiento de cómo nacían los bebés, que no era que los traía la cigüeña y que eso venía acompañado de dolor… a partir de ese momento pensar en el día en que fuera madre se instaló en mí como un pensamiento sufriente.
Cuando llegó el momento del nacimiento de mi primer hijo, mi abuela paterna vivía con nosotros. Era una mujer muy vital. Había quedado viuda en la Primera Guerra Mundial, pero antes había tenido varios hijos. Me acuerdo que le pregunté qué había hecho ella para que nacieran sus hijos, cuando vivía en Polonia, en un pueblo muy pequeño. Era de una clase social baja, una trabajadora. Me miró. Tenía ojos claros, se sonrió como diciéndome ¿qué me preguntás? y me contestó: yo abría las piernas y hacía fuerza.
Entonces, siempre en las clases les digo a las embarazadas que el dolor tiene mala prensa, porque se habla mucho pero no se dice que estamos también preparadas para atravesarlo. Se pone el acento en cuánto duele, pero no se habla de que SI, DUELE, PERO ES UN DOLOR QUE PODEMOS SOPORTAR. Hoy en día, gracias a "San Google", la embarazada sabe paso por paso todo lo que le debería estar sucediendo, pero a menudo no está en contacto con lo que pasa en su cuerpo y con lo que, desde allí, surge como conocimiento y comportamiento…
¿Ese contacto del que usted habla es lo que posibilita que la mujer disponga de esos recursos propios? Sí. Cuando la madre tiene conciencia de esto, puede tomar o actualizar recursos desde la actividad que yo transmito para aprender a elevar el umbral del dolor y atravesarlo. Cuando sucede, la mujer constata que es capaz de atravesar el dolor y el "SI PUEDO" reemplaza al gran temor de "NO VOY A PODER".
Este contacto con ella misma ¿es una experiencia intuitiva? El contacto consciente es un aprendizaje con la intención de poder sentir espacios internos. Es aprender a observar el grado de tensión del útero, a observar los glúteos, a todo lo que tiene que ver con el "habitarse". Mediante este aprendizaje es posible aprender a sentir lo que está dentro de uno.
Es un recurso que nos pertenece, es un conocimiento vivencial, al que a menudo todos los conocimientos cognitivos que tenemos no dejan espacio. Por lo tanto, ese contacto consciente no está desarrollado. Tenemos que aprender a hacerlo. Está comprobado que cuando uno se "habita", todo lo que tiene que ver con los miedos se aquieta.
Un concepto importante en su trabajo es distinguir la distensión de la relajación. En el parto, ¿la idea es relajarse o distenderse? Todo lo que conlleva el concepto "trabajo" implica una actividad para hacer, que se puede encarar con un grado de tensión tal que haga que uno se cierre o bien con el grado de tensión necesaria para permitir que todo fluya. Yo no hablo de respiración.
Debido a los aprendizajes que la mayoría hemos realizado, la imagen conceptual detrás del término "respiración" nos lleva a realizar un movimiento mecánico de inspiro-expiro. En ese movimiento mecánico por lo general se eleva el diafragma y se comprime la región torácica (que es el hábitat del bebé).
En cambio, si uno OBSERVA la oxigenación, el camino que recorre el aire por el espacio interno, al no estar presente la palabra "respiración", y reemplazar el concepto por OBSERVAR LA OXIGENACION... todo fluye, no aparece un movimiento mecánico que tensa, que traba. Se puede. Es un aprendizaje. Para facilitar estos temas es que la embarazada y la parturienta aprende la emisión de la O.
¿La O? Sí, la letra O. La puede hacer sin sonido, con sonido suave, con sonido más fuerte. Hacer la O no es emitir un sonido pensando "uhhh, hace calor", o "cómo está este pecho", mecánicamente. Hay que emitir ese sonido pensando en la atención hacia los espacios internos, por dónde se va a utilizar la atención con la intención de dirigir con precisión la O hasta el suelo pélvico o a la zona de dolor.
Es decir, que con todo este aprendizaje se produce un desarrollo de las cualidades de la conciencia: atención, intención, dirección y precisión. De esto no se habla necesariamente en las clases, porque si lo digo y comunico teóricamente se sabe, pero no se aprende. No es algo mecánico. Es buscar que la persona se contacte con ese espacio interno. Si se le dice "conectate, relajate", es una orden y por una orden no se modifica nada. Primero tiene que estar presente el deseo de modificar.
¿La O la hace solamente la embarazada? No solamente. Puede ayudarla la persona que la acompaña, por ejemplo la partera, o el papá. La O con volumen de la persona que acompaña le produce a ella el mismo efecto mitigador. Si otro la dice, mitiga igual. Se practica durante todo el embarazo, pero también puede aprenderse cuando la mujer llega a parir, como ocurre en el hospital Posadas, donde enseño el método a los parteros. Es fantástico porque nace el bebé, está llorando, el papá le dice la O y el bebito abre los ojos y le clava la mirada al padre. Es muy fácil de aplicar.
Usted menciona la dificultad entre la "mirada interna y la mirada externa", y dice que si una mujer está haciendo la O pero el obstetra o el equipo de salud no comparten o conocen este método posiblemente la parturienta tenga vergüenza o se sienta intimidada... ¿Cómo se hace para que esa mirada externa no condicione y complique más ese momento? También es un aprendizaje. Porque, otra vez, gracias a "San Google" y al poco "habitarnos", vivimos pendientesdel afuera, entonces le damos un poder "al otro" que en realidad no tiene. El "otro" puede ser el médico, la partera, el ecografista, la abuela... todo eso es vivido como que "ellos son los que saben y yo no, ellos tienen razón".
Pero gracias al aprendizaje del poder habitarnos, sentir diferentes espacios internos, y observar que al habitarse se modifican emociones y pensamientos, entonces se aprende a diferenciar la mirada externa de la interna. Y cuando uno se siente a uno mismo aparecen otra calidad de pensamientos.
¿Todo esto que ud. dice se puede aprender en los 9 meses de embarazo y llegar así al parto? Aprender es poder elegir. Cada uno elige cómo quiere realizar el aprendizaje. Puede venir una mujer sola, si el compañero no quiere puede venir o no tiene. Ella elige cómo venir, cómo hacerlo.
¿Y esta forma de transitar el embarazo, el parto y puerperio no se lleva mal con la medicalización de estos procesos? El aprendizaje que transmitimos acá, ésto de poder elegir, se basa justamente en que no bajamos línea. El principio que nos guía es el principio de realidad. Cuando vienen y me dicen "no quiero peridural, no quiero episiotomía", entiendo que puede ser un deseo verdadero, pero yo siempre les digo: "perfecto, aunque, por las dudas, siempre dejá una puertita abierta por si a último momento cambiás de opinión". ¿Por qué hago esto? Porque muchas veces, cuando la "orden" interna de tener ese parto soñado, con mínima intervención, es tan grande que no llegan siquiera a dilatar y van directo a cesárea.
Una parte interna siente que no fue escuchada. Sí les digo que está perfecto lo que piensan. Pero no bajo línea para nada. Todos los fundamentalismos no me parecen apropiados. Siempre hablo desde el principio de realidad. Un excelente recurso es tener conciencia de que ellos, la pareja, son los protagonistas del nacimiento.
¿Los cursos que ofrece tienen clases semanales? Es un aprendizaje, NO un curso. Cada uno viene el tiempo que quiere. No es necesario hacerlo con una continuidad. La mirada interna se incrementa con el contacto y con el deseo, si es un curso se aplica el "tengo que..." y esa no es la idea. Los papás (varones), están invitados pero no pagan. Otros pilares de su método son el "pujar sonriendo" y el toque eutónico.
¿De qué se tratan? El pujar sonriendo es eso, justamente. Sonreír es un poderoso organizador del movimiento. Ayuda muchísimo. El toque eutónico es un tipo de conexión que se establece con el bebé. Lo puede hacer cualquier persona, pero lo ideal es que sean los padres.
Una vez por mes organizo una clase con mamás, papás y bebés y aprenden ese toque. Es un toque no invasor, que reemplaza a cientos de palabras. Este toque se aplica también entre bebés internados. Incrementa mucho el vínculo y permite que les den antes el alta. Lo que sucede es realmente conmovedor.
Más información: http://www.fridakaplan-eutonia.com/
Acaba de editarse otra vez su libro "Hombres en la dulce espera", donde el escritor y especialista en problemáticas masculinas analiza críticamente la falta de información sobre cómo los varones atraviesan el embarazo. Después de dos décadas, Sergio Sinay, escritor dedicado a reflexionar sobre vínculos humanos y exploración existencial y especialista en problemáticas masculinas, decidió editar nuevamente su libro "Hombres en la dulce espera".
Hace 20 años, cuando publiqué este libro por primera vez, hice antes un cuidadoso trabajo de búsqueda de información y fuentes sobre cómo el varón atraviesa el embarazo -explica-.Y no encontré nada. Todo era sobre la experiencia que atravesaría la mamá, consejos para sus temores, información puntillosa acerca de lo que le pasaría tanto a ella como al bebé durante la gestación, orientación psicológica, alimenticia, sanitaria. Recuerdo que sentí que cualquier extraterrestre que llegara desprevenido a nuestro planeta podría dar por sentado que los niños venían al mundo por partogénesis, que es una forma de reproducción en la que interviene sólo el elemento femenino. ¿De los hombres? Ni noticias: era como si fuéramos sin pecado concebidos, como si ningún varón interviniera en el hecho. Decidí entonces escribir un libro para futuros papás.
Eso fue hace 20 años. ¿Por qué lo edita otra vez? Porque fue un libro que tuvo excelente recepción; se agotó y durante mucho tiempo distintas generaciones de futuros papás se lo fueron pasando. El problema es que también hoy trata de una temática que podríamos caracterizar como escandalosamente ausente en librerías, en investigaciones, en internet… No hay un solo dato sobre transformaciones psíquicas, emocionales u orgánicas o sobre la sintomatología del hombre que está gestando.
No hay estadísticas de en qué porcentaje los hombres asisten a los partos… Lo que se encuentra trata al varón casi como un tonto o, en el mejor de los casos, se insiste en que debe "acompañar" a la mujer, en que es una suerte de ayudante. Se le sugieren cosas para hacer, como para que no estorbe. En suma: sigue siendo un actor de reparto, no un coprotagonista.
¿Y realmente lo es? Por cierto que sí. El embarazo no es algo que le ocurre a la mujer sino a la pareja, para concebir un hijo es necesario lo que ponen ambos para dar lugar a una vida, no se puede prescindir de ninguna de las dos partes, es cincuenta y cincuenta y cada cincuenta es diferente, no puede ser cubierto por el otro. Esto, que parece tan claro en la concepción biológica, debería aplicarse también para el embarazo como vivencia. Que la dulce espera sea de la pareja, no de la mamá. Al concebir ponen cosas diferentes: hay cuestiones del embarazo que se pueden vivir como sensaciones comunes a ambos y cuestiones del embarazo propias de cada uno. Pero el proceso es de los dos.
¿Los varones también tienen cambios físicos? Sí. Se está recopilando información y se ha comprobado que también suben de peso, no tanto como las mujeres, pero sí algunos kilos. Aumentan además las peritonitis, los absesos, los orzuelos, todo lo que es hinchazón del cuerpo en algún lugar. Pero lo de las peritonitis es notable porque demandan una cirugía. Se incrementan las lumbalgias y aparecen "michelines" o rollitos, incluso en los flacos: los varones también expresan en su cuerpo algo durante el embarazo. Sin embargo, cuando la gente se encuentra con el futuro papá le pregunta siempre ¿cómo lo lleva tu mujer? Nunca le dice a él ¿y cómo te estás sintiendo, necesitás algo?
Es que gestar el bebé en la propia panza parece un elemento muy fuerte… Sí, pero existe también una idea que es cultural, no de la "naturaleza", que hará que esta participación protagónica de la mujer como cuerpo que gesta después se prolongue en que también es la presencia decisiva durante la crianza. Y ésto sí es un producto muy arraigado de nuestra cultura: que los hijos son más de la mamá, que ella, por ser mujer, está mejor acondicionada para entenderlos, para saber, para criar.
En realidad creo que si la mujer termina estando más acondicionada es porque está más presente, no es que sea "instintivo" por naturaleza. El instinto se construye a fuerza de presencia de la madre en la vida de los hijos, pero también se podría construir el instinto paterno si el varón estuviera más presente y desde el momento de la concepción.
Sin embargo, los hombres durante muchos siglos han sido proveedores materiales, eso es lo que se espera de ellos. Si cumplen con su función… todo lo que tienen que hacer es no meterse y no molestar… Así, se va creando en la cultura un "hambre de padre", un desconocimiento cercano de la interioridad de ese hombre que ha sido quien lo ha traído al mundo. Cómo es, cómo sueña… Es una figura marginal, pero es importante que esté presente porque genera protección, es quien provee.
¿Eso no ha cambiado en las últimas décadas, los varones no están más presentes? Están más presentes, pero sigue siendo el personaje que acompaña, también es así en las nuevas generaciones. Cuando se dice que los papás jóvenes son diferentes, que participan, finalmente llegamos a la conclusión de que lo que hacen es colaborar más: son como Juanita con Doña Petrona, ayudan, pero no son coprotagonistas totales como tendrían que serlo y desde la concepción. A menudo las mamás se quejan de la ausencia de los papás en cuestiones tan frecuentes como que el bebé se despierte de noche. Son ellas, la grandísima mayoría de las veces, quienes van a atenderlos…
Lo he hablado muchísimo en los grupos de hombres: ellos dicen que no van porque sienten que no sabrán qué hacer. Y la pregunta es ¿por qué sí la mamá va a saber? La mamá tiene la teta, si el llanto es por hambre la mamá lo alimentará, pero él también se puede levantar e ir con ella, y puede aprender a reconocer los distintos tipos de llanto del bebé. No es que la mamá no tenga miedo de "no saber": ella también está asustada, pero como es la que se levanta todas las noches termina sabiendo más que él y se confirma la idea de que ella "sabe más", pero si el papá se levantara también se iría haciendo experto, como la mamá.
Hay funciones que puede desempeñar perfectamente el varón. Cuando por diferentes razones la mujer no puede dar de mamar, por ejemplo, los padres pueden alimentar sin que esto sea traumático, porque una cosa es tener la teta y otra cosa es la exclusividad de la alimentación. El papá puede dar la mamadera y tener a su hijo en brazos, mirándolo y cantándole: no es la teta, es el vínculo. Y hay que establecerlo desde el vamos, en la sala de espera del consultorio del pediatra suele no haber padres varones, hay uno contra 9 mamás, y ese papá, o es muy canchero, o está muy incómodo.
¿Y por qué no acostumbran a ir? Por la misma razón por la que no se levantan a ver por qué llora el bebé de noche: sienten que no van a "saber". ¿Y si me pregunta, qué le digo? Es la pregunta que se hacen. Entonces, si va, lo hace como cordero degollado, no es una tarea compartida. Cuando en las reuniones de padres en los colegios ambos padres trabajan fuera de casa, los dos tienen dificultades para ir, pero termina yendo la mamá. Ella encuentra alguna manera de postergar lo que para el hombre se supone que es impostergable. Lo vivimos como algo natural, así como el pez no piensa en el agua porque vive ahí, es su naturaleza, nosotros también lo aceptamos, estamos como peces en el agua creyendo que las cosas son así, pero en realidad no es natural…
¿Cómo se sale de estos esquemas tan rígidos? Durante muchos años de trabajar con grupos de varones pude comprender que ingresar al mundo de la paternidad es la manera más fácil que tiene el hombre de entrar al mundo emocional sin perder la masculinidad, porque ningún hombre que ingrese en la esfera de la emoción por la puerta de paternidad corre el riesgo de ser tildado de poco hombre. Y si se instala lo emocional, ocurre como con el agua bajo la puerta: ya no se puede parar.
¿Se puede dar algún consejo, alguna recomendación para empezar a introducirse en ese mundo? Sí. En el embarazo, cuando la mamá va a controlarse él tiene que ir también. "Tenemos" cita con el obstetra, no "la voy a acompañar", el lenguaje crea realidades. Los varones creemos que tenemos que saber, que preguntar es de "mariquita", pero hay que preguntar todo lo que se te cruza por la cabeza y acostumbrar al obstetra a que los mire a los dos porque ambos participan y el proceso es de los dos, aunque técnicamente la atiende a ella. Sino, te convertís en un perchero con el abrigo de los dos en la mano: eso es acompañar, pero no participar. Otra forma de ser parte es tener participación muy activa en las conversaciones, que las charlas acerca de cómo vamos a criar a nuestro no sean de la mamá con su mamá o de las mujeres de la familia.
Lo que un varón puede hacer también es hablar con su padre, si vive, y preguntarle qué le pasaba, qué sentía, qué pensaba cuando él iba a nacer. O llevar un diario del embarazo pensando en el hijo, para que sepa ésto era lo que nos pasaba en casa cuando te esperábamos a vos, es una forma activa de participar en el embarazo… Llevar a un hijo en la panza no es algo que se elige: la mujer lo lleva porque es mujer y con ésto no se puede hacer nada…. Pero no se puede convertir la panza en el centro de lo que viene después, sino la biología termina determinando todo y eso no es así.
¿Qué pasa si la mujer tiene dudas o desconfianza acerca de la capacidad que tendrá el varón en hacer cosas supuestamente maternales por el hijo? Es un problema frecuente. Al varón se lo critica porque no lo hace, y cuando hace se lo critica. Es un círculo vicioso. Es la profecía autocumplida: hay una autodescalificación para el ejercicio de la función. Hay situaciones paradójicas donde las mujeres más jóvenes y evolucionadas piden más participación y piden pero no sueltan, están vigilando, fijándose si lo hace bien o mal… Y el papá no es un empleado, en todo caso es el socio. Cuando el hijo queda en manos del papá, queda en manos del papá, y él lo hará a su manera, que es la manera del padre, del varón, que tiene otra visión del mundo pero el mismo amor.
Parecería que de alguna manera está todo dispuesto para evitar que el varón se convierta en padre… Bueno, nuestra cultura tiene "hambre de padre". La mujer sí se convierte en madre, y pasa a ser hasta la madre de su propia pareja. Las mujeres se dejan convertir en eso porque tienen muy fuerte el mandato de la maternidad, no pueden parar de ser madres, sienten que sino son madres no son mujeres.
Sin embargo, la maternidad es una función en la vida, y el problema es que si tu identidad pasa por la maternidad nunca podrás soltar a tus hijos porque si los soltás no serás nada, entonces para mantenerlos atados los llenás de culpa… Hay que trabajar sobre la idea de que una de las cosas que te puede pasar siendo mujer es que seas madre, pero se puede ser fecunda de miles de formas.
La maternidad y paternidad son una de las formas de la fecundidad humana. Hay personas que, sin tener hijos, han dejado en el mundo huellas muy profundas, de otras maneras.
Ya tres generaciones de mujeres han sido madres de la mano de Brígida Morgenroth. Por más de 70 años Brígida se dedicó con pasión, a brindar una preparación integral para el embarazo, parto y puerperio, mediante el trabajo corporal y cursos de formación teóricos y prácticos.
Brígida dejó este mundoel 17 de juliode este año. Miles de madres, y sus bebés, le estaremos por siempre agradecidas por su especial acompañamiento y dedicación. He aquí una entrevista a esta Gran Mujer, antes de su partida…
¿En qué año comenzó a trabajar? La gimnasia para embarazadas era una novedad cuando empecé a desarrollarla, allá por la década del cuarenta. La gran precursora fue mi prima que una década antes estaba ya empapada en el tema.Yo llegué a la Argentina exiliada de mi Alemania natal en 1939, huyendo con mi familia del genocidio nazi. Escapando de la muerte, aquí en Argentina inicie una nueva vida, acompañando a las madres a dar vida…
En 1950 comencé dando un curso de preparación al parto, enseñando a las mujeresla importancia de no resistir ante el dolor, de relajarse y aceptar con el cuerpo y la mente, el nuevo trance.
¿Por qué es tan importante que la mujer vaya preparada al parto? Convertirse en madre no es una tarea fácil, dado que involucra el cuerpo, pero también la mente y la emoción en importantes transformaciones que al ser desconocidas generan miedo.
Como todo lo que no se conoce. Mi tarea fue y es acompañar a las mujeres a conectarse con su cuerpo, con su ser y escucharse, conocerse confiando en sus capacidades que son muchas. La mujer no lo sabe, pero es poderosa…
¿Es el miedo a lo desconocido lo que genera dolor? Frente a un dolor estamos acostumbrados a anularlo con medicación. No nos enseñaron a afrontarlo, sino a resistirlo. Pero el parto es un dolor fisiológico que tiene sentido y que si lo entendemos podemos acompañar con el cuerpoy vivirlo como un proceso clave en nuestra vida de mujer.
Las mujeres primitivas, al igual que los animales, supieron comprender el parto en su verdadera dimensión, como proceso natural. En cambio la cultura, con el paso de los siglos, lo complejizó.
¿Por qué? Todos los relatos de horrores vivenciados durante el parto se fueron grabando en el imaginario social. Fue difícil para las mujeres despegarnos del "Parirás con dolor" como si se tratara de un castigo divino y femenino. Pero con conocimientos e involucrando el cuerpo, es posible desmitificar el parto, darle su verdadero valor.
Al imaginar la abertura del cuello uterino nos conectamos con la experiencia y ayudamos a nuestro bebé a nacer. Con las oxigenaciones contribuimos a que pase mejor ese trance. El bebé hace un esfuerzo por nacer. Por eso, se trata de un primer trabajo en conjunto.
¿En qué consiste una preparación integral? Una preparación integral para la maternidad no sólo incluye la preparación al parto sino también luego del mismo. El puerperio es un periodo clave donde la mujer se encuentra ante las dificultades del primer tiempo: la lactancia y sus posibles complicaciones, el reclamo continuo del bebé, el insomnio y los desafíos de volver a encontrarse -muy de a poco- con la pareja.
Es que la llegada del bebé ha conmovido los cimientos de nuestras vidas. Todo parece endeble, por eso es tan importante acompañar a la mamá transitar ese período.
¿Cómo fueron sus experiencia de embarazo y parto? Dos veces fui mamá, es decir dos veces estuve embarazada y vivencié el parto. Cada experiencia fue única e irrepetible, como lo son cada uno de mis hijos. Con mi segundo embarazo estaba más preparada. Yo ya acompañaba a las mujeres a convertirse en madres, con lo cual pude poner en práctica más conocimientos y herramientas que me permitieron vivenciar mi parto como una experiencia maravillosa.
Recuerdo que los médicos pasaban por mi habitación y no podían creer mi estado de relajación. A medida que las contracciones aumentaban yo me encontraba más relajada. Todo se desenvolvió más rápido de lo esperado y sin anestesias. En tan sólo dos horas ya tenía en brazos a mi bebé.
¿Qué le significó la maternidad? Todo. Me cambió completamente la vida. Sin embargo, como a una gran mayoría de las mujeres me costaba reacomodarme, dejar mi trabajo a un lado y ocuparme exclusivamente de mi bebé. En ese momento no había tanta consciencia de lo que significaba para el ser humano el primer tiempo de vida fuera del útero materno. Ahora se reconoce la importancia del cuarto trimestre.
¿En qué consiste ese cuarto trimestre? El embarazo dura tres trimestres, durante ese tiempo se forma el ser humano en su constitución física. Pero el desarrollo continúa aún fuera del útero, en ese cuarto trimestre, donde el nuevo ser sigue desarrollando no sólo su constitución física sino emocional. Ese cuarto trimestre tiene que ser lo más parecido a cuando el bebé estaba en el útero. Por eso es que tiene tanta necesidad de brazos y calor.
A medida que van pasando losdías, los primeros meses, despacito el bebé va adaptándose a la nueva realidad y va cobrando independencia. Se trata de un proceso que necesita tiempo. Mamá y bebé se van adaptando a una nueva vida. Aquí hay una gran diferencia con los animales. Los mismos ya salen del útero caminando, el bebé humano tarda mucho (alrededor de un año) en alejarse de los brazos de la mamá.
Por eso es tan importante que el bebé reciba en ese tiempo crucial muchos abrazos, mucho calor. Las mujeres también necesitamos ser contenidas, como el bebé, en ese período. Recibir amor, para poder brindarlo.
¿Cómo definiría la etapa del embarazo en la vida de una mujer? Es crucial. Mientras la pareja vive sola viven para sí o para elotro. Cuentan con independencia, manejan sus tiempos. Cuando empieza la vida de un nuevo ser todo la atención se dirige hacia él. Ya la vida se transforma en todo sentido. Existen mujeres que desde un comienzo se conectan con el embarazo y otras que tardan un poco más.
Creo que sería interesante que la mujer se "empape" del tema antes de cursar el embarazo.La decisión de tener un hijo es importantísima y merece una toma de consciencia antes de embarcarse. De esta forma es posible que se prepare y viva su embarazo con más conocimiento y plenitud.
¿Cuáles son sus recomendacionespara la mujer que transita su embarazo? Primero que no exagere con sus actividades, que cuide su cuerpo especialmente. Que realice gimnasia, que le ayuda a relajar el cuerpo y tonificarlo para el parto. Tambiénaconsejo que sea fundamental dialogar mucho con la pareja,hacerse espacios especiales para compartir juntos este tiempo previo. Es importante, también, que ambos se informen sobre la lactancia y sus beneficios.
Considero que es bueno que las mujeres compartan con otras pares sus experiencias enriqueciéndose mutuamente. Recomiendo también que las mujeres embarazadas busquen compartir con amigas que tienen bebés y observarlas cómo se desenvuelven. De esta forma, es posible generar estrategias parair conectándose, cada vez más, con su maternidad.
¿Cuál es el rol del hombre en esa etapa? El hombre también debe prepararse para ser padre, contrario a lo que durante mucho tiempo se creyó. Antes se creía que la responsabilidad de cuidar a los hijos era netamente femenina. Hoy, el hombre se instruye con su mujer en lo que significa ser padres. Se prepara con ella, aprende a oxigenarse para acompañar a su mujer en el parto y recordarle las técnicas aprendidas, la ayuda a relajarse, la alienta. El hombre es un gran sostén emocional para la mujer y el bebé. También es protagonista.
Usted ya acompañó a tres generaciones de mujeres a parir ¿Nota cambios en lo que significa el embarazo en el presente con respecto al pasado? Las mujeres sufrieron importantes cambios sociales en su rol. Ya no se quedan confinadas exclusivamente al hogar, desarrollan tareas profesionales, tienen aspiraciones y responsabilidades. Cuando les llega el momento de ser madres, el exterior les exige mucho y les cuesta desprenderse y conectarse consigo mismas. Escuchar su cuerpo y atender sus necesidades en ese momento es muy importante. Es sano, en ese sentido, ser en esa instancia,egoístas…
Mirarse el ombligo, que por algo se muestra más… (Risas.) Claro.
¿Y la medicina cómo concibe el embarazo? Se fueron cambiando algunas concepciones sobre lo que implica que una mujer esté embarazada. Ya no se la considera enferma, pero lejos de considerarla como una persona apta, activa, el médico -en algunas circunstancias- quiere manejar la situación del parto,confiriéndole a la mujer un rol secundario. Cuando ella es la que pone el cuerpo y pare. Hoy en día los médicos están más mecanizados y es común la práctica de cesáreas innecesarias.
¿Cómo es qué sucede eso? Los médicos pueden poner término a un embarazo estableciendo la fecha de "la cesárea programada". La mujer por su parte, acepta desconociendo las causas reales de la inducción o pide la cesárea evitando pasar por la situación de parto asociado con dolor insoportable. Creo que la sociedad se ha vuelto más mecanizada. El desarrollo de la técnica lo demuestra día a día. Pero existen procesos naturales que no necesitan siempre de la intromisión de la técnica para desarrollarse exitosamente. El cuerpo humano es una máquina perfecta. El problema es que lo hemos olvidado…
*Nota: Soy Melisa Lett y fui alumna de Brígida. Mi mamá también lo fue cuando quedó embarazada de mí, allá por el año 1981. En el 2009 participé del curso de psico-profilaxis para el parto y de las clases de gimnasia.
Tuve un embarazo maravilloso, aprendí a reconocerme en una etapa totalmente nueva de mi vida. Me veía hermosa con mi gran panza y con una gran fortaleza para transitar lo que fuera, unida a mi hijo. Tuve un parto natural magnífico.
Conocer la carita de "mi Pietro" (el nombre de mi hijo), tenerlo en mis brazos, amamantarlo, fue una delas experiencias más plenas de mi vida. Puede conocer una nueva forma de amar: la que siente una madre por su hijo.
Es una iniciativa que moviliza al mundo entero entre el 21 y el 27 de mayo. Desde Experiencia Mamá, te acercamos información para que conozcas de qué se trata y sepas cómo podés participar.
Seguramente alguna vez escuchaste hablar del "parto respetado". Estas dos palabras son mucho más que dos palabras: son una bandera, la de la lucha por humanizar el momento del nacimiento. Desde 2004 hasta hoy, una vez por año, durante siete días, esta bandera se enarbola -bien alta y al mismo tiempo- en todos los rincones del mundo.
Esta vez, la Semana Mundial del Parto Respetado (SMPR), tendrá lugar entre el 21 y el 27 de mayo. Conocer de qué se trata la iniciativa es una buena manera de participar y, también, hay muchas otras formas de hacerlo "activamente" porque se organizan distintas actividades en torno a este eje.
¿En qué consiste la SMPR? La propuesta nació en Francia, hace nueve años, impulsada por la Alliance Francophone pour l'Accouchement Respecté (AFAR). La idea es generar un espacio para difundir información, intercambiar opiniones y conocimientos, en definitiva, para crear conciencia a nivel global y promover acciones que favorezcan a la dignidad en el parto. En la Argentina, la SMPR fue declarada de interés nacional por el Senado de la Nación y cuenta con el auspicio del Consejo Nacional de la Mujer.
Un parto digno Humanizar el momento de parir significa respetar la importancia y el valor de una experiencia en la cual la mujer que da a luz es protagonista junto a su hijo/a y la familia que la acompaña, respetando los tiempos que impone la naturaleza en cada caso y dándole al profesional el rol de acompañar, no de intervenir automáticamente.
El parto y nacimiento humanizado implican además, según la Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y el Nacimiento (RELACAHUPAN), erradicar todas las formas de violencia en la atención del embarazo, parto y nacimiento; crear espacios para la participación activa en la elaboración y evaluación de políticas; revisar las tecnologías utilizadas y evaluar las nuevas antes de su incorporación en la atención materno-infantil; entre otras muchas cosas. La Organización Mundial de la Salud cuenta con numerosos informes y guías con recomendaciones al respecto.
Según pasan los años Cada año, la Semana Mundial del Parto Respetado asume un foco diferente y se centra en una temática: "No a la episiotomía" (2004); "Libertad en el movimiento en el trabajo de parto" (2005); "Respetemos los tiempos del nacimiento" (2006); "Nacimiento respetado, una oportunidad para hablar de la acreditación de calidad" (2007); "No separar puede ser vital: contacto inmediato y continuo" (2008); "No a las cesáreas innecesarias" (2009); "Nacimiento traumático, cómo evitarlo – Nacimiento placentero, cómo lograrlo" (2010) y "Nacimiento donde quieras, en la forma que quieras, y con quien quieras" (2011). En 2012, el eje que se plantea es "El nacimiento y la economía".
El debate actual Esta vez, la discusión girará en torno a discernir si un parto humanizado es más "caro" al Estado y cuáles son los intereses económicos que intervienen en el nacimiento, atentando contra la humanización de la experiencia.
En un momento en el cual muchos países desarrollados están en crisis y los subdesarrollados continúan padeciendo las consecuencias de sus golpeadas economías, el derecho al parto digno se vuelve una urgencia. Lo que se busca es generar nuevas políticas para proteger la maternidad como así también, fortalecer las ya existentes.